“Los labios serán besados del que contesta palabras adecuadas.” Proverbios (Mishlé) 24:26
Tus labios untados con la miel que destilan tus besos ancestrales, bebidos del Libro de los amores eternos.
Que no se aparte de mí el fuego de tus besos trovadores, que cantan el aroma de Tu aliento, soplo de alas que elevan la vida.
Tus palabras enamoradas se visten de gala cuando me susurras al oído Tus amores escondidos, en la habitación de Tus pensamientos sin olvido.
No me dejes amor mío, porque mi alma se marchita y se seca en medio de la soledad del desierto incierto. No me dejes sin Tu Shejina, porque me he hecho adicto a Ti, me he vuelto un dependiente compulsivo de Tu Presencia.
Enséñame a cabalgar sobre los lomos del unicornio de Tu Palabra, que atraviesa los campos inmutables de las historias del ayer que se mudan al hoy, y la esperanza del mañana que no espera por ser hoy...
Un beso Tuyo es un beso superlativo impregnado de arquetipos inveterados, que sublimizan los más altos estándares de la creación misma; es una exquisita fragancia más allá de la esencia del Ketoret, porque es Tu Ruaj insoslayable e inmutable que nos regala la más anhelada Presencia.
Un día como hoy, a nuestro primer redentor Moshe Rabenu, le fue asignado de parte del cielo el día y la hora de su partida de este plano terrestre. Cuenta el Midrash Petirat Moshe, que cumplida su tarea de conducir al pueblo a la tierra prometida le es reclamada su vida por Hashem. Moshe no entiende ni acepta la sentencia Divina, y usa todos sus argumentos para convencer al Eterno de lo contrario; y aunque la tradición afirma que no hubo hombre más humilde que él, aquí se nos revela como un hombre arrogante, exhibiendo sus méritos y declarándose más justo que todos los hombres que lo precedieron, y llegando incluso a acusar a Di-s de actuar injustamente con él. Moshe argumentó, oro, suplicó, pero el Eterno con paciencia y amor lo llevó a la aceptación de la voluntad Divina. De manera que cuando Moshe estuvo dispuesto a entregar su alma, ningún ángel fue capaz de llevársela, así que fue el mismo Hashem quien, con un beso de Su boca, se la arrebató y dio sepultura a su cuerpo, en un lugar que ha permanecido oculto hasta nuestros días.
El día que decidas mi partida de este plano tangible, sólo con un beso Tuyo me iré... Porque si lo hiciste con Moshe, también te ruego que lo hagas conmigo, con mi familia y con toda la humanidad...
Porque Tu Palabra en complicidad conmigo, un día me dijo: que todo lo que en ella está escrito, es una predicción que se hace rema y realidad el día de hoy, que lo que sucedió ayer puede hacerse realidad y lo repetirás y cumplirás hoy; como promesa perfecta y absoluta...
“Se seca el heno, se marchita el brote; pero la palabra de Di-s nuestro se mantendrá eternamente.” Isaías (Yeshayahu) 40:8
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