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Parasha 36 behaloteja

Actualizado: 16 jun

“Cuando Enciendas”.

Bemidbar (Números) 8:1-12:16


Esta semana estudiaremos la parasha Behaloteja, que significa "cuando eleves", para este Shabat la porción de la Torá contiene los siguientes elementos:


Primero: Aarón recibe la orden de encender las luces de la Menorah.


Segundo: La tribu de Levi es consagrada para dar inicio al servicio en el Santuario.


Tercero: Se introduce el recurso de un segundo día de Pésaj a la petición de un grupo de tzadikim de Israel que dijeron: ¿Hemos de ser impedidos de presentar la ofrenda al Eterno entre los hijos de Israel?


Cuarto: Se ordena la fabricación de trompetas de plata para indicar la forma y propósitos de las reuniones de los hijos de Israel. Un toque, dos toques y la forma del toque, determinarán quiénes se reúnen, dónde se reúnen y qué debe hacerse.


Quinto: Moshé recibe las instrucciones para los preparativos de las jornadas de Israel, la forma de avanzar, la forma de detenerse. Y el pueblo de Israel queda bien organizado, bien formado y bien dirigido para sobrevivir a las difíciles condiciones del desierto, a partir de Har Sinaí.


Sexto: Moshé extiende una generosa invitación a su suegro para unirse a él en su jornada por el desierto, sufrir con él y participar con él de las bendiciones. Su suegro rechaza la oferta y finalmente regresa a Madián.


Séptimo: El pueblo de Israel se cansa del ”maná”, y pide a Moshé que le supla de carne. Y esto fue motivo de disgusto para el Eterno y para Moshé.


Octavo: Moshé clama al Eterno, la carga es demasiado fuerte para llevarla en sus hombros, pareciera que no podría con ella y caería exhausto. Moshé no puede más y pide al Eterno que si no ha de darle la fuerza para seguir adelante, mejor lo tome consigo (que muera) pero si ha hallado gracia ante Sus ojos, que entonces intervenga y le ayude.


Noveno: HaShem responde al ruego de Moshé y son seleccionados 70 jueces sobre los cuales se derramada Rúaj Emet y son llenos del mismo espíritu profético que estaba en Moshé y de esta manera queda constituido el bet din de Moshé en medio del desierto.


Décimo: Miriam habla negativamente de su hermano Moshé y es castigada con lepra. Y aunque Moshé pide por ella, y es sanada, no obstante se retraza la marcha de los hijos de Israel por siete días, hasta que Miriam es reinjertada en el campamento.


Haftarah Zac. 2:14-4:7

Esta Haftará contiene una visión del Templo y la Menorah de oro. La profecía fue comunicada por Zacarías poco antes de la construcción del Segundo Templo. La Haftará comienza con una representación viva de la alegría que prevalecerá cuando la Presencia Divina retorne a Jerusalén:


"Canta y alégrate, hija de Sión: porque he aquí que vendré a habitar en medio de ti, dice el Eterno".


El profeta entonces describe una escena en la Corte Celestial: HaSatán estaba tratando de incriminar a Yeshua (Josué), el primer sumo sacerdote para servir en el Segundo Templo, debido a las "ropa sucia" (es decir los pecados) que llevaba puesto, representativo de los pecados de Israel. Di-os mismo defiende el Sumo Sacerdote:


"Y Eloah dijo al HaSatán: HaShem te reprenda, oh HaSatán, HaShem, que escogió Jerusalén, te reprenda, ¿No es este Yeshua un tizón arrebatado del incendio.?"


Es decir, ¿cómo se atreve el HaSatán enjuiciar a una persona que sufrió las penurias de Israel? "Y alzó la voz y dijo a los que estaban delante de él, diciendo:" Toma las ropas sucias de encima. "Y Él le dijo: 'Mira, he quitado de ti tu pecado, y te he vestido con ropa limpia. " Esto es una alusión a la coronación de Yeshua como Mesías después del evento de su resurrección. Di-s luego procede a describir las recompensas que aguardan a Yeshua el cohén gadol, si él y sus descendientes siguen los caminos de Di-s: «He aquí yo traigo a mi siervo, el Renuevo", todo lo cual es una alusión al Mashíaj hijo de David.


Zacarías entonces describe una visión de un Menorah de siete brazos de oro. Un ángel que interpreta el significado de esta visión: "Esta es la palabra de HaShem a Zorobabel [descendiente del rey David, uno de los protagonistas en la construcción del Segundo Templo], 'No por la fuerza militar y no por la fuerza física, sino con mi espíritu, ha dicho HaShem Tzebaot (El Eterno Amo de los ejércitos)". Lo que significa que de Zorobabel vendrá sin duda el Mashiaj, y que no tendrá ninguna dificultad en su tarea, pues el Mashiaj se convertirá en luz para las naciones como la Menorah en el Templo”.


Código Real: Yojanán 5:1-6:71

  1. El Maestro se mueve a Yerushaláyim para participar de un Yom tov.

  2. El Maestro sana a un paralítico que llevaba 38 años enfermo.

  3. El Maestro nos enseña el principio de honrar a HaShem y a Sus enviados, especialmente al Mashiaj.

  4. El Maestro revela el secreto de la entrada al mundo porvenir: Plena confianza en el que lo envió, esto es, en HaShem. (6:24)

  5. El Maestro anuncia la resurrección de los muertos y cómo cada uno será juzgado y premiado según sus obras.

  6. El Maestro compara a Yojanán bar Zekaryah con la Menorah del Templo de donde surge el principio de que los hijos de Israel son la luz del mundo.

  7. El Maestro rechaza que se le de gloria y honor como si fuera el Padre: “Gloria de los hombres no recibo”.

  8. El Maestro revela que el Mashiaj está escondido en todos los escritos de Moshé.

  9. El Maestro se mueve de Judea a Galilea.

  10. El Maestro alimenta a una enorme multitud en medio de un campo desolado.

  11. El Maestro camina sobre las aguas y se une a sus talmidim en su barca.

  12. El Maestro enseña la prioridad del trabajo por la comida que no perece.

  13. El Maestro declara que el verdadero maná no es el que uno come y muere, sino el que uno come y no muere. El Mashiaj es el verdadero maná que el Padre envía para saciar el hambre de los tzadikim.

  14. El Mashiaj afirma que su misma vida como maná alcanzará no solamente a Israel, sino al mundo entero.

  15. Muchos de sus discípulos le abandonan y regresan a su vida secular previa.

  16. Yeshua pregunta a sus más íntimos: ¿Queréis vosotros iros también? Y ellos responden: ¿A quién iremos? Las palabras con que interpretas la Torah son para vida eterna”.

  17. Kefa afirma que Yeshua es el escogido del Padre para la función de Mashiaj.

  18. El Maestro declara que uno de sus íntimos le ha sido dado como hasatán.


Enseñanzas:

La Menorah del Templo fue hecha de una y única sola pieza de oro. Requirió mucho trabajo para darle la forma apropiada. Solo después estuvo en condiciones de ser usada para el servicio del Santuario. No basta con ser oro, es preciso que el oro sea tratado, martillado, golpeado aquí y allá para que reciba la forma apropiada para el uso del Templo. Cuando somos golpeados y presionados, vamos tomando forma y esa forma la que nos permite “encajar” en el diseño del Eterno para Su servicio.


DIRIGIDOS SOBRENATURALMENTE, SIN NEGAR LA RESPONSABILIDAD HUMANA.


Este es un gran principio de nuestra Parasha. Los hijos de Israel fueron dirigidos sobrenaturalmente en medio del desierto. Había una nube de gloria por el día. Una antorcha de luz por la noche. Cuando la nube se elevaba, era indicación que el tiempo era propicio para avanzar. Cuando la nube se posaba, era indicación de que se debía reposar. Al levantarse la nube, se movían. Al detenerse, reposaban. La nube avanzaba delante de ellos en una dirección, el pueblo seguía la nube en medio del desierto.

La nube era la guía de los hijos de Israel. Su brújula, su compás, su GPS.

Sin embargo, Moshé pide a su suegro que le acompañe, porque su suegro conoce bien los caminos del desierto. Esto es lo que dijo Moshé:

“Ven con nosotros y te haremos bien. Porque tú sabes cómo moverte en el desierto y serás nuestro guía (10:31).


¿Cómo es posible que Moshé, el gran tzadik, el gran estadista, el hombre que habla con el Eterno cara a cara, el hombre que tiene plena confianza en el Eterno, el hombre que sabe que la nube es la guía de día, pida a su suegro que le acompañe para que fuese el guía? Para enseñarnos que nuestra participación en el proceso no es anulada por la revelación de la gloria del Eterno.


En otras palabras, aunque sabemos que el Eterno es nuestro guía en el camino, es nuestra responsabilidad hacer el camino y buscar el mejor camino. La nube no es dada para anular nuestra participación, sino para hacerla más sagrada y pura. Esto es confirmado por el hecho de que el Eterno ordena la fabricación de dos trompetas de plata para decirle al pueblo qué hacer en ciertas ocasiones.


Si una sola trompeta daba un sonido largo y estridente (Tekia), los líderes solamente debían moverse rápidamente junto a la puerta del Mishkán HaKadosh. Cuando dos trompetas se unían y daban se sonido corto y repetitivo (terúah) significaba reunión de todo el pueblo ante la puerta del Mishkán HaKadosh.


Cuando una trompeta solamente sonaba con terúah, una tribu debía comenzar a moverse.

Cuando sonaba otra serie del sonido terúah, la próxima tribu se movía. Y así sucesivamente.

Cada tribu estaba ligada a un sonido especial de la trompeta. De esta manera avanzaban en orden, dirigidos por la nube arriba y la trompeta abajo.


Si la hora había llegado para ofrecer ciertas ofrendas en su tiempo prescrito, la trompeta lo anunciaba inmediatamente.

También había un sonido especial para anunciar una batalla y alistarse para ella.

De esto aprendemos que hay reuniones donde solamente los que forman parte del liderazgo de Israel deben estar presentes.


Hay otras donde todo el pueblo puede estar presente.

Y hay otras donde solamente Moshé podía estar presente. Hay cosas que solamente las sabía Moshé.

Hay cosas que solamente la sabían Moshé y Aarón su hermano. Hay cosas que solamente la sabían Moshé, Aarón y Yehoshua. Hay cosas que solamente la sabían los cabezas de cada tribu. Hay cosas que eran accesibles para todo el pueblo.


Lo que solamente Moshé sabe, debemos dejarlo en su privacidad.

Lo que solamente el círculo íntimo de Moshé sabía, debía ser dejado solamente entre ellos.

Y lo que el pueblo debía conocer, debía ser revelado.

Un sonido de trompeta, solamente los líderes.

Dos trompetas, todo el pueblo.

De esta manera se conducía Israel en medio del desierto. Debemos movernos, SOBRENATURALMENTE y NATURALMENTE.

Es decir, dirigidos de ARRIBA y con nuestra mente aquí abajo, haciendo la parte que nos corresponde en el proceso.

El Sinaí era un lugar especial para los hijos de Israel. Allí recibimos la Torah, allí pecamos en lo referente al becerro de oro, allí fuimos perdonados y allí vimos la gloria del Eterno.

Pero Sinaí con toda Su gloria, no era el lugar de nuestro destino. Había que moverse del Sinaí, había que avanzar, había que conquistar la tierra.


Y para ello, el Eterno ordena la construcción del Tabernáculo, para que Su presencia estuviese siempre en medio de los hijos de Israel.


En otras palabras, nuestras grandes experiencias con HaShem, nuestro Sinaí, tiene siempre que ser un punto de partida, no la meta.


Y para garantizar alcanzar la meta, el Eterno debe tener Su Santuario en medio de nosotros.

El nos acompaña en el camino y eso hace de cada jornada del camino, otro Sinaí.

Hay momentos cuando tenemos que movernos. Hay momentos donde tenemos que acampar. Hay momentos donde tenemos que levantar el campamento y armarlo en otro lugar.

Y desarmarlo de nuevo y andar, hasta que finalmente lleguemos al lugar donde ya no tendremos que movernos: eretz Israel.


Mientras no hayamos llegado a Eretz Israel, somos peregrinos en la tierra, estamos en el exilio, en el desierto y debemos estar listos para acampar y movernos, movernos y acampar hasta que lleguemos y conquistemos la tierra. Dice la Torah que sucedió a los veinte días del segundo mes, del segundo año, que la nube se elevó sobre el Tabernáculo, abandonándolo por un tiempo.


¿Qué significaba que la nube se elevaba y dejaba el santuario?

Los hijos de Israel no sentían ahora la Presencia Divina, temor les invadía, inseguridad, miedo, desaliento… la nube nos ha abandonado, se fue del santuario.


¿Qué significaba eso? ¿Qué el Eterno nos había abandonado?

Absolutamente no. Pero significaba que ya no más se podía estar en aquel lugar, que había llegado la hora de partir y moverse hacia otro sitio. Dice la Torah:

“Y los hijos de Israel tomaron sus jornadas desde el desierto de Sinaí y la nube reposó en el desierto de Parán”.


La nube se levantó… pero finalmente reposó. ¿Entendemos la lección? Hay momentos cuando debemos movernos. De un desierto a otro desierto. ¿Qué es eso? ¿De un desierto a otro desierto? ¿Quién lo entiende?

Pero cada desierto nos acerca más a la tierra que fluye leche y miel. EL SANTUARIO


El Arca iba delante, llevada por los levitas. Y cuando ellos partían de un lugar, Moshé decía:

“Levántate Adonai y que sean dispersados tus enemigos”. Y cuando el Arca reposaba, Moshé decía: “Retorna oh Eterno a las miríadas de Israel”.


Es interesante que estas dos frases de Moshé Rabenu están marcadas por dos Nun invertidas, indicando con esto que ello constituye por sí mismo, un solo libro delante del Eterno. En otras palabras, que las jornada de los hijos de Israel son de acuerdo al libro que el Eterno tiene escrito a nuestro favor. De este modo hacían, al partir y al acampar. Al andar y al reposar. Ahora bien, el Santuario era desarmado y armado de nuevo en cada jornada. No importa que fuera un solo día de parada. Aun si fuese por pocos días, había que armar todo el santuario. Miles de levitas hacían la obra. Y la concluían en su tiempo prescrito.


Esto nos dice de algo sumamente importante: Aun cuando sea por poco tiempo que estemos en un lugar, la Presencia Divina debe estar siempre en medio de nosotros. En otras palabras, cada momento de nuestra vida, cada lugar que estemos, aunque sea un corto tiempo, debe ser importante, trascendente, maravilloso. Debemos darle a cada momento su lugar especial porque la vida de uno es la suma de cada momento separado que vivimos. Si lo hacemos apropiadamente, significativamente, magníficamente, la totalidad será una jornada de gloria y más gloria, de fruto y más fruto y mucho fruto y fruto que permanece.


¿Qué pasaba cuando aun por pocas horas, el Santuario era armado en las diferentes jornadas de los hijos de Israel?

Cada vez que levantaba el Santuario, la NUBE reposaba y el lugar era santificado de forma especial.

Esto es una gran lección para nosotros: Cada momento de tu vida cuenta.

Cada lugar donde estamos cuenta. Si levantamos un SANTUARIO allí, si lo transformamos en un TABERNÁCULO, estaremos santificando cada momento de nuestra vida, aun cuando sea por poco tiempo.


Y esta es la razón por la cual vive un hijo de Di-os: “Santificar cada día, cada hora y cada lugar”.

Elevar cada pulgada que pise la planta de nuestro pie y santificarlo para el Eterno.

Si estamos aquí por dos días o por 10 años: la meta es; LEVANTAR EL SANTUARIO en cada lugar que lleguemos.


¿Dónde está el SANTUARIO ahora?

He aquí que se nos revela que somos “Templo de la Rúaj HaKodesh”. Quiero que vea este cuadro:

El SANTUARIO en medio de los hijos de Israel y la Presencia Divina en forma de nube, llenándolo.

Pero había un hombre que tenía la PRESENCIA DIVINA dentro de él, Moshé Rabenu.

Y luego, hubo 70 hombres que recibieron Rúaj HaKodesh. Ahora sumaban 71 personas con Rúaj HaKodesh. Y vino uno corriendo y le dicen a Moshé: “Hemos visto a alguien profetizando en el campamento. Impídelo”. Y Moshé respondió: “Quién diera que todo Israel fuera profeta y que la Presencia Divina reposara en cada uno de ellos”. El profeta anunció: “Vienen días cuando derramaré de Mi espíritu sobre toda carne”.


En otras palabras, que vendrían días cuando no tendríamos el Santuario físico, vendrían días cuando no tendríamos el Mishkán HaKadosh.


¿Dónde reposaría para entonces la NUBE DE GLORIA?

Cada hijo de Israel se transformaría en un SANTUARIO. Cada hijo de Israel tiene el potencial de ser un TEMPLO donde reposa la Presencia Divina. Y esta es la meta de HaShem para nuestro pueblo. Y cuando la PRESENCIA DIVINA reposa en nosotros, podemos SANTIFICAR cada momento de nuestras vidas, hacer magnífica cada ocasión, y elevar todo lugar que pise la planta de nuestro pie.


Nadie tiene idea de lo que HaShem es capaz de hacer con una persona que decide transformarse en un SANTUARIO donde repose el Espíritu del Eloah viviente.


Y esa es precisamente la meta de Eloah para cada uno de nosotros. FINALMENTE:

Esta parashah nos entrega el mandamiento del segundo Pésaj. Hubo algunos de los hijos de Israel que estaban incapacitados para santificar Pésaj en su momento. Y vinieron a Moshé y le dijeron:


¿Hemos de privarnos de ofrecer esta ofrenda al Eterno?

Y HaShem ordena entonces el segundo Pésaj.


¿Cuál es la gran lección?

Que siempre tendremos una segunda oportunidad. Siempre tendremos la ocasión de comenzar de nuevo.

Esta gente perdió aquella bendición porque estaban contaminados. Pero el Eterno les dio un segundo chance.

¿Haz contaminado tu vida?

¿Hemos hecho cosas que no debimos hacer?

¿Hemos dicho cosas que no debimos decir?

¿Hemos dejado pasar oportunidades que no debimos dejar pasar? El Eterno tiene una segunda oportunidad para ti.

Hay la posibilidad de volver a empezar.

Con HaShem siempre es posible un segundo chance.

No lo desperdicies.

No te concentres en tu falla. Concéntrate ahora en tu nueva oportunidad.

No pongas tus ojos en aquello que ha destruido una parte de tu vida. No pongas tus ojos en aquello que perdiste, por las razones que sean. Pon tus ojos en la nueva oportunidad que está delante de ti.

Pon tus ojos en este segundo chance que recibes del Eterno de hacer bien las cosas.

HaShem dijo a nuestro pueblo: “Si un hijo de Israel se contaminó y no pudo ofrecerme la ofrenda, que tenga otra oportunidad, en el mes segundo, a los catorce días del mes”.


¿Puede haber una gracia mayor que se nos conceda otra ocasión de comenzar de nuevo?

¿Puedes encontrar una expresión más formidable del amor del Eterno que te concede volver a empezar?

No hay excusas entonces para el fracaso.

Si fracasamos, es porque escogemos el fracaso. Escogemos ser perdedores. Escogemos ser un desastre.

Porque la oportunidad es dada a cada uno. No te canses. No mires la vergüenza de tu error, mira la gloria de empezar otra vez.

Con nuevas fuerzas, con nuevos bríos, con nueva resolución. Cierra esa memoria de fracaso con que se envolvió tu vida.

Tal vez perdiste un grado escolar. Tal vez perdiste un año de tu carrera. Tal vez perdiste una posición de trabajo. Tal vez perdiste un amigo, tu esposa, tu esposo, tus hijos, tus padres…

Tuviste todo a la mano y se te fue. Y ese recuerdo, esa oportunidad perdida, ese pensamiento: “Lo que pudo haber logrado y no lo hice”, se transforma en la mayor trampa emocional y mental que hunde al hombre.

Rompe con eso. Levanta tus ojos. HaShem dice: “Te doy una nueva oportunidad. Te permite empezar otra vez”.

No te rindas. No te des por vencido.

Perdiste una batalla, pero no la guerra. La guerra sigue. Toma la cuerda que te lanzan. Toma la oportunidad que te vuelve a ser ofrecida.

Comienza de Nuevo.

Dice el David en uno de sus salmos: “HaShem está conmigo entre los que me ayudan”.


Hay alguien que te el Eterno pondrá en el camino para darte una mano. Se cierra una puerta, pero el Eterno te abre otras.

Se cierra un lugar, pero el Eterno te abre otro.

Se levanta la nube, pero hay otra jornada que debe ser cumplida.

Nunca es tarde para volver a empezar. Nunca es tarde para levantarnos de nuevo y echar a andar.

Y os digo algo: Cuando un hombre reconoce esto, y lo internaliza, ahí comienza en verdad su vida, no importa que tenga 15 años o 40 años o 70 años.

Al momento que descubres tu potencialidad, quitas tus ojos de tus errores y te acoges al segundo pésaj, a la segunda oportunidad, ahí realmente comienza tu vida.

¿A qué podemos comparar entonces esos momentos desastrosos que están escondidos en nuestra experiencia humana?

Es comparable a la manera cómo las águilas construyen sus nidos.

Primero: En lo más alto de las rocas. Nadie alcanza allá. Nadie sino solamente ellas.

Segundo: Las construye con materiales punzantes que deja debajo y la cubren con paja que se deteriora con el tiempo.

Tercero: Cuando el pichón está muy cómodo allí, la paja del nido comienza a deteriorarse y salen las puntas afiladas desde la base del nido. Donde quiera que se mueve, el pichón encuentra un problema, algo que lo aguijonea, algo que lo molesta.

No hay forma que se pueda estar tranquilo en el nido.


Por un tiempo el nido fue una bendición. Bien seguro, caliente, acogedor.

Pero ahora se vuelve doloroso, punzante, insostenible.

¿Qué ha pasado? ¿Hay algo malo en el nido?

¡Absolutamente no! Ese malestar es lo mejor que le puede suceder al pichón.

Es el aviso de que no fue hecho para estar allí para siempre, que solamente era una etapa de su vida, que llegó la hora de volar y remontarse a sus verdaderas alturas.

¿Te sientes incómodo con tu vida? ¿Hay algo que te molesta?

¿Amigos que se han mofado de ti? ¿Errores de los cuales ahora te avergüenzas? ¿Malos recuerdos? ¿Oportunidades perdidas?

Estas cosas actúan como “punzones” en nuestras costillas, como agujas en nuestros costados… son cosas que nos cargan, nos asfixian, nos fatigan, nos agobian, nos sofocan emocionalmente, incluso, nos enojan e irritan.

¿Qué es esto HaShem? ¿Por qué tantas espinas por todos lados?

Y el Eterno te dice: Es la hora para que te muevas del nido… es la hora para que aprendas a volar, a elevarte más, tu eres un águila y un águila solamente está ahí por un tiempo, ahora levántate, abre tus alas, extiéndelas al viento.

“La nube se alzó y los hijos de Israel partieron de Sinaí por sus jornadas”.

¿Entiendes esto?

Y una lección para todos: Aunque un líder de Israel falló, específicamente Miriam, en lo referente a la murmuración contra su hermano lo que causó que se retrasaran 7 días en el camino, no obstante el pueblo esperó hasta que fue restaurada para reiniciar la marcha.


No dejemos atrás a los que caen, no dejemos atrás a los que tropiezan, demos una oportunidad para que Miriam vuelva al campamento, sana, y comencemos todos juntos la marcha de nuevo.


Demos siempre oportunidad para que los que fallan sean restaurados y se junten al campamento. Es cierto, hay que esperar que regresen sanos, pero esperemos, no seamos tan exigentes contra los que caen, porque tal vez mañana nos toca a nosotros. Y si somos misericordiosos alcanzaremos misericordia, porque con la misma medida que medimos nos medirán. Esto es Israel. Esto es la Torah. Este es el ejemplo que debemos seguir cada día. Si alguno cae, esperemos que regresen.

En el caso del suegro de Moshé, Yitro, no se esperó, porque fue su decisión marcharse. Pero el caso de Miriam fue diferente, ella no quería marcharse, cayó, falló, y tuvo la oportunidad de reunirse a la congregación de Israel. Esa oportunidad siempre debe estar abierta para todos. Si la cerramos, tal vez un día nos la encontraremos cerrada y será muy grande la pérdida.


Cada uno de nosotros vale, cada uno es importante, cada uno cuenta. Shabat Shalom.

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1 Comment


villom70
Jun 06, 2023

Le doy gracias a nuestro Padre celestial por la capacidad de producir un trabajo tan excelente como está parashá behaalotjá, porque incluye a la porción de los profetas y del código real ( es maravilloso) Que El Eterno que es bueno les continúe dando la sabiduría, el amor y la perseverancia para continuar haciendo tan loable trabajo. SHALOM!!

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