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Un proverbio: El Arpa

“Hijo mío, mi ley no olvides, y mis preceptos guarde tu corazón. Porque tendrás prolongamiento de días, y años de vida y paz se aumentarán para ti. Favor y verdad no te abandonarán, átalas sobre tu garganta, escríbelas sobre la tabla de tu corazón.” Proverbios (Mishlé) 3:1-3

¿Por qué el Eterno, quien es bueno, nos dice en este maravilloso proverbio que estudiemos sus preceptos y que hagamos de ellos, rema en nuestros corazones? Porque el mismo que nos insufló la vida, es el mismo que nos dice en el gran libro de la verdad; la Torah, que allí conseguiremos las respuestas que nuestra mente escruta y pregunta constantemente. Por tanto, hurguemos en el océano de sabiduría donde los arquetipos del Alef-Bet se sumergen en las más profundas elevaciones del saber.

Hashem, como Padre nuestro, vela y cuida de cada una de Sus criaturas, aconsejándote a través del conocimiento que se perpetua en Su contundente sabiduría para rebosarnos de ella, tanto en este plano terrenal, como en el plano espiritual, haciéndonos penetrar a ese imperecedero mundo que sólo lo podemos ver con los ojos del alma, donde Su Shejina se vuelve UNA con ella...


¿Cómo es posible que pueda existir tanto poder escondido en los cinco libros de la Tora, en los Profetas, en los Salmos y Proverbios y en el Asofer Hamaljutí, tan solo por el querer y el hacer del Amo del Universo? Las leyes naturales que rigen este mundo, se someten a Su majestuosa voluntad que mediante Su palabra sellada en los rollos de la Tora, todas las leyes por Su causa, se inclinan ante ti.

El Eterno también nos recuerda en este dulce proverbio, que prolongará tu vida y la mía por muchos días y años, para que disfrutes y viajes con tu equipaje lleno de propósitos por cumplir aquí en este hermoso planeta azul. El Eterno que es bueno, como legado nos lo dijo a través de Moshe Rabenu: “Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que Yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor, tu Di-s, te da para siempre.” Deuteronomio (Devarim) 4:40


La paz nunca te faltará, y Su gracia y favor hablará en el silencio eternal de Su Presencia; por ello, Su Shejina siempre ira delante de ti. “He puesto a Adonay delante de mí siempre” Salmos (Tehilim) 16:8


Entonces la palabra del Eterno se mudará dentro de ti y el arpa de tus cuerdas vocales entonarán la más exquisita melodía, que volará con las alas del viento surcando los cielos para invitar a la eternidad... Sin embargo, recuerda esto, guarda la Palabra en la caja fuerte de tu corazón y déjala escapar desde la bóveda de tu boca para todo aquel que tenga hambre y sed.


“...porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Hilel (Lucas) 6:45

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