Las dos secciones de la Toráh que se estudian, continúan las leyes de impureza y pureza ritual. En la parashah previa, Moshé concluye dando las instrucciones con respecto a los mamíferos para distinguir entre “lo impuro y lo puro”; ahora, siguiendo el orden de Breshit, donde los animales aparecen primero que el hombre, se tratan los asuntos de la pureza de la mujer.
Básicamente la ley es que cuando una mujer judía atraviesa un embarazo y da a luz, debe entrar en un proceso de purificación ritual que incluye la entrada a la mikvé y traer una ofrenda al Eterno en el Sagrado Templo. Si es un varón, se considera impura ritualmente por siete días. Si da a luz una niña, entonces está impura ritualmente, por 14 días.
Si es varón, luego de los primeros siete días, se cuentan 33. Si es niña, luego de los 14 días, se cuentan 66 días.
En el evento de dar a luz un varón, éste debe ser circuncidado al octavo día. Por medio del brit milá (pacto de la circuncisión) el varón judío entra en el Pacto de Avraham que fue confirmado al pie del monte Sinaí y es considerado oficialmente parte del pueblo hebreo. Por su parte, Tzaráat (lepra) no es una enfermedad, sino una plaga, esto es, una especie de castigo impuesto por el Tribunal Celestial que puede afectar una persona, su ropa y su casa y que se refleja mediante ciertas manchas (blancas o rosadas) que pueden aparecer o en su piel, en la ropa o en las paredes de su casa. De ocurrir esto, se debe llamar inmediatamente al Cohén quien luego de hacer el examen de rigor, tiene la responsabilidad de declarar a la persona “taméh” (impura) o “tahor” (pura).
En el evento de que se diagnostique “lepra” (tzaráat), la persona debe abandonar el campamento de Israel (su casa o barrio) y vivir fuera de los límites de la ciudad hasta que sea sanado. Si la ropa y la vivienda están contaminadas, un proceso de limpieza de rigor debe ser realizado, pero si las señales persisten, entonces tanto lo uno como lo otro (ropa y casa) deben ser destruidos completamente. En el evento de que el leproso (metzorá) sea sanado, el Cohen debe revisarlo, purificarlo y declararlo sano mediante un proceso ritual.
La impureza ritual también puede darse por medio del flujo de sangre menstrual de la mujer o por flujo seminal del hombre. En ambos casos, un proceso de purificación es requerido para restaurar las funciones biológicas por medio de la entrada a la mikvé.
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