En esta parashá, se describe cómo HaShem ordenó a Moisés que tomara un censo del pueblo de Israel y que cada persona contribuyera con medio shekel para la construcción del Tabernáculo.
También se relata el incidente del becerro de oro, en el cual el pueblo de Israel se desvió de la fe en Di-s y adoró a un ídolo. Moshe intercedió por ellos y HaShem les perdonó, pero también les enseñó la importancia de mantenerse fieles a Él y no caer en la idolatría.
Además, en esta parashá se describen las diez palabras (Los diez mandamientos), que son los fundamentos de la ley de HaShem para el pueblo de Israel. Moshe subió al monte Sinaí para recibir estos mandamientos directamente de Eloha y luego los entregó al pueblo.
Finalmente, la parashá Ki Tisa concluye con la descripción de cómo Moshe se comunicaba con HaShem en la tienda del encuentro y cómo su rostro resplandecía después de cada encuentro con el Señor.
La sección de la Toráh para este Shabat incluye los siguientes temas generales:
Primero: Se instruye a Moshé sobre el medio shekel de plata para el servicio permanente del Santuario que deberán separar para el Eterno todos los israelitas a partir de haber cumplido los 20 años de edad.
Segundo: Se ordena la construcción de un lavacro (lavatorio), el aceite de unción y el incienso sagrado. Tercero: Toda la Tienda del Encuentro debe ser ungida y consagrada así como Aarón y sus hijos.
Cuarto: Elección de dos personas claves que ayudarán a Moshé en la confección de los utensilios sagrados: Betzalel y Aholiav.
Quinto: El Shabat debe ser guardado, como “señal de Pacto” y las penas que deben ser impuestas a sus violadores.
Sexto: Se le encomiendan a Moshé las dos tablas de piedra, escritas con el dedo de Eloha.
Séptimo: Se narran los hechos que concluyeron con la elaboración y adoración del becerro de oro.
Octavo: Se decreta la destrucción de toda la nación, pero la intercesión de Moshé libra a Israel de ese mal decreto.
Noveno: Moshé desciende del monte trayendo consigo las Tablas del Testimonio, que contienen los Diez Mandamientos.
Décimo: Moshé reacciona con violencia sagrada ante el grave pecado del becerro de oro: arrojó las dos tablas que se quebraron, destruyo el becerro de oro, y lo convirtió en polvo que luego mezcló con agua haciendo que los hijos de Israel se la bebiesen, más tarde, con la ayuda de los levitas, el juicio divino causó la muerte de 3,000 personas, las que participaron activamente en aquel pecado.
Decimoprimero: Moshé sube al monte para procurar la expiación del grave pecado del pueblo y expone su vida a cambio de la vida del pueblo: “Si no perdonas su pecado, bórrame a mí, te lo ruego, de tu libro que has escrito”.
Decimosegundo: Eloha perdona al pueblo, pero advierte que las consecuencias del pecado alcanzarán muchas generaciones por venir.
Decimotercero: El Mishkán es quitado de en medio de los hijos de Israel y colocado fuera del campamento.
Decimocuarto: Moshé tiene una revelación de la gloria del Eterno que mostrará la manera correcta de acercarnos a Eloha.
Decimoquinto: Moshé ruega que sea la Presencia Divina misma quien continúe acompañando al pueblo y finalmente desciende del monte trayendo consigo copias nuevas de las dos tablas del testimonio.
Decimosexto: Del rostro de Moshé brotaban rayos de luz por el efecto causado por su encuentro con la gloria del Eterno. Moshé pone un velo sobre su rostro que era quitado al entrar en la tienda del Encuentro.
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