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Un proverbio: las aguas

“Aguas profundas son las palabras de la boca de un hombre de grandeza, un arroyo que surge de una fuente de sabiduría.” Proverbios (Mishlé) 18:4

Los ríos de agua viva nos hablan en este día de los presentes sin ausencia y los mañanas con los ayeres de hoy. Hubo un día, Uno que fue, que es, será, y está por venir para culminar lo iniciadocon corona cargada de Rey de reyes y Señor de señores. Él vendrá para continuar con la otra parte de la historia que está por escribirse en las tablas de las almas de toda la humanidad...su nombre: Su Majestad electo Yehoshúa HaMashiaj, quien en su paso por este planeta nos legóésta contundente enseñanza:

“El que tiene emunah en mí, como prometió la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.” Juan (Yohanan) 7:38

La Palabra se sumerge como agua, y se junta con las aguas del 75% que fluye en la cascada de nuestro interior. Por consiguiente, la Palabra se vuelve una con nuestro cuerpo.

“Y lo que el Eterno tenía en su mente se hizo CARNE y tabernaculizó entre nosotros y contemplamos su gloria como la del único en su clase del Padre, lleno de jesed (gracia) y emet (verdad).” Juan (Yohanan) 1:14

Por otro lado, sigamos conectados con la enseñanza que reposa en este proverbio que nosmuestra historias contadas y otras por contar. La fuente de sabiduría creadora desciende a la tierra de la mente Omnisciente del Haba Kadosh. Él elige la persona previamente, antes de viajar en el vientre materno, para cumplir el propósito que más nos atañe o compete en todos los tiempos generacionales. Sin embargo, Él nos enseña que no hemos de mirar la “apariencia” ya que ésta no es buena consejera, y a su vez tuerce el buen juicio, alejándonos así de una decisión justa y perfecta.

Un ejemplo asertivo es el que descansa en los lomos de la Tora: vemos como Hashem elige a un hombre lleno de idolatría y que además no pertenece a su pueblo Israel. No obstante, permite que ese hombre llamado Yitró forme parte y sea protagonista del libro más sagrado de los cielos y de la tierra, como lo es nuestra Santa Tora. Yitró, suegro de Moshe Rabenu, le dio estrategias precisas que Hashem puso en su mente para legislar a los israelitas.


¿Qué pasó aquí? ¿O es que acaso no había en su pueblo un hombre sabio que diseñara la estrategia que debía seguir Moshe Rabenu para estatuir al pueblo hebreo, sin desgastarse física y mentalmente? De ninguna manera; el Eterno que es bueno, con Su gran sabiduría nos da una portentosa enseñanza: y es que no confiemos en el sentido de la vista; es decir, no guiarnos de cómo luce la “apariencia” de la persona.

“Y el Eterno respondió a Samuel: no mires su parecer, ni a lo grande de sus estatura, porque yo lo desecho; porque Adonay no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Eterno mira el corazón.” 1ª Samuel 16:7


Por lo tanto, Hashem nos enseña que todo viene de Él y no de los hombres. Él nos elige con toda una carga de defectos, pecados, idolatrías y viejas vestiduras de iniquidad para cumplir con Su magnánimo propósito. Y mientras estamos cumpliendo con Sus preceptos y designios, Él va enderezando todo lo que anteriormente hemos torcido en nuestras vidas; por ello, la grandeza de toda la creación es la fuente de sabiduría que emana del Haba Kadosh, para llenarnos y preñarnos a cada uno de nosotros de Su excelsa Sabiduría e Inteligencia.

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