“Una mujer virtuosa, ¿quién pudiere encontrar? Porque su valor sobrepasa el de las perlas.” Proverbios (Mishlé) 31:10
Mujer virtuosa, criatura del soplo de Di-s, canto de Su consonante resonante; tu piel fue cubierta con el manto de virtudes que esperaba por ti en la eternidad del altar celestial.
¡Oh Creador del universo y de tanta belleza! Tú qué modelaste con las arpas eternas de Tu voz a la dama tejedora de los cielos en la tierra, vasija portadora de vida en la vida, la quisiste crear parecida a Ti. El único ser humano donde aún sigues creando sin cesar, con la arcilla musical preñada de colores de Tu amor consentido, criatura que camina al paso de la danza del viento, piedra preciosa, belleza milenaria que provoca a celos a la más exquisita perla del mar que exclama a toda voz que quiere engalanar su grácil cuello.
Y su pelo como cascada de Salto Ángel parece ser el misterioso guardián, que vela por los cánticos celestiales que se gestan y descansan en el salón de los espejos de su mente.
Mujer virtuosa, hermosa dama de todos los tiempos, abre tus alas, vuela, vuela muy alto, porque las nubes quieren acariciar tu esencialidad con la suavidad de su cuerpo celeste.
¡Mujer virtuosa, el universo espera por ti!
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