“Un caballo está preparado para el día de la guerra, pero del Eterno viene la victoria y la salvación.” Proverbios (Mishlé) 21:31
Galopar bajo las miradas de las miríadas escrutadoras de los ángeles, mientras mi alma cabalga por las cimas de las montañas, forjadas con el silencio de las palabras que escapan de las escarpas de una mente viajera…
Sol y Luna, tu beso nocturno dio a luz a la luz del día, y la noche se hizo luz y el día como noche se opacó, y la noche por vez primera brilló, y se hizo luz. El galopar sobre las nubes del entendimiento nos lleva a conocer más allá del hábitat terrenal, y disfrutar la más valiosa aventura protagonizada por el propio Hacedor de las aventuras equipadas y cargadas de causas y efectos.
¿Y por qué el caballo y no otro animal? Desempolvemos la historia de este enigmático y hermoso corcel, ella guarda aventuras y misterios asombrosos; desde una óptica fisiológica, morfológica e incluso psicológica es una especie única en su clase. Se calcula que este género Equus apareció hace aproximadamente cinco millones de años en lo que hoy sería América del Norte. Y hace unos quince mil años se cree que se desplazaron hasta Europa y Asia a través de los que es hoy el mar Bering, donde hay una superficie de la tierra que comunica a ambos continentes. Los investigadores piensan que la domesticación del caballo pudo comenzar en la Edad de Bronce, alrededor del año 6.000 A.E.C en lo que actualmente es Kazajistán. El caballo fue utilizado como medio de transporte para fines ganaderos, agrícolas, deportes y para la guerra, entre otros. De la especie de caballos, llamados en latín “Equus Ferus Caballus”, se cree que existen más de trescientas razas distintas. Según los estudios, se estima que la población mundial de caballos es de cincuenta y ocho millones de ejemplares, siendo Estados Unidos, China y México los de mayor población. Y el número de caballos salvajes se calcula en unos setenta millones de ejemplares en todo el mundo.
Una de las características más resaltantes del caballo está en sus grandes ojos; y obviamente en toda su estructura muscular y ósea. Cuenta con una visión periférica de 350°, ya que sus ojos están a los lados de la cabeza. Sin embargo tiene dos puntos ciegos, uno que está delante de la cabeza y el otro detrás. En la Edad Media los expertos en la conducta y características de estos corceles, recomendaban armaduras en la cabeza y en el cuello, de esta manera el animal no corría el riesgo de ser herido mortalmente, porque de él dependía la vida del jinete.
Otra característica resaltante de este brioso corcel es que cuando está en plena batalla y ésta arrecia, él no se intimida ni da un paso atrás, no le teme al detonar de la guerra, ni a los gritos; este animal nunca retrocede porque el miedo huye de él.
El caballo es un animal tan especial, que hasta en las Santas escrituras es mencionado, tanto aquí en la tierra como en los cielos.
“Entonces éstas, salieron, y todos sus ejércitos con ellos, mucha gente como la arena que está en la ribera del mar en multitud, con muchísimos caballos y carros de guerra.” Josué (Yehoshúa) 11:4
“Si por causa del Shabat abstienes tus pies de hacer tus deseos en mi día santo; si llamas al Shabat “una delicia”; el santo del Eterno, el honrado, y lo honras al no llevar a cabo tus propios caminos, procurar tus deseos o hablar de cosas prohibidas. Entonces te deleitarás en el Eterno, Yo te haré cabalgar sobre las cimas de la tierra y te alimentaré de la heredad de tu padre Yaacob, pues la boca del Eterno lo ha hablado.” Isaías (Yeshayahu) 58:13-14
El pueblo de Israel experimentó una de las más extraordinarias experiencias cuando, obedeciendo al Eterno, levantó el primer Mishkán portable en honor a Hashem. Dicen nuestros sabios que hubo un animal místico con cuerpo de caballo, con piel multicolor y un cuerno en la frente, llamado en hebreo tajásh (unicornio). Se dice que este animal sólo se vio en este tiempo y ningún otro más, como si se hubiera inmolado haciendo alusión al Mashiaj. Su piel multicolor fue usada como parojet (cortinas) para separar los tres lugares más santos del Mishkán: el Atrio, el lugar Santo y el lugar Santísimo donde reposaba el Arca de la Alianza y donde descendía la Ruaj Hakodesh, la Presencia del Eterno.
“Un gran rey (Yehoshúa) saldrá de él, fuerte como un buey y sus cuernos serán como los del unicornio; con ellos corneará pueblos hasta los confines de la tierra, y ellos son las decenas de miles que exterminará Yehoshúa...” Deuteronomio (Devarim) 33:17
Definitivamente, las evidencias que reposan en las Escrituras son tan contundentes, que nunca cesan, ni dejan de ser escuchadas, ellas son como el pregonero que muy temprano en la mañana van anunciando a viva voz, las noticias más resaltantes e impactantes.
El Eterno que es bueno, conoce nuestras debilidades; sólo Él nos fortalece. Mientras que el caballo siempre está listo para la guerra, nosotros no. Los seres humanos lo hemos experimentado a través de las guerras que han conmovido a la humanidad. Los humanos tenemos una misión compartida con el Eterno, Él nos cuida desde antes de nuestro nacimiento y nos recibe después de la vida; por lo tanto, nuestra parte es enseñar a la humanidad cuanto nos ama y cuanto le amamos, por ello somos los encargados de publicar Sus Maravillas, Sus Bondades y Su Grandeza. Para que todos conozcan realmente quién es el que pelea por nosotros.
“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en tu debilidad.” Código Real (Asofer Hamaljutí) 2da Corintios 12:9
“Entonces dijeron los egipcios: ¡Huyamos de la presencia de Israel, porque el Eterno pelea por ellos contra los egipcios!” Éxodo (Shemot) 14:25
“De ti oh Eterno, es la grandeza, la valentía, el esplendor, la victoria y la majestad. Porque todo lo que está en el cielo y en la tierra es tuyo. De ti es el reinado y eres enaltecido sobre todos los mandatarios.” 1ª Crónicas 29:11
Pero el Eterno en su infinita e incondicional misericordia, no conforme con pelear por ti y por mí, decidió desde la creación hasta hoy, revertir el quebrantamiento del orden establecido por Hashem, por parte de Adam Harishón. Como todos sabemos el Eterno creó a Adam y a Java revestidos de inmortalidad, pero al quebrantar ellos las leyes previamente establecidas y advertidas de parte de Elohim, esto nos condujo a una ruptura con el plan inicial que Adam degradó a mortalidad finita; es decir, dicho de otra manera, la muerte tomó su lugar para convertirlo en un ser mortal-finito.
¿Y para qué necesitamos a Mashiaj? El Mashiaj tiene previamente establecido su intervención aquí en la tierra por orden del Eterno desde antes de la fundación del mundo, para hacer tikum por la caída inminente de Adam Harishón.
En todo el hecho creativo del Eterno, en los seis días mas uno... ¡El Shabat!, el Eterno no habló, ni declaró muerte mientras estaba creando, sólo en estos dos pasajes lo hizo: “Porque el día que comáis de él morirás.” Génesis (Bereshit) 2:17 ¿Por qué? Porque la muerte fue consecuencia de una causa iniciada por Adam Harishón, marcada y sabida por el Eterno antes que Adam viniera a la existencia; la caída del primer hombre inmortal que apeló a su libre albedrío y cambió su vida, la inmortalidad por la mortalidad, dando paso a la muerte para negociar con ella. Y por consiguiente heredada por toda la humanidad hasta el día de hoy...
Veamos que nos dice este pasaje dentro de otro pasaje, pasajes inextricables con nuevos lenguajes sumergidos en las elevadas aguas vivas...
¿Qué hay detrás de esta palabra muerte que nos compete? La palabra muerte en hebreo es מוות (Mavet-muerte) tiene un valor gemátrico extendido de 452 y comprimido de 2. Ahora bien, por un lado la palabra muerte tiene un valor gemátrico de 2 que nos remonta a los dos mundos paralelos que los habitantes de este planeta vivimos. Estos mundos son: el planeta tierra que representa el plano físico y el plano espiritual de donde venimos y a donde regresaremos usando el vehículo de la muerte. Simboliza también las dos primeras criaturas de la creación; Adam y Java.
Al principio la muerte no era inherente en nosotros, ya que fuimos creados con el sello de la vida eterna. Curiosamente חי (Jai) que significa vida en hebreo, cuyo valor es 18, cuenta con una grafía que connota y denota un portal o una puerta ח de tres lados que separa un mundo del otro, acompañado por una י (yud) que es la letra más pequeña del Alef-Bet y representa entre varias acepciones, a uno que va a entrar o atravesar el umbral de un mundo a otro mundo. Este valor de 18 de חי (Jai-vida) encierra en sí la eternidad en ambos mundos, ya que si sumamos 1+8=9 para el mundo hebreo, este número representa la verdad porque al multiplicarlo este se reproduce a sí mismo porque él es infinito, ya que siempre el resultado será 9 recordándonos la vida eterna.
“El pequeño será por miles, y el menor una nación poderosa. Yo soy el Eterno, en su tiempo la apresuraré a la salvación.” Isaías (Yeshayahu) 60:22
Sin embargo, existe Uno que ha hecho tikum por Adam, y es el Mashiaj esperado por el pueblo de Israel y el mundo. Pero, como todo el pueblo de Israel lo establece, confirmándolo cada día y sustentado en la Tora: La vida חי (Jai) prevalece sobre todo, aún sobre la Tora. Dicho de otra manera; entre LA VIDA vs LA MUERTE, prevalece la vida como quedó establecido con nuestro Santo Ribi, su Majestad Yeshúa HaMashiaj, cuando vino como Mashiaj ben Yosef, cumpliendo con su rol sacerdotal. Una vez más, podemos observar que la vida prevalece sobre la muerte... ¿Y por que? Porque hubo uno que estableció un pacto perpetuo con el Eterno de entregar su vida por decisión propia para hacer tikum por la caída del primer hombre, y así de la misma manera y por efecto diametral a toda la humanidad. Pacto perpetuo que será completado, sólo en el tiempo establecido por Hashem y nadie más; sustentado en los dinteles de la Tora, los profetas y el Asofer Hamaljutí.
Así quedó consolidado por el Eterno, a través de nuestro Santo Ribi, su Majestad Yeshúa HaMashiaj, cuando vino como Mashiaj ben Yosef, cumpliendo con su rol sacerdotal. El mismo que fue levantado de entre los muertos al tercer día por Hashem y subido a los cielos de donde descenderá nuevamente a la tierra para terminar su último rol; el monárquico. Entonces, se verá cumplido el primer propósito restaurado, el primer diseño que Elohim estableció desde Adam; devolvernos la inmortalidad que nos fue quitada por causa de los devenires insostenibles de una desobediencia contaminada de miedo, embarazado de mentiras milenarias, pero recuperada nuevamente por el Eterno, a través de Yeshúa HaMashiaj.
“Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo: el Ben Adam.” Juan (Yohanán)3:13
Al Eterno le plació asignarle al Mesías tres de los cuatro caracteres que conforman Su Nombre Sagrado, inefable e impronunciable, los cuales determinan Su carácter que se hace uno con el Mesías y el Mesías con Él, porque Su Nombre es sobre todo nombre y está en el Mesías, por lo tanto, como está escrito en las Sagradas Escrituras:
“Por lo cual También Di-s lo exaltó hasta lo sumo, y le dio el Nombre que es sobre todo nombre. Para que en el nombre de Yeshúa se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese para la Gloria de Di-s Padre, que Yeshúa el Mashiaj es el Adón.” Filipenses 2:9-11
“¿No tenéis emunah que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta; sino el Padre que mora en mí, Él hace las obras.” Juan (Yohanan) 14:10
Además la Tora lo confirma cuando dice:
“¿Quién subió al cielo y descendió? ¿Cuál es su nombre y el nombre de su hijo, si sabes.” Proverbios (Mishlé) 30:4
Cuatro son los caracteres del Nombre Sagrado del Padre celestial y tres de sus caracteres le fueron asignados al hijo. El nombre del Eterno יהוה tiene un valor gemátrico de 8, y el nombre de nuestro Ribi, el Mashiaj Yeshúa ישועה un valor de 4. Cuando sumamos los cuatro caracteres del Nombre del Eterno y los tres caracteres que le dio al nombre del Mashiaj, tendremos como resultado el número poderoso; 4+3=7 que alude a los 7 días de la creación.
Y si sumamos el valor del Nombre inefable que es 8, y el nombre de Yeshúa que es 4; el resultado será 8+4=12=3 y si a su vez lo sumamos con 7 que es la suma de los caracteres que conforman el Nombre inefable y el nombre de Yeshúa (Salvador) el resultado sería 7+3=10.
Pero 10... ¿Por qué 10? Porque el nombre del Eterno comienza con la letra י (yud) que tiene valor gemátrico de 10 y es la decima letra del alfabeto hebreo. Las diez fuerzas cósmicas que el Eterno diseñó, las diez Sefirot donde mora en medio de nosotros, lugares que nos son revelados como los mundos invisibles a nuestros ojos y sabiduría para discernir en este mundo visible. Los Aséret Hadibrot (diez mandamientos), los diez judíos que se necesitan para juntar miniam y poder sacar los rollos de la Tora. Y como todos conocen, cuando se hacen análisis gemátricos, los “ceros” tanto a la izquierda como a la derecha no cuentan; por lo tanto, el 10 es ejad (Uno) parte de la oración que es la base del pueblo de Israel y que todo judío recita en la mañana y en la noche, como también en el momento de partir de este mundo... ¡Shema Israel, Adonay Elohenu, Adonay Ejad! ¡Oye Israel, el Eterno nuestro Eloha, el Eterno Uno es!
“Un caballo está preparado para el día de la guerra, pero del Eterno viene la victoria y la salvación.” Proverbios (Mishlé) 21:31
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