Un proverbio: Gacela mía.

“La sabiduría divina, es como cierva amada y graciosa gacela, sus pechos te saciarán en todo momento. En su amor estarás ocupado siempre.” Proverbio (Mishlé) 5:19

Tu mirada, es como la mirada de un ayer que nunca existió; pero... ¡estaba allí! Celosa como amante fiel, amamantas los pensamientos destetados del saber. Con tu cauteloso y elegante caminar de gacela enamorada, te paseas por los bosques encantados preñados de la savia de tu entendimiento.

Deja amada mía que tu mirada acaricie mi mirada, y que mis verbos despierten frente al manantial de tus aguas sapienciales, que tus decires infinitos y mi cuerpo ávido de ti, se sumerja en la placenta del tiempo, para que se esconda en las multiformes paredes de las habitaciones del templo de tu Sabiduría. 

Oh hermosa dama de los recuerdos inminentes, memoria del futuro que regresó montada sobre las crines del firmamento. Pasado del diapasón que, con tu sonido atemporal, te vuelves futuro; y tú; perpetuo presente, siempre ausente del mañana y del ayer, fúndete en la historia que nunca se escribió, y que ya se vivió.

Acércate amada mía, que quiero percibir la fragancia quimérica de tus pensamientos. Déjame besar tus labios empapados de miel de Sabiduría, y escuchar la poesía de los colores con que se viste cada palabra llena de versos, rimas, metáforas, poemas, prosas y cuentos de los encuentros con el Escultor que modela con voz activa la arcilla de la vida...

Amada mía; gacela mía, enséñame a beber los amores del amor de Aquél, que creó el amor y embriágame con él, calma la ausencia de las aguas que languidecen mi existencia, porque estoy muriendo de sed de amor por Él...