top of page

Un proverbio: Entre el cielo y la tierra

Actualizado: 30 may 2023

“¿Quién ha subido al cielo y bajado? ¿Quién reunió viento en sus puños? ¿Quién ató agua en el manto? ¿Quién erigió todos los extremos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y cuál es el nombre de su hijo, si lo sabes?” Mishlé (Proverbios) 30:4

“¿Quién ha subido al cielo y bajado?” Esta pregunta parece escaparse de los confines territoriales de la lógica humana, ella nos reta y a su vez logra alcanzar el silencio del sentido común. Por ende, se hace necesario echar mano de ese discernimiento que nos fue insuflado cuando fuimos creados. Somos las únicas criaturas con entendimiento; entes pensantes que mediante la inteligencia podemos percibir y ver más allá del rango de nuestros sentidos. Te invito a que entremos en materia.


Sí el proverbio al inicio se refiriera al Eterno, el verbo diría primero: ¿Quién ha “bajado”? Y no, ¿Quién ha “subido”? ¿Por qué? Porque la morada del Eterno está en lo “alto”, por lo tanto y si apelamos al sentido común, este nos llevará a la sindéresis de que Él “desciende” de Su trono a la tierra y luego “asciende”. Detengámonos un momento y revisemos qué nos dicen las Escrituras:


“El Eterno en el cielo ha preparado Su trono, y Su reinado sobre todo gobierna.” Salmo (Tehilim) 103:19


Aquí vemos una vez más que las mismas Escrituras evidencian con contundencia, como se confirman y se abrazan entre ellas. Legado del Eterno que nos dejó por escrito en el Libro de las verdades de fuego; como el amanecer de un nuevo día, verdades que no declinan, escritas sobre piedra de zafiro con la llama de Su dedo.


Retomemos nuevamente esta maravillosa estructura literaria rebosada de misterios que se derraman delante de ti. Entonces: ¿Quién ha subido al cielo y bajado? Obviamente este proverbio nos habla de un ser humano que vivió aquí en la tierra y luego “subió”, para más tarde, en su tiempo, bajar.

Desempolvemos la historia que cabalga en las Santas Escrituras, para que sea ella y no nosotros, que devele a qué hombre se refiere este Mishlé. Por un lado tenemos a Enoc; el Eterno lo llevó en vida a los cielos. Así también, el profeta Elías fue llevado a los cielos en vida, sin haber experimentado la muerte física.


“Y Enoc anduvo con el Eterno, y despareció porque Hashem, se lo llevó.” Génesis (Bereshit) 5:24


“Sucedió que ellos estaban caminando y hablando, y he aquí un carruaje de fuego, y caballos de fuego que se pararon entre ambos; y subió Elihau en un huracán hacia el cielo.” 2da de Reyes (Melajim) 2:11


Ambos, Enoc y Elihau “subieron” pero no “bajaron”; al igual que Moshe Rabenu, quien también fue llevado al cielo. Pero aún así, sigue sin cumplirse en estos casos, la profecía del Rey Shlomo cuando el dice de “subir” y “bajar”. Entonces, ¿a qué persona hace alusión esta experiencia, que parece ella misma velar la identidad del personaje?

Por lo tanto, se hace necesario zambullirnos en las aguas eternales de la Tora y pescar con nuestras propias manos al protagonista de esta escena exegética que carga consigo una alforja repleta de misterio de misterios. Es justo y necesario apuntar y apuntalar hacia el único personaje que recorre todas las Escrituras, aquél que en tan sólo tres cortos años, logró partir la historia de la humanidad en un “antes” y un “después”; el único de todos los rabinos que califica con evidencias tangibles para ostentar el título de Mashiaj; el esperado para el pueblo de Israel, el resto del mundo y toda la creación.


Demos un vistazo a una pequeña parte de las evidencias sustentadas en la Tora, los profetas, los salmos, proverbios, Guemará (Talmud) y el Asofer Hamaljutí o Código Real y en la ciencia...


“He aquí como un águila subirá, volará y extenderá sus alas sobre Botsrá, y estará el corazón de los valientes de Edom en el día aquel, como el corazón de una mujer oprimida.” Jeremías (Iermiyahu) 49:22


Nuestro Santo Ribi, Yeshua HaMashiaj, se encuentra reflejado en este proverbio y confirmado por esta escritura del Código Real:


“Y los sacó fuera hasta Betania y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado “arriba” al cielo.” Lucas (Hilel) 24:50


La lectura que antecede nos evidencia de la ascensión de nuestro Santo Ribi, su Majestad el Melej HaMashiaj quien fue elevado a los cielos por el Abba HaKadosh. Es decir, el Mashiaj elegido por el Eterno “subió” después de ser resucitado al tercer día. Fue “subido” al Reino de los Cielos y luego fue “enviado-bajado” nuevamente a la tierra durante cuarenta días para enseñar a sus discípulos lo concerniente al Reino de los Cielos.


Definitivamente estas evidencias nos remontan a las profecías que hoy se cumplen y que han estado allí esperando por miríadas de años para dejar escapar nuevamente su voz silente que reposa en los códigos encriptados de la Tora...


“Y Yohanán vio la Presencia Divina que descendía sobre Yeshua en forma de paloma. Y se oyó una voz desde el cielo que decía: Este es Mi hijo el amado, aquel en quien mi alma ha encontrado complacencia.” Mateo (Mattityahu) 3:16-17


¿Cuál es su nombre? Su Nombre es sobre todo nombre יהוה, su número gemátrico es 8 y 8 es el mismo infinito en forma horizontal ∞. Los 72 nombres de Elohim, al sumarlos entre sí 7+2 da como resultado 9 y 9 es el único número que multiplicado por cualquier cifra y luego su resultado sumado entre sí, siempre dará 9. Por ello, los científicos de este siglo lo llaman el número “perfecto”.


Finalmente veremos otra evidencia poderosa que reposa en el silencio estridente de Su Palabra, donde se esconde el verdadero Mashiaj escogido y elegido por el Eterno:


“Una noticia he oído de parte del Eterno, que un mensajero a las naciones está enviando, para decir agrúpense, vengan contra Edom y levántense para la guerra.” Jeremías (Iermiyahu) 49:14


“Cuando haga llegar el momento lo sacaré apresuradamente de sobre ella, quien fue elegido por mí, contra ella enviaré a castigar.” Jeremías (Iermiyahu) 49:22


En estas escrituras Hashem nos da la clave y nos muestra al Mashiaj escogido y develado por las matemáticas gemátricas del idioma hebreo. Empecemos por la palabra Mashiaj משיח cuyo valor gemátrico comprimido es 7. Ahora escogeremos la palabra “elegido” de la lectura de Jeremías 49:22 Nivjar נבחר cuyo valor es 8. Recordemos que 8 es también el valor de uno de los nombres del Eterno יהוה que alude a que fue Él quien escogió al Mashiaj para el pueblo de Israel y el mundo entero. Sigamos adelante con el nombre de Yeshua ישועה y su valor es 7, curiosamente o dioscidencialmente el valor de Mashiaj también es 7. Es decir, el cielo mismo nos muestra que Mashiaj-Yeshua, ambos tienen el mismo valor gemátrico y si los sumamos entre sí 7+7=14=5 y juntos apuntan irreversiblemente a los 5 libros de la Tora.


Ahora bien, revisemos en hebreo la palabra “enviado” que encontramos en Jeremías 49:14 y que nos señala el camino como un farol de luz en medio del altamar de las aguas de arriba y las de abajo. “Enviado” en hebreo es Nishlaj נשלח y su valor gemátrico es 10; 10 hace énfasis en Shavuot cuando el Eterno hace entrega de los diez mandamientos o Aséret Hadibrot, donde están registradas todas las evidencias de quien es el verdadero Mashiaj elegido por Hashem y no por los hombres. Pero quisiera enfatizar que las evidencias no son sólo exteriores tanto en este mundo como en el mundo invisible, lugar de nuestras almas, sino en el mundo donde reposan las diez emanaciones o Sefirot, que el profeta Elihau de bendita memoria profetizó. Diez fuerzas cósmicas donde el Eterno guía los mundos supraterrenales; ellas se manifiestan cada una conforme a su rol u orden, son las “entidades corporales” que residen dentro de nuestro cuerpo físico y espiritual, donde la Shejina desciende y mora “en medio de nosotros” como así Lo estableció y lo declaró al mundo entero.


¡Yo soy el Eterno que hago todo esto! Isaías (Yeshayahu) 45:7



341 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page