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Parasha 46 Ekev

El nombre de la Parasha para este Shabat es uno de los más interesantes de toda la Torah: Ekev.

Devarim 7:12 – 11:25

Torah: Devarim 7:1211:

Haftoráh: Yesayahu 49:14 – 51:3 HaTsofen HaMaljutí: Mar’ot Elohim 5:1 – 7:8


La parasha de esta semana comienza con el texto hebreo dice: “Vehayá Ekev” cuya correcta traducción sería: “Y sucederá si...”. Por lo tanto “si” es un conjunción condicional sumamente importante. La idea no es “Por haber oído”, sino “algo sucederá “si oyeres”. EKEV significa “si” como condición no como afirmación. En otras palabras, HaShem hará que suceda algo entre nosotros “ekev”, “si”. Aquí tenemos algo interesante porque normalmente la conjunción condicional que usa siempre el Hebreo no es EKEV sino IM.


¿Por qué aquí el texto de la Torah hace un cambio y no usa “Im” sino “Ekev”?

Quizá la razón la encontramos no en el nivel PASHAT sino en el nivel SOD. Es decir, tenemos aquí un significado escondido y misterioso en el texto. Casi siempre cuando nos encontramos un texto que puede ser interpretado según las leyes del Cuarto Nivel, se refiere a Mashiaj.


¿Por qué?

Porque la Torah habla siempre de Mashiaj, apunta siempre a Mashiaj, nos lleva a Mashiaj. Y Mashiaj es el gran Misterio de Di-­‐os.


¿Qué relación tiene “EKEV” con Mashiaj entonces?

Aquí está el secreto:

“Ekev” no solamente significa “si” pero también puede significar “calcañar”.


Breshit 3: 15 .


“Calcañar” o “Talón” es AKEV .


Es decir, “Si” y “Calcañar” se escriben exactamente igual en el Hebreo, solamente cambia la vocal, pero la raíz es exactamente la misma. Por lo tanto, en Devarim 7:12 tenemos una referencia a Mashiaj.


¿Qué ha enseñado el Judaísmo con respecto a el talón de Mashiaj?

En el Judaísmo hay una frase interesante que nos arroja luz para saber esto. La frase es: “Ikveta be Mashiaj” cuya traducción sería: “En los talones de Mashiaj”. Es decir, en el tiempo previo a la manifestación de Mashiaj, la “generación que precederá la venida de Mashiaj”.


¿Cuáles serán las características de la generación judía que antecederá la venida de Mashiaj?

Devarim 7:12 diría entonces:


“Por causa de haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, HaShem tu Di-­‐os guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres”.


En otras palabras: una señal de que Mashiaj está a las puertas es que vendrá un gran avivamiento entre nuestro pueblo judío por la Torah y por los mandamientos. Amaremos los mandamientos y procuraremos ponerlos por obra. Es algo que el Eterno causará dentro de nosotros.


Un profeta lo dijo así:

“Vienen días dice Adonai en que haré venir una gran hambre a la tierra, pero no hambre de pan, sino de mi palabra”.


Así pues, la última generación de la Galut que será la primera generación de la redención, estará caracterizada por una vuelta a los mandamientos del Eterno. Pero el texto nos revela otra cosa relacionada también con el término “EKEV”. Se trata de esto: Como EKEV significa “talón” o “calcañar”, estamos hablando de las partes más bajas del cuerpo humano, la parte de nuestro cuerpo más cercana a la tierra.


¿Qué tiene que ver esto con Mashiaj?

Muchísimo porque eso significa que al mismo tiempo que habrá un regreso a la Torah entre los hijos de Israel, habrá también una degeneración de los valores morales y espirituales que hemos recibido del Altísimo. En otras palabras, tendremos que enfrentar una generación que descenderá hacia los niveles más bajos de la fe y la moralidad. Ahora yo quiero que vea algo aquí en estos dos niveles:


  • Cuando usted camina, todo el peso de su cuerpo cae sobre el talón.


  • Cuando usted camina, todo su cerebro, corazón, brazos, pulmones, hígado, riñones, etc., todo su cuerpo es sostenido por el calcañar.


¿Qué significa esto en relación a la generación que es traída a las pisadas de Mashiaj y en relación a la generación que descenderá a lo más bajo de la tierra?


Se trata de lo siguiente:

En la misma medida en que vayamos acercándonos a los días del fin veremos levantarse dos grandes grupos:


  • Primer Grupo: Teshuvah Torah – Un grupo que se vuelve a la Torah.


  • Segundo Grupo: Los días de Noe, es decir, la actividad demoníaca y la promiscuidad sexual más grande que jamás haya experimentado el hombre.


Lo que estoy diciendo es esto:

  • Todas las cosas hermosas que han realizado los Tzadikim, hombres de Di-s en toda la historia previa será vista en su totalidad entre los Teshuvah Torah.


  • Todas las cosas malas y perversas que han realizado los impíos será vista en su totalidad antes de la aparición de Mashiaj.


Así pues, por un lado estaremos mirando una generación que irá elevándose cada vez más y al mismo tiempo otra generación que irá descendiendo cada vez más.


La generación que se eleva por su consagración y santificación, guardará los mandamientos del Señor, aun aquellos más insignificantes. Cuando usted viste ropas largas, estas cubren hasta los talones. Por lo tanto, los mandamientos más pequeños podrían ser cubiertos y no tener conciencia de ellos. Pero aun esos mandamientos pequeños serán obedecidos y enseñados. Yeshua dijo:


“Ni una yod ni un tilde pasará de la Torah hasta que todo se haya cumplido. Mas cualquiera que guarde y enseñe aun estos mandamientos pequeños de la Torah, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Matiyahu / Mateo 5:18-19


Pero como veremos también una generación que desciende por su desobediencia, entonces hasta los mandamientos más elementales juntamente con los que aparentan ser los más insignificantes, serán pisoteados y mancillados por esa generación adúltera y pecadora. (2 Timoteo 3: 1-­‐9)


Otro concepto importante que debemos conocer es

En el Judaísmo se habla también de esta expresión: Ikveta beMashiaj Jukpah Su traducción sería: “La Impertinencia de los Días de Mashiaj”.


¿Qué significa esto?

Yeshua habló de un amigo que viene a media noche y le dice a su amigo: “Oye levántate porque un amigo llegó a casa y no tengo pan que darle, por favor, dame dos panes”.


Yeshua dijo: “Aunque no se levante por ser su amigo, por su impertinencia se levantará y se los dará. Y yo os digo, pedid, llamad, buscad...”


¿Pedir qué? Pedir que Mashiaj nos sea enviado.


Yeshua dijo: “No veréis más hasta que digáis: Bendito el que viene en Nombre del Señor”.

Así pues, una de las características de nuestra generación será que tomará la última oración de los mazoretas: “Sí ven, Adon (Señor) Yeshua”.


LA ERA DE MASHIAJ

Está escrito en Devarim 7:13-­15


"Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará HaShem de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren".


En estos versículos se describe la era de Mashiaj como resultado de la vuelta de nuestro pueblo a Yeshua.


Devarim 8:5


“Y conocerás en tu corazón que el Eterno te disciplina como un padre disciplina a su hijo”.


La disciplina está íntimamente relacionada con el dolor. Toda disciplina implica cierto nivel de dolor, de sufrimiento. Pero la intensidad del sufrimiento depende muchas veces de cómo lo veas y cómo reacciones.


Si usted tiene un accidente o una fuerte caída y tiene un profundo dolor, quizá el dolor es mayor cuando usted tiene el presentimiento de que hay algo grave que se ha dañado en su cuerpo, que su brazo se destruyo o que una arteria se ha dañado o que algún órgano interno ha sido destrozado.


Esto incrementa el dolor y el sufrimiento. No solamente por el dolor que sientes en sí, pero también por las terribles consecuencias que tendría. Sin embargo cuando el médico revisa las radiografías y te dice: “No es grave. No hay huesos rotos, no hay órganos internos dañados. Todo es superficial. En unos días estarás bien”. A partir de esas palabras, el dolor todavía está, pero ya no tan intenso, no tan desesperante. O piense en una vacuna que causa dolor, irritación y fiebre. Usted se siente mal, la fiebre lo ha tirado a la cama por un par de días. Pero usted sabe internamente que ese dolor pasajero significará posiblemente no perder la vida más tarde. Entonces el dolor es más llevadero. De la misma manera, la Torah nos dice que cuando el Señor nos expone al sufrimiento hay un propósito detrás: es para nuestro bien, para purificarnos y limpiarnos.


Permítame compartirles algunas escrituras:


Daniel 11: 33-­‐35


“Los sabios instruirán a muchos, aunque durante algún tiempo morirán a filo de espada, o serán quemados, o se les tomará cautivos y se les despojará de todo. Cuando caigan, recibirán muy poca ayuda, aunque mucha gente hipócrita se les unirá. Algunos de los sabios caerán, pero esa prueba los purificará y perfeccionará, para que cuando llegue la hora final no tengan mancha alguna. Todavía falta mucho para que llegue el momento preciso”.


¿Se había dado usted cuenta que el dolor sirve para depurarnos, limpiarnos y emblanquecernos?


Hebreos 5:7-­‐10.


“En los días de su vida mortal, Yeshua ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte, y fue escuchado por su reverente sumisión. Aunque era Hijo, mediante el sufrimiento aprendió a obedecer; y consumada su perfección, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen,10 y Dios lo nombró sumo sacerdote según el orden de Malki-­‐Tzedek”.


Cada vez que el Señor permite que usted sufra usted puede estar seguro que se trata de un proceso por el cual usted será depurado, limpiado, emblanquecido y perfeccionado en obediencia.


Cuando entendemos esto, cuando podemos comprenderlo maduramente, adultamente, entonces el dolor será mucho más pasajero, mucho más llevadero porque sabemos internamente que pasada la prueba, pasado el trato del Eterno, mi vida estará capacitada entonces para operar en responsabilidades mayores en proyectos más delicados que requieren una persona mejor entrenada.


¿Cómo podemos explicar entonces que muchas veces a los malos les va bien y los buenos parecieran sujetos a todo tipo de limitaciones y problemas? En el Salmo 37 se nos dice:


“No tengas envidia de los que hacen el mal… porque de apoco mirarás y no lo encontrarás… encomienda al Eterno tu camino y confía en él y El hará”.


En el Salmo 71 se confronta la frustración del salmista con los que viven bien y no necesitan a Dios… ¿Dónde está tu Dios? Me dicen.. casi se deslizan mis pies… hasta que entrando en el Santuario comprendí el fin de los malos…


En la juicio de Bereshit 3 la maldición del hombre fue: “comerás el pan con el sudor de tu frente…” sin embargo a la serpiente se le dijo: “Polvo comerás todos los días de tu vida…” ¿Cuándo se acaba el polvo? ¡Nunca! ¿Quién salió mejor entonces? Aparentemente la serpiente porque se le garantizó comida para toda la vida. Sin embargo al hombre, “con el sudor de tu frente…”


¿Cuál es la diferencia entonces?

El hombre prepara la tierra, siembra a semilla y entonces tiene que esperar que el Eterno envíe Su lluvia a su tiempo; ese esfuerzo que el hombre hace depende ahora de la lluvia que el Eterno envíe del cielo. Así se crea un vínculo entre el hombre y el Creador y eso es lo que hace el juicio del hombre superior al de la serpiente. Es como si el Eterno dijera: “Ahí tienes suficiente comida pero no tendrás una relación personal conmigo… nunca. Adám, tu serás diferente… tendrás que luchar, tendrás que esforzarte… pero dejaré siempre abierto el camino para que vengas a Mi para que tengas relación íntima conmigo”. Así pues, en medio del juicio, encontramos la mayor misericordia.


El valor de la gratitud

Una de las notas interesantes de nuestra parashá es la mención que hace Moshe Rabenu del incidente relacionado con el Eigel HaZahav (Becerro de Oro). En su discurso, Moshé nos comparte de la intimidad que experimentó al subir al monte Sinaí donde estuvo por cuarenta días y cuarentas noches orando a HaShem y buscando Su rostro. Añade que en esos días, no comió pan ni bebió agua. (9:9)


Ahora bien, este incidente va escoltado por dos importantes hechos: Primero, Moshé pide a los hijos de Israel que tengamos “temor de HaShem” (10:12) y Segundo, los días de ayuno extra que pasó Moshé rogando por la continuidad histórica de Israel (9:25) ante el inminente peligro de la destrucción por la ira divina. Evidentemente la interferencia de Moshé hizo la diferencia a favor de la nación que se había rebelado contra el Eterno en lo relacionado al pecado del Eigel HaZahav.


¿Cuál es la razón por la cuál Moshé nos cuenta su intimidad, los días de ayuno y oración que pasó extra para mitigar la ira del Altísimo y procurar la salvación de Israel? ¿Cómo explicar la demanda del “temor de HaShem” por un lado, y la narrativa los días de ayuno y de oración de Moshé por el otro?


Moshé demanda que tengamos “Temor de HaShem”, pero si eso no nos detiene de pecar, al menos la gratitud por aquellos que nos ha enviado para cuidarnos y sobrellevar nuestras cargas deberían ser motivaciones supremas para que “nos portemos bien”.

La ingratitud es una mala compañía. Ser agradecidos es uno de los midot más importantes con los cuales tenemos que adornar nuestras almas y nuestra forma de vida.

Así pues, la próxima vez que observes una conducta transgresora de la Toráh no solamente piensa en que estamos violando la Toráh y pasando por encima del Creador, sino también echando por tierra todo el cariño, amor, simpatía, ayunos y desvelos de aquellos que el Cielo nos ha enviado para que nos cuiden en nuestro peregrinaje. Las oraciones de tus padres, sus lágrimas, desvelos, ayunos y cuidados para que te vaya bien aquí en esta tierra, y los desvelos y cuidados de tus maestros de Toráh, para que te vaya bien en el mundo por venir. Si el Temor del Cielo no te detiene, que al menos la gratitud lo pueda hacer.


Nuestro Santo Maestro enfatizó mucho este principio. En una ocasión sanó a diez leprosos. Solamente uno vino a darle las gracias. Y conocemos la reacción del Maestro:


“¿No fueron diez los limpiados? ¿Y los otros 9 dónde están? ¿Solamente vino uno para agradecerlo?”.


Muchas cosas buenas y maravillosas habrían sucedido en nuestras vidas, si conociéramos el poder de la gratitud como una expresión sublime de fe en Di-s. “Sed agradecidos”, nos dice Rav Shaul en su enseñanza.


Para entender cómo opera la redención, tenemos que mirar cómo operó la primera redención, porque las primeras cosas que suceden en las Escrituras, contienen la raíz espiritual que nos permitirá entender cómo operarán las cosas en otros momentos de nuestra historia y de nuestras vidas. Todo lo que está escrito en la Toráh es para nuestra elevación espiritual. Rav Shaul dijo: “Las cosas que se escribieron antes, para nuestro bien fueron escritas”.


Esto significa que cada letra de la Torah, cada sílaba, cada palabra, cada frase, cada verso de la Torah tiene un potencial de enseñanza y educación a fin de que el hombre de Di-s sea perfecto y preparado para toda buena obra, es decir, para que cumpla su parte en la misión de redención que nos ha sido confiada.


La Palabra Torah, como ustedes han aprendido, no significa Ley, significa “instrucción”, es el Libro de las Instrucciones de Di-s para que sepamos cuál es el camino correcto por el cual debemos andar y para que todas las cosas que hagamos nos salgan bien, como está Escrito: “entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien”. Y como fue dicho por David:


“Da su fruto a su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará”. Tehilim / Salmos 1:3


En la primera redención, la que tuvo lugar en Egipto cuando Di-s sacó a nuestro pueblo Israel de la esclavitud a la libertad, de una tierra prestada a tierra propia, del servicio a los hombres, al servicio a Di-s, de la riqueza material a la espiritual, en esa primera redención, encontramos el plano general de toda las redenciones que vendrían luego y la redención final donde ahora nos encontramos.


Esto explica por qué es importante recordar cada año esta redención en la fiesta de Pésaj, para que no olvidemos esos principios y vivamos por ellos, evitando los errores de nuestros ancestros, corrigiéndolos en nuestra generación y proyectándonos hacia la misión que nos ha sido confiada en nuestra generación. Y si analizamos bien esa primera redención, nos daremos cuenta que el error mayor que cometieron nuestros padres fue olvidar el principio de la gratitud. Desde el mismo momento que Moisés llegó a Egipto no hicieron otra cosa que lo contrario a la gratitud.


¿Qué es la gratitud?

Gratitud es reconocer que Di-s tiene el dominio de todo, que no se mueve la hoja de un árbol sin su permiso, que un pajarillo no cae a tierra sin Su voluntad, que del Eterno viene lo bueno y lo malo, y que finalmente todo, absolutamente todo será para Su gloria y nuestro bien y por tanto, reconocer a Dios en todo, darle gracias a Dios en todo y confiar plenamente en Su salvación.


Lo contrario a la gratitud es la queja.

¿Qué es la queja? El descontento, el lloriqueo, la rebelión constante cada vez que nos sucede algo que no entendemos o que no queremos o que no va según lo que hemos planeado.


Así como la gratitud es una forma de fe, así la queja es una forma de idolatría.

¿Por qué? Porque la idolatría es en su esencia, la creencia de que Di-s no tiene el control de todo en Su mano, que hay cosas que se le escapan a Di-s, que no todo obrará para nuestro bien, y entonces sacamos a Di-s de esa situación y comenzamos a quejarnos y a exigir respuestas. Miremos a los hijos de Israel en la primera redención para que no cometamos sus errores en la última y final redención.


En Devarim (Deut. 9), Moisés, en sus discursos de educación a la nueva generación que entraría a la tierra prometida les dice: “Recuerden, y nunca olviden que vuestros padres irritaron a Di-s en el desierto, desde el mismo día que salimos de Egipto hasta este momento que estoy hablándoles aquí”.


Así como la fe agrada a Di-s, la queja lo irrita.

  • ¿Por qué la fe agrada a Di-s? Porque lo hace Señor y Dueño de toda circunstancia que tiene lugar en el universo, en la historia y en nuestras propias vidas.


  • ¿Por qué la queja irrita a Di-s? Porque lo hace siervo, lo alenu, y no dueño y amo del universo, de la historia y de nuestras vidas.


La queja constante de los hijos de Israel fue una de las cosas que más disgustó al Eterno en la primera redención.


Piensa en esto:

Di-s toma a un simple pastor de ovejas en el desierto de Madián, a Moshé, y lo envía sin armas, sin ejércitos, a enfrentarse al más sanguinario y poderoso hombre que vivía sobre toda la faz de la tierra en aquellos días: el faraón del imperio egipcio. En vez de escuchar el llamado del Di-s de Israel de dejar ir a los hijos de Israel para servirle, el faraón endureció su corazón y aumentó la intensidad de la esclavitud de los hijos de Israel.


¿Cómo reaccionaron los hijos de Israel?

¡Quejándose! Le dijeron a Moisés: “Desde el día que llegaste aquí no has hecho otra cosa que empeorar nuestra situación…” En otras palabras, “mejor te hubieras quedado de pastor de ovejas, mejor no hubieras venido aquí, porque nos has hecho más enemigos aun del faraón”.


Observa esta actitud de queja que es la antítesis de la gratitud. En vez de agradecerle a Moisés su esfuerzo de arriesgar su vida misma enfrentándose al faraón… en vez de agradecerle a Moisés su intervención a favor del pueblo, en vez de agradecerle su valentía de confrontar el faraón como nunca nadie lo había hecho previamente, los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y le echaron la culpa por todos sus males.


Ellos no vieron nada de eso. No entendieron que cambiar el corazón del faraón para dejar ir a cientos de miles de personas esclavas que le trabajaban de sol a sol sin paga requeriría algún tiempo. No podían comprender que la redención requiere cierto tiempo para darse… y ¿qué hicieron a cambio? ¡Quejarse! Como resultado de la ausencia de gratitud, la dureza de la esclavitud se intensificó.


De aquí aprendemos una lección:

Cuando nos quejamos de los hechos que suceden en nuestras vidas, no hacemos otra cosa que dar permiso a las fuerzas del mal para que intensifiquen nuestros problemas.

Los problemas no se solucionan quejándonos, se solucionan colaborando con Di-s en una actitud de fe, sabiendo que cada cosa que sucede será para bien. Los hijos de Israel no entendieron que la dureza del faraón era parte integral del proceso de redención. Sin la dureza del corazón del faraón, la redención no sería posible, según Di-s. Entonces, por no verlo, reaccionaron con quejas, con murmuración, con descontento, no con gratitud, no con alabanza, no con Emunáh.


Si los hijos de Israel hubieran reaccionado con acción de gracias, la redención hubiera sido inmediata. Como reaccionaron con ingratitud, la redención se extendió en el tiempo. Finalmente, Di-s mostró a los hijos de Israel que todos aquellos momentos difíciles eran necesarios para que ahora salieran de Egipto enriquecidos.


La historia nos dice que los egipcios, con tal que los hijos de Israel se fueran del país por temor de ser destruidos por el Di-s de Israel, le daban todo lo que tenían: oro, plata, vestidos, animales, aceite, vino, ropas, bienes de todo tipo, caballos, carretas, de todo…


Los hijos de Israel salieron de Egipto con una enorme riqueza. Di-s transfirió todo el oro de Egipto y los entregó en las manos de los hijos de Israel. Y salieron cantando y alabando a Di-s solamente cuando disfrutaban de las cosas buenas de Di-s….


Sin embargo, su carácter no estaba aun formado… no habían terminado de cantar alabanzas a Di-s, cuando se encuentran delante con el mar rojo… y al mirar atrás, se oye la noticia de que el ejército del faraón viene por ellos para hacerlos regresar a Egipto. De nuevo, en vez de reaccionar con gratitud y alabanza, reaccionan con queja y murmuración.

“¿No había sepulcros en Egipto, le dijeron a Moisés, que nos has traído para morir aquí? ¿Por qué nos has sacado de Egipto?”.


  • Lo que ellos no entendían es que ese mar delante fue plan de Di-s para sus vidas.

  • Lo que ellos no entendían es que ese ejército detrás, fue parte de un plan de Di-s para sus vidas…

  • Lo que ellos no entendían que esa situación de aprieto y sin salida, fue parte de un plan divinamente ordenado para mostrarles y sembrarles en su conciencia y en la conciencia de todos nosotros, si aprendemos de esto la lección, que Di-s tiene todo bajo control, que Di-s domina sobre todo, es dueño de todo, es Todopoderoso y que las situaciones más complejas y difíciles que nosotros podamos vivir, son las oportunidades más extraordinarias que El tiene para mostrarnos Su gloria y Su poder.


Al reaccionar con queja e ingratitud, los hijos de Israel se movieron de la fe a la idolatría y esto irritó a Di-s constantemente.


Porque al quejarse delante del mar y del peligro del faraón, estaban enviando un mensaje al cielo:


“Di-s no tiene control del mar, Di-s no tiene control sobre nuestros enemigos… por tanto hubiera sido mejor quedarnos esclavos en Egipto que morir aquí con un Di-s incapaz de salvarnos”.


Ese fue el mensaje equivocado. Una actitud equivocada que viene como resultado de no tener absoluta confianza en Di-s. ¿Y cómo se expresa esa absoluta confianza en Di-s? Por medio de la gratitud, por medio de la acción de gracias, por medio de la Alabanza. El mar no estaba allí en medio de ellos por casualidad. Di-s mismo los dirigió allí. El ejército del faraón no venía detrás por casualidad, Di-s mismo orquestó que los persiguieran…

Dice el profeta Jeremías: “De la boca del Altísimo ¿no sale lo malo y lo bueno? Escudriñemos pues nuestros caminos, no seamos rebeldes, y volvámonos a HaShem, porque sus misericordias nunca decayeron, nuevas son cada mañana, grande es Su fidelidad”. (Lam. 3ss).


Di-s sabía lo grave de la situación, pero también sabía lo glorioso de la salida. Los hijos de Israel veían el problema, pero no veían la salida. El resultado es que cuando no reaccionamos con emuná, somos arrastrados a la ingratitud y la queja. Y esto nos hace perder un gran principio: que todo está orquestado por Di-s para mostrarnos Su gloria y para llevarnos de la mano, como un padre lleva de la mano a su hijo del alma.


El pagano gobernador de Judea en los días de Yeshua le dijo al Maestro en aquel juicio histórico: “¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para apresarte o para soltarte? La respuesta del Maestro es maravillosa: “Ningún poder tendrías sobre mi si no te fuere dado del Cielo”.


En otras palabras, Pilato, tú mismo fuiste creado por Di-s para esta hora. Lo que aquí está ocurriendo no es algo que se escapa de las manos de Di-s, Él mismo lo ha orquestado de esta manera… y no tienes otro poder que hacer lo que Di-s mismo ha predestinado desde antes de la fundación del mundo”.


“Ningún poder tendrías sobre mí, si no te fuera dado de Arriba”.


Los hijos de Israel estaban atrapados por el Mar, el desierto y el ejército del faraón. Humanamente no hay salida. Pero cuando dejamos que sea la fe la que interprete los hechos que ocurren en nuestras vidas y no nuestros débiles ojos, entonces podremos reaccionar de forma apropiada y entender que todo viene del cielo.

No solamente todo viene de Di-s, no solamente no podemos recibir nada si Di-s no es quien lo envía, sino también que el que lo envía tiene absoluto control de todo en Sus manos.


"La diferencia entre superar los momentos difíciles de la vida o ser superados por esos momentos, depende de la manera cómo elegimos reaccionar ante esos momentos".


Si lo hacemos con emunah, expresado en gratitud, en acción de gracias, en alabanza, pasaremos la prueba con buenas notas y seremos promovidos a mayor autoridad.


Si por el contrario, nos quejamos, murmuramos y nos rebelamos, nos dejarán en el grado o nos colocarán de nuevo en la sesión de “atrasados” y perderemos la oportunidad de ser graduados y movernos a un nuevo nivel de servicio en el Reino de Di-s.


Usted no debe pasar por alto nunca todo lo que Di-s ha hecho por usted hasta el día de hoy.


La Escritura dice: “Bendice alma mía, a Adonay y no olvides ninguna de sus bondades… él es quien perdona todos tus pecados, el que sana todas tus dolencias, el que rescata del hoy tu vida, el que te corona de favores y misericordias”.


No solamente debemos ser agradecidos con Di-s, sino también con el prójimo.


Hoy ustedes tienen mucho por qué agradecer a Di-s. Pero también tienen mucho que agradecer a otras personas. Nunca olviden que los logros en la vida no son pedestales para la vanagloria personal, sino para la gratitud, para la humildad del espíritu, para la acción de gracias. Ser agradecidos es un norma del carácter que debe adornar la vida de todo hijo e hija de Di-s.


Aprendamos de los hijos de Israel. Si en vez de murmurar contra Moisés hubieran reaccionado con gratitud, le habrían dicho:

“Moisés, nuestro redentor, gracias por todo el esfuerzo que has hecho para sacarnos de Egipto, gracias por arriesgar tu vida por nosotros. La situación ahora es difícil, tenemos el mar por delante, el desierto abrasador nos rodea y el ejército del faraón nos persigue. Por favor, guíanos una vez más a superar esta crisis, guíanos una vez más a superar esta prueba”.


Si hubieran reaccionado así, el mar hubiera estado allí de todos modos, y también el desierto y además, el faraón… pero la redención habría sido instantánea… nunca hubiera demorado 40 años. Y eso fue preservado por escrito para nosotros. Si hubieran reaccionado con emunat HaShem, con fe obediente en Di-s, los milagros hubieran sido aun mayores. La fe purifica nuestra visión. La queja y la murmuración la empañan. Es mejor mil veces morir santificando el Nombre del Eterno en libertad, que vivir mil veces esclavos en Egipto.


“El que gane su vida la perderá… el que la pierda la ganará”, dice el Maestro.


HaShem puso una prueba delante de ellos. Di-s mismo, desde la Omnisciencia de Su Soberanía creó y orquestó toda aquella situación, ,para darles la oportunidad de elevarse y refinarse. Si reaccionaban con gratitud y alabanza, que es la forma más elevada de fe que existe, pasarían la prueba, habrían sido librados, purificados, elevados y conducidos rápidamente a la redención final.


Si reaccionaban con quejas, ingratitud y murmuración, pasarían al otro lado del mar, sin duda, pero no graduados, no purificados, no elevados y por tanto, la redención sería muy lenta y larga para ellos.


Orando y cuidando por la tierra de Israel

Uno de los principios éticos más hermosos de la Torah es el que nos enseña “imitar a HaShem”. Por ejemplo, así como HaShem es misericordioso, así debemos ser misericordiosos.

Nuestro Santo Maestro, Yehoshua, constantemente inculcaba en sus estudiantes este principio:


“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. Perdonad como vuestro Padre os perdona. Sed pues perfectos, como vuestro Padre es perfecto”.


El principio también se aplicó luego a los creyentes de origen no judío cuando Rav Shaul demandó de ellos el principio de “Imitar a HaShem”: “Sed imitadores de Elohim como hijos amados” enseñaba.


En esta parasháh tenemos un llamado a orar y cuidar por nuestra tierra, Eretz Yisrael. Moshé nos dice: “Tierra de la cual el Eterno tu Elohim tiene especial cuidado, los ojos del Eterno tu Elohim, siempre están sobre ella desde el principio hasta el fin del año” (11:12).


Fundamentados sobre el principio de “Imitar a HaShem”, nuestros ojos también tienen que estar puestos sobre Israel, desde el principio hasta el final del año, intercediendo por ella, visitándola, comprando los productos de nuestra tierra, su pan, su vino, sus jugos, y estando preparados para que cuando el Eterno nos abra la puerta como discípulos de Yehoshua, podamos también subir permanentemente a ella.


Si la tierra de Israel está bien, el resto del mundo estará bien. Si hay problemas en Israel, habrá problemas en el mundo. La salud y el bienestar de Israel es asunto de seguridad para todas las naciones de la tierra.


Conclusión

¿Quién es realmente el dueño de la tierra de Israel? En Levítico 25:23 está escrito:

“La tierra no se venderá a perpetuidad porque la tierra (de Israel) mía es”.


¿De quién es la tierra de Israel? De HaShem. En Génesis 17:8 Di-s entregó la tierra de Israel como herencia perpetua para los hijos de Israel: “A ti te he dado toda esta tierra de Canaán como herencia perpetua”.


¿Tienen las Naciones Unidas autoridad sobre Israel? En el Salmo 2:8,7 Di-s declara que Tzión es su “Santo Monte”. “He puesto mi rey sobre mi santo monte Tzión y he declarado el decreto: “El Eterno me ha dicho: Mi hijo eres Tu, hoy te he engendrado”.


¿Tienen las Naciones Unidas derecho sobre el monte de Tzión? ¡Ninguno!


Di-s ha prometido que todas las naciones que participen de la destrucción de la tierra de Israel y de Jerusalén, serán juzgadas por él. Nosotros podemos evitar que esto suceda, si hacemos algo: imitamos a Di-s. Nos ponemos del lado de Di-s. Orando por nuestro Presidente y demandando a nuestros líderes que no apoyen ningún proyecto que implique la destrucción de Jerusalén ni de Israel y dando a conocer, por todos los medios legítimos posibles, la legitimidad de nuestra herencia.


Shabat Shalom


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