Bemidbar: 16:1-18:32
Haftarah: 1 Samuel 11:14-12:22
Tzofen HaMaljutí: Yojanán 9:1-10:42
La parashah contiene 95 versículos repartidos en 3 capítulos y 9 mandamientos. Según Rashí, aquí están, de los 613 mandamientos, los que van del número 380 al 388 y son los siguientes:
Precepto de custodiar la Tienda de Encuentro. (18:4)
Prohibición para los sacerdotes de desempeñar el cargo de los levitas y para los levitas de desempeñar el cargo de los sacerdotes, (18:3)
Prohibición para alguien que no sea Kohén entrar en el Santuario, (18:4)
Prohibición de descuidar el cargo del Santuario y del Altar, (18:5).
Precepto de redimir el primogénito de un ser humano, (18:15)
Prohibición de redimir el primogénito de un animal doméstico considerado puro, (18:15)
Precepto del servicio de los levitas en el Santuario, (18:23)
Precepto de dar el diezmo a los levitas, (18:24)
Precepto para los levitas de dar el diezmo del diezmo recibido al Kohén, (18:26).
Koraj y Rosh Jódesh
Esta parashah reviste importancia especial toda vez que coincide con la llegada del Quinto Mes del anuario bíblico. En ambas secciones de estudio, (Parashah y Código Real), se presenta la puesta en tela de juicio de la autenticidad de Moshé y de Yehoshua. Las consecuencias de ambos eventos fueron trágicas para aquellos que se unieron a la conspiración contra las autoridades espirituales puestas por el Eterno.
La fuerza de esta parashá se esconde en la gran oportunidad que tenemos de establecer de nuevo, sobre nosotros y sobre nuestros hijos y nuestro pueblo Israel, la autoridad de Moshé y de Mashiaj Yeshua como los dos puntos de referencia de redención que son estudiados en este Shabat.
La parashá contiene también el mérito para destruir cualquier maldición, plaga o decreto nefasto que esté gestándose contra nosotros durante este mes, toda vez que nos recuerda cómo cuando Aharón HaCohen se interpuso entre el pueblo y Moshé con el Ketoret calentado con carbones encendidos del altar del sacrificio, la plaga cesó y concluyó la mortandad.
Debido a esto, la parashah tiene mucha fuerza para detener una mala racha en tus relaciones matrimoniales, sociales, comerciales, educacionales, etc.
Todo el que conciente de esto y con emunah HaShem separe un pidión nefesh en forma de Ketoret, podrá experimentar el poder extraordinario de esta parashah.
Felices los hijos de Israel que tienen acceso a esta Parashah en este Shabat de Rosh Jódesh.
Resumen de la Torah:
Un grupo de leviim bajo la dirección de Koraj, y otro de reuvenitas bajo el mando de Datán, Aviram y On encabezaron una revuelta contra Moshé y Aharón. En esta rebelión participaron doscientos cincuenta miembros prominentes de la congregación. La rebelión de Koráj estaba basada en el reclamo de que él debía haber sido designado nasí (dirigente) de la tribu de Leví. Datán y sus asociados reclamaban el derecho de liderazgo basado en su descendencia de Reuvén, el hijo mayor de Iaakov. Moshé desafió a Kóraj y sus seguidores a aparecer al día siguiente para tratar el caso.
Después de advertir al pueblo que se mantuviera lejos de Kóraj y su grupo, Moshé anunció el método por medio del cual HaShem indicaría Su elección de los líderes. Si los rebeldes morían muerte natural, ello sería evidencia de que Moshé estaba equivocado, pero si eran tragados vivos por la tierra, el liderazgo de Moshé quedaría confirmado. Tan pronto como Moshé terminó de hablar, Koráj y sus compañeros, como así también sus bienes, fueron tragados vivos por la tierra.
El resto del pueblo huyó aterrorizado. Los sobrevivientes comenzaron a murmurar contra Moshé, responsabilizándolo de la muerte de Kóraj y sus partidarios. A su turno, ellos fueron castigados por medio de una plaga que mató a otras catorce mil setecientas personas. Fue sólo cuando Aharón caminó entre la gente con un recipiente de incienso con carbones tomados del altar del sacrificio (siguiendo instrucciones de Moshé) que la plaga cesó.
Moshé ordenó luego al príncipe de cada tribu que llevara un bastón con su nombre al Ohel Moed. Estos bastones, junto con el de la tribu de Leví que tenía el nombre de Aharón, fueron colocados delante del Arca. A la mañana siguiente, sólo el bastón de Aharón había producido brotes, flores y almendras. Esta fue la prueba indiscutible de que Elohim había elegido a Aharón para el ser Cohén Gadol (sumo sacerdote). El bastón de Aharón fue conservado en el frente del Arca como una advertencia a las futuras generaciones para que nunca cuestionaran el derecho del linaje de Aharón a la kehuná (sacerdocio).
Puesto que los cohanim y levvím no tenían un territorio específico de la Tierra Prometida, serían mantenidos por contribuciones del pueblo. El cohén recibiría provisiones como los bikurim (primeros frutos), el pidyón B´jorim (rescate de los primogénitos), la t´rumá (parte de la producción de cada persona) y varias ofrendas. El leví recibiría maaser rishón (un décimo de la producción de cada persona), del cual tendría que apartar una porción para el cohén.
Haftarah:
Por su parte, la sección de los profetas nos introduce con una de las costumbres más importantes con respecto a los pactos y promesas: su confirmación. Shaul, el primer rey de Israel proveniente de una tribu diferente a la de Judáh, ya había sido escogido como rey. Pero ahora, por iniciativa del profeta Samuel, se tiene una reunión especial para renovar el Reino a Israel. Esto tuvo lugar en Guilgal. Allí el profeta presenta un historial de su servicio a favor de los hijos de Israel, queda demostrada su imparcialidad y justicia y las leyes de los reyes son dadas de nuevo. No obstante, se reprocha al pueblo el grave error de haber pedido rey como las demás naciones,( razones por las cuales no fue elegido un príncipe de Judá, sino de la casa de Efraim).
El profeta demuestra por medio de señales de truenos y lluvia que su petición había sido inapropiada pero afirma al pueblo como posesión del Eterno y les asegura que aun en medio de sus rebeliones y faltas, si los hijos de Israel no se desvían detrás de la vanidad, sino que se afirman en los pactos y las promesas poniendo por obra los preceptos del Eterno, HaShem que es bueno, mantendrá Sus promesas, pues a pesar incluso de nuestros desvíos, Israel nunca será desamparado por el Eterno ni será reemplazado por otro pueblo, pues la comunidad judía ha sido Su decisión eterna, y luego de todas las pruebas pasadas, los hijos de Israel , por amor de Su Nombre, serán para siempre Su pueblo escogido.
Hatzofen HaMaljutí:
El Código Real nos presenta al Ríbi sanando a un ciego de nacimiento, lo cual constituyó una de las Cinco Señales que se creían demostraría la identidad del Mesías cuando hiciera su aparición en Israel. En este caso, Yeshua hizo lodo con su saliva y un poco de tierra, le untó los ojos y le ordenó lavarse en el estanque de Siloé. Al obedecer, el hombre fue sanado instantáneamente.
Debido al hecho que tal acción fue realizada en Shabat (9,14), el Ríbi fue acusado por cierto grupo de perushim que no podía ser el Mesías, esto es, que no había sido elegido por el Eterno para dicho oficio, toda vez que en su opinión, había quebrantado el Shabat.
Sin embargo, otros fariseos allí presentes interpretaron la acción del Maestro diferentemente y objetaron a los primeros: Si es un violador del Shabat (un pecador) ¿cómo puede hacer estas señales? El resultado fue que se levantó “majloket” (discusión halájica) con relación a ciertas acciones del Ríbi que aun perduran.
El ciego ahora ve y es interrogado juntamente con sus padres, por los fariseos sentados en la silla de Moshé. Finalmente llegan a una conclusión: Ellos sabían que el Eterno le había hablado a Moshé, porque el asunto era guardado en la memoria histórica del pueblo y registrado en las Escrituras, pero no estaban seguros que el Eterno le hubiese hablado a Yeshua y lo hubiese elegido como el profeta (Mashiaj) anunciado.
Cuando el ciego instruye a aquellos líderes del pueblo (fariseos) en su defensa sobre Yeshua, el que le abrió los ojos, diciéndole que solamente si viniese de Elohim pudo haber hecho tan grande señal, los líderes responden con orgullo y soberbia y lo expulsan de la sinagoga, no sin antes acusarle de haber nacido del todo en pecado.
Finalmente el hombre sanado de ceguera se encuentra con Yeshua y le reconoce su mesianidad.
Esta sección nos cuenta también de varios midrashim en forma de parábolas que el Maestro deja salir de sus labios inspirados. Entre ellas, la del redil y la del buen pastor, que da su vida por las ovejas, colocándose en una posición de llevar las iniquidades de los hijos de Israel, tema que es tratado en la Parashah con respecto a las funciones de los sacerdotes y levitas.
El maestro aclara que hay “otras ovejas” que no son parte de Israel y que será necesario traer al redil para que finalmente haya un solo rebaño y un solo pastor (10:16).
¿Quiénes son estas ovejas que no son parte de Israel? Evidentemente los gentiles de las naciones que abandonado sus ídolos se refugian bajo las alas de la Shejináh y por los méritos del Santo Maestro son injertados en el buen olivo y hechos partícipes de su rica savia, asunto que luego será explicado en detalle por uno de los emisarios del Ríbi a quien le fue comisionada de forma específica esta misión en nombre del Maestro.
La sección nos muestra también al Ríbi santificando la fiesta de Janucá en Jerusalén (10:22,23) como corresponde a todo judío piadoso e identificado con la historia de nuestro pueblo. Sin embargo, debido a su familiaridad con Elohim, asunto que era visto mal por muchos fariseos, sobre todo de la escuela de Shamai, como había sucedido con otros tzadikim, le reprochan al Maestro dicha familiaridad porque en su opinión, le colocaba en una posición superior al resto de Israel (10:33).
Su objeción al Ríbi fue: (Asita atz-mejá yoter midái mishpaj-ti im Elohim) Esto es, “Te has hecho (a tí mismo), demasiado familiar con Elohim”
A fin de clarificar su posición con respecto a su naturaleza e identidad, el Ríbi acude a las Escrituras en lo relacionado a la naturaleza, identidad y función de aquellos que fueron llamados antes que él en las Escrituras: “Hijos de Elohim” (Salmo 82:1 y 6). De manera que la traducción griega puesta luego en los labios del Maestro (Tu siendo hombre te haces Dios) carece de fundamento y revela una manipulación toda vez que en el Salmo 82, mencionado por el Ríbi en su defensa, nada tiene que ver con naturaleza divinal de los jueces de Israel, sino de su lugar y función como representantes de Elohim (Dios) y consecuentemente en una posición extraordinariamente familiar con el Eterno, debido a sus funciones en la silla del juicio.
Esto es evidente en el pasuk 36 donde el Ríbi revela la verdadera acusación que le hicieran, no de “hacerse Dios” como sugiere el texto griego, sino “Hijo de Elohim”.
Si la real “blasfemia” hubiera sido: “Tu siendo hombre te haces Dios”, como se editó luego, ¿cómo explicar que el Ríbi menciona la supuesta blasfemia de forma diferente diciendo: “Al que el Padre santificó y envió al mundo vosotros decís: Ha blasfemado (jilul HaShem) porque dije: “Hijo de Elohim soy”?
Así que la “blasfemia” inventada por la Iglesia no es la verdadera acusación que le hicieron al Maestro, sino la que hemos explicado, todo dentro del Judaísmo y no fuera.
En efecto, el tema de ser “demasiado familiar con Eloah” ha sido siempre motivo de controversia en el Judaísmo y no ha habido prácticamente ningún maestro que haya buscado esa “intimidad” con HaShem que no haya sufrido de las mismas acusaciones, desde los días de Ozie ben Ozie hasta más recientemente, el Baal Shem Tov y su academia jasídica que subsiste en nuestros días, como herramienta preparatoria para revelar luego a nuestro pueblo la grandeza del Ríbi Yehoshua.
La sección concluye con muchos judíos aceptando la explicación del Ribi como apropiada y reconociendo su mesianidad. Es importante recordar que la frase: “Muchos creyeron en él allí”, tiene un doble significado, el que se ve y el que no se ve.
El que se ve, claramente es una referencia al lugar geográfico mencionado en el pasuk previo, pero el que no se ve, significa, que “allí”, es decir, allí donde el Ríbi explicó su origen, identidad y misión, los judíos no tuvieron problemas en recibirle. Pero este “allí” solamente puede ser visto cuando place al Padre revelarlo.
Notas del Midrash
Koraj se ofende al no ser Seleccionado para un Alto Oficio
Koraj ben Itzhar, un hombre de la Tribu de Leví, estaba profundamente ofendido de que Moshé no le hubiera asignado una prominente posición comunal. Koraj pensaba, "Mi mazal (destino) indica que yo he nacido para grandeza. ¿Por qué razón mi abuelo llamó a mi padre Itzhar / aceite? Debe haber previsto que al igual que el aceite siempre flota hacia la superficie, así también mi padre engendraría hijos superiores merecedores de ungimiento con el sagrado shemen hamishjá para posiciones de kehuná o realeza.
"Ahora, ¿quién es destinado sino yo, el más grande de los hijos de Itzhar y el más calificado para alto oficio?" Verdaderamente, Koraj combinaba cualidades superiores las cuales pocas personas podían igualar:
Primero, su linaje era ilustre. Su antepasado fue Kehat, y su familia, los Benei Kehat, era la más importante de las familias Levitas. Koraj era un primo hermano de Moshé y Aarón.
Él había sido escogido como uno de los portadores del arón (arca).
Más aún, Koraj era un hombre muy inteligente e instruido.
Él previó con Ruaj HaKodesh (Inspiración Divina) que sus descendientes incluirían al famoso profeta Shemuel, así como también a catorce grupos de leviím quienes profetizarían con ruaj hakodesh.
Dijo Koraj, "Estoy destinado a ser la fuente de toda esta grandeza. ¿Cómo puede ser que yo mismo no alcance un rango de especial importancia?"
El conocimiento previo de su gran progenie fortificó su creencia en el exitoso resultado de una revuelta contra Moshé. (El no se dio cuenta de que sería destruido, y que sus hijos sobrevivientes darían a luz a estos grandes descendientes.) Por sobre todo, Koraj estaba seguro de sí mismo a causa de su fabulosa riqueza. El se consideró a sí mismo favorecido por HaShem, y por consiguiente con derecho a contender contra Moshé, porque, "Un hombre rico habla con descaro" (Mishlé 18:23).
¿Cómo se volvió rico Koraj? Los otros miembros de la Tribu de Leví vivían en pobreza. Ellos no habían transportado oro o plata de Egipto. El mandato de Moshé de que todo judío despojara de dinero y vasijas a los egipcios se refería sólo a aquellas Tribus que habían realizado labor esclava. Dado que los leviím no habían trabajado para los egipcios (sino fueron libres y estudiaron Torá), ellos no recibieron dinero en recompensa en el Éxodo. En el Iam Suf, los leviím se abstuvieron de tomar los despojos de Egipto porque ellos no atribuían valor a las posesiones mundanas. Estaban totalmente inmersos en el estudio de Torá. Por todos los años del desierto, los leviím vivieron sin medios, dedicándose puramente a inquietudes espirituales.
Sólo Koraj estaba hambriento de dinero. En Egipto, él había sido tesorero del Faraón. Había esperado que los judíos permanecieran en Egipto después de la redención, y él entonces se volvería el propietario del tesoro real. HaShem, quien conduce a cada persona en la vida a lo largo de la senda que ella desea ser conducida, satisfizo el anhelo de dinero de Koraj dejándole descubrir una parte del tesoro que Iosef había ocultado en las arcas reales. Este descubrimiento hizo a Koraj una de las más ricas personas que jamás vivieron. No obstante, dado que él malempleó su fortuna para rebelarse contra la Torá, fue castigado midá- kenegued- midá (medida por medida). Ningún rastro de su fortuna quedó. Ella desapareció junto con él en la tierra.
A pesar de sus muchas distinciones, Koraj no hubiera osado oponerse a Moshé, de no haber sido por su esposa. La esposa de Koraj infló el ego de su marido y repetidamente le aseguró que él estaba a la par de Moshé y Aarón. Para su mala fortuna, Koraj escuchó a su esposa.
Hubo dos personas extremadamente ricas, una judía y una gentil, quienes escucharon a sus esposas, fueron destruidas, y perdieron sus fortunas. El judío fue Koraj, cuya esposa lo inspiró a rebelarse contra Moshé. El no- judío fue Hamán, quien escuchó a su esposa para erigir una horca de cincuenta amot (aprox. 25 mts.) de alto para Mordejai. El no comprendió que estaba preparando la horca para sí mismo.
El orgullo de Koraj estaba profundamente herido pues Moshé aparentemente había ignorado cuando seleccionó los varios dignatarios; él no había designado a Koraj para ninguna función sobresaliente en la comunidad.
"Es totalmente injusto," pensó el mortificado Koraj, "que Moshé no me escogiera como nasí (lider) sobre la familia de Kehat. Era claramente mi derecho ser escogido. Yo soy el primogénito del segundo de los hijos de Kehat, Itzhar. En cambio, él confirió este oficio a mi primo más joven, Elitzafán ben Uziel (Bamidbar 3:30). "No puedo creer que HaShem ordenara a Moshé distribuir los oficios tan injustamente. Más bien, Moshé debe haber hecho así por su propia elección. ¿Quién dice que cada uno de sus actos es dictado por HaShem, como él afirma?"
Koraj, un hombre sabio, perdió su sabiduría y razón porque estaba consumido de deseo por gloria y por envidia de aquellos quienes, como él lo veía, eran sus iguales y habían alcanzado rangos más altos que él. Su declaración de que Moshé había distribuido los oficios sin un mandato Divino era apikorosut . Koraj así se causó ser calificado como uno de aquellos que "desprecia la palabra de HaShem." Eventualmente, Koraj fue tan lejos hasta afirmar que Moshé había inventado todas las mitzvot (mandamientos).
La envidia de Koraj ardió en su corazón por un largo tiempo. Era el objeto de muchas conversaciones entre él y su esposa. Una de éstas tuvo lugar cuando retornó de la ceremonia de purificación de los leviím (Bamidbar 8:5-14), rasurado al punto de estar irreconocible. La esposa de Koraj exclamó, "¡Yo no te reconocí! ¿Quién te desfiguró así?" "Esta fue la acción de Moshé," replicó Koraj. "Más que eso;
¡primero Moshé y luego Aarón me alzaron y me balancearon hacia arriba y abajo!¡Qué desgracia! Luego Moshé me dijo que ahora estoy puro porque pasé el proceso de purificación de los leviím."
Koraj se mofó de la ceremonia de purificación dado que sabía que él no se había vuelto "más puro" sino, por el contrario, sentía un deseo intensificado de rebelarse en contra y blasfemar de las mitzvot. (En realidad, Torá y mitzvot son un elixir para aquellos que desean purificarse, pero veneno para aquellos que buscan corromperse.)
La esposa de Koraj: "¡Ridículo! Tú ves cómo Moshé te odia. El tramó la idea de afeitarte a fin de hacerte lucir ridículo." Koraj: "Tú no puedes decir así, porque Moshé después hizo lo mismo a sus propios hijos." La esposa de Koraj: "¿Qué le importa, mientras él pueda degradarte?"
Después de eso, Koraj incitó al pueblo contra Moshé y ganó unos pocos seguidores. No obstante, no osó desafiar a Moshé abiertamente. El pueblo entero admiraba a Moshé y hubiera asesinado a Koraj por sugerir una rebelión contra su querido líder.
Ahora, en el segundo año en el desierto, después del incidente de los Espías, Koraj sintió que había llegado el tiempo para la rebelión. Muchas muertes habían ocurrido; judíos habían perecido en Taverá y en Kivrot Hataavá. Por sobre todo, el pueblo estaba deprimido pues todos los hombres que habían salido de Egipto perecerían en el desierto. Moshé había sido incapaz de impedir este decreto con su tefilá (plegaria), y su anterior popularidad había decaído. Muchos judíos pensaban en sus corazones que bajo el liderazgo de Moshé ellos habían sufrido muchas desgracias. Koraj creyó que él podía ahora ganar seguidores. Un día, cuando retornó del Beit Hamidrash (casa de estudio), su esposa lo inspiró con una idea para empezar una discusión con Moshé.
La esposa de Koraj: "¿Qué halajá (ley judía) les enseñó Moshé a ustedes hoy en el Beit Hamidrash?"
Koraj: "El nos enseñó las leyes de tzitzit, vestir cuerdas anudadas, de las cuales una es tejelet?"
La esposa de Koraj: "¿Qué es tejelet?" Koraj: "Moshé dijo, `Fijad cuerdas a vuestras vestimentas de las cuales una debe ser de lana azul, teñida con la sangre de la criatura jilazón." La esposa de Koraj: "Ve, qué tontas leyes les enseña a ustedes. ¿Por qué deberías tener sólo una cuerda tejelet fijada a tu vestimenta? Yo puedo hacerte una vestimenta que sea completamente tejelet."
Esto proveyó a Koraj de una idea para oponerse a Moshé.
La vara de Levi Florece y Demuestra la Selección de esta Tribu y la Kehuná de Aarón
Después de que la tierra tragó a Koraj, Datán, y Avirám, fue claro, más allá de cualquier duda que Moshé era el líder Divinamente escogido.
El nombramiento Divino de Aarón como un sumo sacerdote, también, se manifestó cuando los doscientos cincuenta hombres, quienes disputaron su posición, fueron quemados vivos. No obstante, algunas personas continuaron insistiendo que Moshé no debería haber descalificado a los primogénitos de realizar la avodá, asignando el Servicio a los leviím en su lugar. Ellos deseaban que todas las Tribus participaran en el Servicio por medio de sus primogénitos. HaShem por consiguiente realizó un milagro que claramente demostró Su elección de la Tribu de Leví, y así puso fin a estos reclamos. El milagro también reafirmó la Divina elección de Aarón como Cohén Gadol. HaShem ordenó a Moshé, "Toma doce varas. Sobre cada una, inscribe el nombre del nasí (líder) de una Tribu. Sobre la vara de Levi, inscribe el nombre de Aarón. "Coloca las varas toda la noche en el Ohel Moed. La vara de la Tribu escogida para Mi Servicio milagrosamente florecerá."
A fin de impedir posibles reclamos de que una vara contenía más humedad que el resto, y por consiguiente ella floreció, Moshé cortó doce varas idénticas de un gran leño. El ordenó a cada nasí marcar su nombre sobre una.
Moshé colocó las varas en el Ohel Moed, con la vara de Aarón en el centro, de modo que nadie afirmara, "La vara de Aarón brotó porque descansaba en el lado que está más próximo a la Shejiná (Divinidad). "
Cuando Moshé entró al Mishkán a la mañana siguiente, la vara de Aarón estaba florecida con hojas, capullos, y almendras. (Este milagro contenía otro dentro de él, porque los capullos no cayeron después de que la fruta apareció, como es usualmente el caso.) Más aún, el Nombre de Cuatro Letras de HaShem fue milagrosamente grabado sobre la vara de Aarón como estaba grabado sobre el tzitz (vincha) del Cohén Gadol. Esto demostraba que Aarón fue escogido como el Sumo Sacerdote, el que lleva el tzitz.
¿Por qué la vara de Aarón floreció? Este milagro indicaba la presencia de la Shejiná, que imbuye aún a objetos inanimados de vida y les causa brotar. Almendras, en conexión con una profecía o milagro, simbolizan que el Todopoderoso causará Su decreto de prisa. HaShem insinuaba que cualquiera usurpador de la kehuná sería instantáneamente castigado.
Esto fue demostrado en el caso del Rey Uziahu. Cuando él entró al Beit HaMikdash (Sagrado Templo de Jerusalén) para realizar el Servicio sacerdotal, fue inmediatamente afligido con tzaraat (tipo de lepra).
Finalmente, después de la entera serie de señales y milagros, todos los judíos fueron convencidos de que la profecía de Moshé era cierta en todos los detalles.
La vara de Aarón nunca se marchitó; su tallo, capullos, y almendras permanecieron siempre verdes. HaShem ordenó a Moshé colocarlo cerca del arón como un testimonio para generaciones futuras de que, de todas las Tribus, Leví fue escogida para ambas: kehuná y leviá. Los reyes judíos fueron encargados de preservar la vara de Aarón. Antes de la destrucción del primer Beit HaMikdash, el rey Ioshiahu la ocultó junto con los otros objetos testimoniales y santas vasijas.
Comentario:
Esta “vara” seca que retoña y cobra vida, es una alusión a nuestro justo Mesías quien de todos los hijos de Israel, fue el único que “reverdeció” y cobró vida después de tres días y que fue elevado por HaShem mismo y colocado junto al Beit HaMikdash Celestial donde ejerce su rol como Cohén Gadol de los bienes venideros demostrando así que según el orden de Malki-Tzedek, él es el único que tiene kehuná y leviá eternos. Oponerse a él y resistirlo, no trae vida, sino muerte. Aceptar su señorío y su dominio, es la puerta de entrada al mundo por venir.
Crisis de autoridad.
Esta crisis de autoridad alcanza su clímax en la autoridad final y suprema de Mashiaj. Aceptar a Yeshua como Mashiaj significa aceptar su dominio como Juez supremo. ¿Estamos dispuestos a tomar su yugo sobre nosotros?
El estilo de liderazgo de Moshé es diferente al resto del liderazgo que vendrá después en Israel. El primer redentor no fue nunca un esclavo, no conoció por tanto, la esclavitud, como sus hermanos hebreos. De la misma manera el segundo y final redentor no fue esclavo del pecado. Consecuentemente el liderazgo de Moshé fue diferente a Shaul, David y otros grandes líderes, elegidos por el pueblo o algún representante del pueblo. Moshé no fue la elección de Israel, sino de HaShem. Lo mismo ocurre con el segundo y final redentor. Consecuentemente así como Moshé tuvo que enfrentar la oposición y la rebelión de sus líderes, incluyendo en ocasiones sus propios hermanos, y además la falta de amor y comprensión de sus colegas en el liderazgo, así también sucede con el segundo y final redentor.
No es de extrañar que la autoridad de Moshé haya sido tan consuetudinariamente cuestionada; lo mismo ha sucedido con el Ribi. Sin darse cuenta, aquellos líderes procurando por un lado desprestigiar la imagen de Moshé como excusa para establecer la suya propia, no hacían otra cosa que desacreditar los valores de la Toráh y de la Soberanía del Eterno que había escogido a Moshé, sin consultar con el pueblo. El mismo principio debe ser tenido en cuenta a la hora de estudiar la vida de nuestro Ribi.
Pero en el caso de Kóraj, como en el de los oponentes del Ribi, la discusión y la controversia no era por el honor del cielo, sino por la búsqueda del honor personal. “¿Solamente por Moshé ha hablado el Eterno?”
Y en el caso del Ribi, suyas fueron estas palabras: ¿Cómo podéis tener emunah si solamente buscáis recibir gloria uno de los otros y no buscáis la gloria que es de parte del Elohim único? (Yojanán 5:44).
Busquemos siempre, en todo lo que hagamos, la gloria de nuestro Padre en los cielos. Aun con los errores y debilidades que tengamos, que siempre sea Su honor la medida de nuestras intenciones.
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