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  • Foto del escritorAniAMI

Su judaísmo

Pensemos en Yeshua, el Yeshua histórico, el Yeshua de los evangelios sinópticos, Meir (Marcos), Hillel (Lucas) y Matittyahu (Mateo).


Yeshua nació en Israel, en la ciudad del rey David, para el tiempo del otoño, posiblemente durante la fiesta judía de Sucot, aproximadamente unos meses antes de la muerte de Herodes el Grande.


Es decir, Yeshua nació en el año 4 antes de Cristo.


Yeshua no fue bautizado de niño, fue circuncidado judíamente a los ocho días de nacido.


Yeshua, de pequeñito, no fue presentado un día domingo por la mañana en alguna iglesia por algún sacerdote cristiano o pastor cristiano, porque no existían sacerdotes ni pastores cristianos para cuando él nació.


¿Qué pasó entonces con Yeshua cuando era un bebé?


Fue circuncidado a los ocho días.


Luego, a los 30 días de nacido, el bebé Yeshua fue llevado por sus padres el Templo de Jerusalén para recibir el Pidión Habén, o “Rescate del primogénito”, como está prescrito en la Ley de Moisés.


Shemot (Èxodo) 22: 28-29 establece: “Me darás el primogénito varón entre tus hijos. Lo mismo harás con tu ganado y tus rebaños”.


La interpretación práctica de este mandamiento llevó a la práctica de dedicar todas las cosas primogénitas a Dios llevándolas a los Kohanim, los sacerdotes.


Los animales primogénitos se ofrecían como sacrificios especiales, mientras que los primogénitos de los hombres ingresaban al sacerdocio o al servicio sacerdotal.


La ceremonia original de pidyon haben tuvo lugar un mes después del nacimiento. Los primogénitos varones que no eran hijos de Cohanim o Levitas fueron liberados simbólicamente del servicio sacerdotal mediante el pago de cinco siclos de plata a uno de los sacerdotes. El dinero se utilizó para mantener el Templo y los padres regresaron a sus hogares con sus hijos.


Los padres de Yeshua, Yosef y Miriam, siguieron al pie de la letra este mandamiento y redimieron su hijo primogénito de los deberes del servicio sacerdotal en el Templo de Jerusalén, en pie para aquellos días.


Yeshua nunca fue a una iglesia, sino a la sinagoga y al Templo judío de Jerusalén durante las fiestas peregrinas.


Yeshua nunca supo lo que era un templo cristiano, de hecho, no existieron templos cristianos sino hasta bien entrado el segundo siglo después de Yeshua.


No hay evidencias históricas de la existencia de templos cristianos sino a partir del año 250 e.c., es decir, a partir de la mitad del tercer siglo después de Yeshua.


Yeshua nunca escuchó a alguien llamarle Jesús ni mucho menos Cristo.


Yeshua nunca tuvo en sus manos un rosario, ni supo nada de la Santa Cena, ni tuvo idea de lo que ahora se conoce como la Eucaristía.


Yeshua nunca bautizó a nadie ni enseñó bautizar a nadie en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Ya crecido y hecho hombre, fue visto y respetado por todos los judíos de sus días, como un rabino, como un Ribi, como “Raboní”, mi rabino.


A Yeshua nunca le pasó por la mente crear una nueva ley, ni abandonar a Moisés, ni establecer una nueva religión llamada cristianismo.


Ni les pase por la mente que he venido a abrogar la Ley o los Profetas, no he venido a abrogar, he venido a cumplir”, decía en su enseñanza (Mt. 5:17ss).


A Yeshua nunca se le ocurrió la idea de divorciarse del Judaísmo donde nació y donde creció, donde fue educado y al cual dedicó, exclusivamente, toda su sabiduría, su fuerza, su juventud, no un día, todos los días de su vida y toda la riqueza de sus enseñanzas hasta el mismo día de su muerte.


De hecho, Yeshua nunca enseñó a no judíos ni permitió que sus estudiantes entraran en ciudades no judías.


Yeshua, en los días de su vida en Israel, no solamente se limitó exclusivamente a los judíos, tampoco permitió a sus estudiantes ir a otro pueblo, que a su pueblo judío, a pesar de que para entonces, Israel estaba lleno de gentiles.


Todo lo que tenemos en el NT que pone en los labios de Yeshua, “ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura…” nunca fue dicho por Yeshua, fue una edición cristiana posterior.


Yeshua nunca dijo: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo y entonces vendrá el fin”.


Está en los evangelios, por supuesto, pero fue una edición cristiana posterior porque Yeshua, en los días de su vida, nunca enseñó a gentiles ni permitió a sus estudiantes ir a los gentiles.


Sus palabras fueron muy claras: “Por camino de gentiles no vayáis ni en ciudades de samaritanos entréis, antes bien id solo a las ovejas perdidas de la Casa de Israel” (Mt. 10:5).


También dijo: “No soy enviado sino solamente a las ovejas perdidas de la Casa de Israel” (Mt. 15:24).


Si él no fue enviado sino a las ovejas perdidas de la Casa de Israel, ¿cómo dirá luego, vayan a los gentiles? Sería una contradicción.


¿Cómo puede alguien que se limita exclusivamente a los judíos, que no permite ir a los no judíos, que no enseñó a no judíos ni permitió a sus discípulos enseñar a no judíos, sino exclusivamente a los judíos, hablar tales cosas?


Sería un desmentido, un reconvención teológica en sí mismo, una discrepancia impensable en un hombre como Yeshua.


El rechazo de Pedro


Si Yeshua hubiera enseñado a sus estudiantes en los días de su vida, ir a lo no judíos, ¿cómo explicas el rechazo de Pedro de ir a los gentiles y específicamente a casa de Cornelio un no judío?


Si Yeshua hubiera enseñado en los días de su vida a sus estudiantes ir a lo no judíos, ¿cómo explicas que cuando, 10 años después de Yeshua, al enterarse del hecho, el resto de los apóstoles le reconvienen a Pedro el haber entrado en cada de un gentil, como documenta Memorias Apostólicas 11?


Si Yeshua hubiera enseñado tal cosa como una posibilidad en los días de su vida, ¿por qué entonces los apóstoles y el resto de los judíos le reprochan a Pedro haber entrado en casa de incircuncisos y comido con ellos?


Porque, a no dudarlo, el regaño fue inmenso y público, porque ellos creían que Pedro había traicionado la enseñanza de Yeshua que fue clarísima para ellos: “Por caminos de gentiles no vayáis ni en casa de samaritanos entréis, antes id a las ovejas perdidas de la Casa de Israel”.


Una reacción contraria era de esperarse, si Yeshua hubiera enseñado ir a los gentiles en los días de su vida.


Pero no fue así por una simple razón: Yeshua les prohibió ir a los gentiles en los días de su vida en Israel y por tanto, la acción de Pedro de entrar a casa de un no judío fue visto por el resto como una violación, no un cumplimiento, sino una traición a las enseñanzas de Yeshua y de ahí la protesta de los apóstoles contra la acción de Pedro de entrar en casa de un gentil.


Está claro entonces que el movimiento originario de Yeshua fue judío, esencialmente judío que no permitió la intromisión de no judíos.


Yeshua y no judíos


Cuando pones toda esta evidencia junta, no puedes escaparte a una realidad: Yeshua es un judío, entre judíos para judíos y para judíos solamente.


Esto no significa que Yeshua no tenga un magnífico programa y un extraordinario bien para los no judíos, por supuesto que sí, lo que enfatizamos es que en los días de su vida física en Israel, tal tiempo para los gentiles no había llegado todavía, fue un movimiento judío, entre judíos y para judíos exclusivamente.


Basado en todo lo anteriormente explicado, podemos decir entonces que el movimiento de Yeshua no fue un movimiento cristiano, fue un movimiento judío entre judíos y para judíos.


Con todas estas evidencias, ¿a quién se le ocurre pensar que Yeshua estableció una religión diferente al Judaísmo y que su propósito era reemplazar a Moisés y reemplazar la Ley y reemplazar al Judaísmo con el Cristianismo?


Son paradigmas creados por la teología cristiana posterior, preñada de teologías del reemplazo y de la teología de la transferencia que no tienen fundamento histórico, ni bíblico ni teológico.


¿Cómo podemos entonces seguir hablando de Yeshua como el fundador del Cristianismo y cómo podemos seguir diciendo que Yeshua fue cristiano y que sus discípulos judíos originarios eran cristianos sin violar la investigación histórica y la realidad histórica elemental que tenemos delante?


El Judaísmo de Yeshua no fue un movimiento cristiano, fue un movimiento judío dentro del Judaísmo que luego abre las puertas también al mundo no judío. Su esencia pues, es judía, no cristiana.


El Judaísmo Netzarita es la restauración moderna del Judaísmo de Yeshua por parte de aquellos que seguimos sus enseñanzas y consideramos vinculantes sus propuestas de redención para Israel y para el mundo.

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