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Un proverbio: Aguas vivas

Actualizado: 7 jul

“Aguas profundas son las palabras de la boca de un hombre de grandeza, un arroyo que surge de una fuente de sabiduría.” Proverbios (Mishlé) 18:4


Cascadas de Salto Ángel descienden de las vetustas montañas amazónicas, aguas de arriba que cantan al amor por las aguas de abajo, un encuentro que se sella y se funde en un uliginoso y vertical abrazo....

 

Aguas que silencian la sed de los destinos estériles. Formas solventes que se adaptan y toman nuevas conformaciones que dictan los envases, sin perder su multiforme y transparente componente. Aguas benditas que recibieron el don de la creación por el Hacedor de ellas, mientras que su sigiloso oleaje danza al compa del vals de las mariposas, que va creando un indescriptible mundo marino en las profundidades de las aguas, donde las nuevas criaturas dejan de ser increadas, para ser creadas por la onda sinfónica que convierte la soledad del mar en una colonia de aguas vivas...

 

“Y dijo Di-s: Produzcan las aguas enjambres de criaturas vivientes y aves que vuelen sobre la tierra, sobre la faz de la expansión de los cielos. Y creó Di-s los grandes cetáceos (taminim-dragones) y todo ser viviente que anda arrastrándose, que las aguas produjeron en abundancia, según sus especies...” Génesis (Bereshit) 1:20-21

 

Historias que se escriben con la transparencia de las aguas sustanciales de la vida...de vuelta a la vida. La inmersión envolvente que te regresa a la placenta espiritual y te redime de los avatares incongruentes que quieren dormir tus sueños despiertos; sueños inconmovibles que juntan las aguas elevadas con las aguas descendientes para convertirte de un envase vacío, a una vasija plena de virtudes tempranas y tardías.

 

“...un hombre de grandeza, un arroyo que surge de una fuente de sabiduría.”

 

Hombre que en el inicio de los tiempos moraba en las habitaciones de la Mente Infinita de Aquél que todo lo sabe antes de saberlo. El mismo que dejó refrendado en la Tora el nombre del Mesías que reposa en los primeros capítulos de Bereshit (Génesis). Sí; allí está encriptado el nombre de nuestro Santo Ribi, su Majestad electo Yehoshúa HaMashiaj. Búscalo y lo encontraras reposando desde tiempos inmemorables y gritando a los seis vientos: ¡Heme aquí!

 

Y por si tienes dudas... ¡Helo aquí! Ahora bien, pasemos a escrutar las aguas del conocimiento que descansan en los mares elevados de las Sagradas Escrituras. Tomemos como referencia las siete primeras palabras de la Tora, que, como cofre de tesoro por descubrir, espera pacientemente que tú lo abras y lo atesores en la mente, en tu cuerpo, en el alma, pero, sobre todo, en la habitación íntima de tu corazón.

 

“En el principio creó Di-s los cielos y la tierra.” Génesis (Bereshit) 1:1

 

En este punto se hace necesario dar un vistazo en el lenguaje literario para sumergirnos en él, y sacar a flote el silogismo equidistante que nos lleva a descubrir un mundo dentro de otro mundo, dos mundos en uno, o uno en dos; pero a la vez ambivalentes donde su estado atómico depende de la relatividad de tu punto de vista; es decir, consolidar ambas dimensiones: macho y hembra; uno que da, y otra que recibe, cóncavo y convexo, pero semejante a la vez...


En este pasaje de las siete palabras que conforman el comienzo del primer libro de la Tora -Bereshit – Principio, vemos como el Eterno nos enseña a navegar en las aguas de Su Palabra. Como dato curioso, el Eterno desde el comienzo creó y usó los elementales: aire, tierra, fuego y agua, como herramientas de carpintería cósmicas milenarias para crear los hemisferios y universos, firmamentos creados e increados, creaciones conocidas y desconocidas desde tiempos incontables e impredecibles, donde todo lo tangible que existe en este planeta tierra fue hecho desde un mundo intangible, un mundo espiritual, un mundo invisible.

 

“En el principio creó Di-s los cielos y la tierra” Génesis (Bereshit) 1:1

 

Este versículo comienza con la palabra בראשית Bereshit - Principio, cuya segunda letra es ר (Resh), esta letra alude a la palabra Rosh (cabeza) ¿Por que?  Veamos que nos muestran los códigos y formas que ascienden y descienden, siendo las más bajas la angular, o sea la terrestre o corpórea; mientras que las formas más altas son la circular, llamada circular-perpetua. Sin embargo, la forma siguiente es la vertical o espiral-perpetua, o lo que es lo mismo, la celestial-perpetua. La verticalidad que nos atañe en este contexto es la espiral-vertical que es como un cordón cuya punta se desprende de un gran ovillo terrenal, que según sea su movimiento, este va ascendiendo hasta alcanzar lugares en los cuales los códigos emocionales y exponenciales van más allá de los umbrales del conocimiento racional, donde “...mil años delante de tus ojos son como el día de ayer que pasó, y como una de las vigilias de la noche.” Salmo (Tehilim) 90:4    

 

Los humanos somos la “verticalidad”, únicas criaturas que caminamos erguidos porque nuestra rosh (cabeza), en señal de conexión y relación, siempre apunta a lo alto para recibir todo buen pensamiento que desciende del Aba Kadosh. Tal vez estás pensando que no somos los únicos, ya que los primates tienen la facultad de pararse en dos patas; sin embargo, normalmente caminan en cuatro patas, ya que esta es su condición natural animal; no humana.


El hombre con su porte vertical representa a letra ו (Vav), sexta letra del alfabeto hebreo, que alude al sexto día de la creación, día en que fue creado el hombre y la mujer. Pero también la letra ו representa la forma del clavo y el madero donde fue clavado el Mashiaj Yehoshúa.

 

Sigamos adelante con las reflexiones y el orden de las siete palabras. Ahora tomaremos la palabra ברא Bará - creó, si la reorganizamos podemos develar “el lenguaje oculto” que el Eterno guardó para ti y para mí, en estos tiempos aciagos...


Si separamos las grafías de la palabra Bará, descubrimos en ella la palabra “Hijo” (Bar - בר) y la última letra א (Alef) de esta palabra, viene siendo la primera letra del Alfabeto hebreo que es “el comienzo”, “el primogénito”. La siguiente de las siete palabras es אלהים Elohim -Todopoderoso.

 

Abordaremos ahora, la subsiguiente palabra (את- a), la cual es una preposición que son la primera y la ultima letra del Alef-Bet; Principio y Fin.

 

La próxima palabra que encontramos en este arado en el mar del conocimiento de nuestro Padre de los cielos, es la palabra השמים Hashamayim - los cielos, donde descubrimos la primera letra ה (Hei - Hevel -Aire). Si partimos la palabra השמים en dos, obtendremos la palabra מים (Mayim - Aguas); las aguas que están en los cielos detrás del firmamento y las que están aquí en la tierra en sus profundidades. En las siguientes grafías nos encontramos con ואת (Veet - y la), tomaremos aquí la letra א que es la primera letra de la palabra fuego (אש - esh).

 

Ahora bien, tomaremos la última palabra de las siete que dan inicio a nuestra Sagrada Tora, הארץ Haáretz - tierra. Lugar donde se suceden todos los acontecimientos terrenales-espirituales contados y narrados por el ÚNICO libro donde reposan y encuentras todas las RESPUESTAS a todas las PREGUNTAS de los cielos y la tierra...

 

Sigamos remando para adentrarnos en los bosques marinos de estas aguas que no mueren... ¡Las aguas vivas!

 

Ahora vayamos nuevamente a la palabra HASHAMAYIM (los cielos - השמים) y Veet (y la - ואת). De tal manera que, cuando empezamos a mover las grafías que componen estos dos cuerpos gramaticales, entonces descubrimos un mundo dentro de otro mundo: cóncavo y convexo.


Por lo tanto, divisaremos entre los cielos y la tierra el Nombre que tiene tres de las grafías del Nombre Inefable יהוה que le fue otorgado por Hakadosh Barujú a Yehoshúa Hamashiaj.


De la palabra Hashamayim השמים - los cielos, se desprende el nombre de YEHOSHUA יהשוצ (יהוה), como también la palabra MASHIAJ (Mesías - משיח). Mientras, por otro lado, ואת (Veet - y la) la letra vav ו, completan el nombre del Tzadik de los tzadikim, anunciando “la verticalidad” del factor humano de cuya “cabeza” (Rosh) descienden los pensamientos de Aquél que todo lo sabe y lo deposita en el jardín de los pensamientos de todo ser humano para regenerarnos constantemente: “... y renovaos en el espíritu de vuestra mente, ...” Efesios 4:23

 

Vayamos al versículo 1:7 de Génesis-Bereshit que dice: המים אשר מעל לרקיצ “Las aguas que están por encima del firmamento”. La palabra MEAL (מעל - por encima), cuya letra inicial מ nos muestra que el Rey (Melej) el Mesías Yehoshúa, está por encima del firmamento. Y la letra ע (Ayin - ojo), habla de aquel que ve a lo lejos, el Nazir Yehoshúa, el Primogénito esperado por Su pueblo escogido Israel y para todas las naciones del mundo.

 

Finalmente estructuraremos el lenguaje imbuido en estos versículos, que anuncian a los seis vientos la grandeza del Di-s Altísimo, como lo estableció aquí en la tierra desde tiempos remotos. De esta palabra השמים (los cielos), se derivan dos palabras מים (aguas) y la raíz de la palabra הש (השקפת - Hashcafat), es decir, “concepción en las aguas”.

 

Tomemos toda esta estructura gramatical-exegética y, como parte de un gran rompecabezas, unámoslas, como dice nuestro Santo Ribi, su Majestad Yehoshúa HaMashiaj: “...para que todos sean una UNIDAD, como tú, Padre en mí y yo en ti; que también ellos sean una unidad perfecta con nosotros, para que esta edad presente, crea que TÚ ME ENVIASTE”

 

Ahora leeremos lo que nos arrojó este análisis psico-crítico-exegético en este corto pero contundente versículo:

 

“En el principio la Ruaj-cabeza, sin principio, ni fin, creó al Nazir, el Hijo Primogénito, el que ve a lo lejos; con agua, fuego, tierra y aire. De la concepción en el cielo y de las aguas vivas creó y creó – se repite Bará dos veces – para hacer énfasis en los cielos y la tierra, en Yehoshúa y su título HaMashiaj, quien está por encima del firmamento y le fue otorgada la orden monárquica como Rey de toda la tierra”.

 

Finalmente, haremos un sencillo análisis gemátrico a partir de los versículos protagónicos que engalanan este escrito: Génesis-Bereshit 1:1 y 1:7


Seleccionaremos las primeras letras de las siete palabras del primer versículo y luego tomaremos las ultimas letras de cada palabra para así destapar el cofre del conocimiento que Hashem guarda para cada uno de nosotros. Y ¿Por qué así? Porque así está escrito: “Los postreros serán los primeros, y los primeros postreros.” Mateo (Mattityahu) 20:16 


בראשית  ברא אלהים את השמים  ןאת  הארץ

“En el principio Di-s creó los cielos y la tierra.”

  5  +  6  +      5 + 1    +   1  +  2      +     2  =  22

 

El resultado 22 alude al Alef-Bet (Alfabeto Hebreo) que consta de 22 letras, como también al sumarlo 2+2= 4, apunta a los cuatro elementales: aire, tierra, agua y fuego.

 

בראשית  ברא אלהים את השמים  ןאת  הארץ

"En el principio Di-s creó los cielos y la tierra".

90 + 400 + 40  +  400+40   +  1   + 400 =  1.371 = 12

 

Este resultado nos describe a las 12 tribus de Israel que el Eterno escogió como su pueblo amado. Ahora, si sumamos ambos resultados, 22+12 obtendremos el maravilloso número 7 que hace alusión a los seis días de la creación más uno: ¡Shabat! Día de reposo, terapia del cielo para toda la humanidad.

 

המים  אשר  מעל  לרקיע

  “Las aguas que están por encima del firmamento.”

       30 + 40   + 1    +   5  =  76 = 13 = 4

 

La suma del valor gemátrico comprimido de las primeras letras de cada palabra de este versículo, nos da como resultado el numero 4, que nos describe los 4 puntos cardinales que identifican al planeta tierra.

 

המים  אשר  מעל  לרקיע 

 “Las aguas que están por encima del firmamento.”

70   +  30  + 200 + 40  =  340 = 7

 

Este número 7, como resultado de la suma de las ultimas letras de cada palabra en este versículo, nos lleva a pensar en los 7 cielos, los 7 brazos de la Menorá, las 7 notas musicales y el séptimo día, día de reposo: Shabat.

 

Pasaremos ahora a sumar el resultado gemátrico comprimido de este último versículo: 4 + 7 = 11 = 2 que representa los 2 mundos: el terrenal y el Olam Haba o mundo espiritual.

 

Así mismo procederemos a sumar los resultados finales de ambos versículos que son: 7 + 2 = 9. El numero 9 nos recuerda el tiempo de gestación de una criatura humana en el vientre materno; 9 también nos habla del infinito, ya que este es un número que los científicos de este siglo le llaman el numero “perfecto” porque es el único número que al ser multiplicado por cualquier otro numero su resultado siempre será 9.

 

Si observamos el numero 9 desde arriba, ya no veríamos un 9, sino que veríamos un 6. El número 6 hace una alusión precisa del 6to día, día que fue creado el hombre, varón y hembra los creó. Y ¿Por qué tenemos que ver el número 9 desde arriba? Porque escrito está: “Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra...” Hechos 2:18  

 

El número 9 es la espiral-vertical, como el ovillo que su punta apunta al cielo como también apunta abajo, recuerda que como factor humano, como dijimos antes, representamos la verticalidad que constante y naturalmente conectamos con el cielo. Hagamos una pequeña prueba y juntemos el número 6 con el número 9. Como lo vemos en la siguiente grafica, a continuación:

Si observas detenidamente vas a descubrir que el símbolo del infinito está en medio de ambos números; que representa el infinito - la eternidad, uno que apunta hacía el cielo y otro que apunta a la tierra. Una vez más, vemos como el Eterno está en medio de nosotros, morando con nosotros.

 

“Y yo colocaré mi morada en medio de vosotros...” Levítico (Vayikra) 26:11   

 

“Aguas profundas son las palabras de la boca de un hombre de grandeza, un arroyo que surge de una fuente de sabiduría.” Proverbios (Mishlé) 18:4

 

“... Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que tiene emunáh en mí, como prometió la Escritura, de su interior brotaran ríos de agua viva.” Juan (Yohanán) 37:38 

 

        

 

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