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Foto del escritorRab Dan ben Avraham

Parashá 17 Yitró

Shemot (Ex) 18:1 – 20:26 (23 heb.)


Por tanto, todos tienen que prepararse debidamente, hacer teshuvá, lavar sus vestidos y hacer teviláh para entrar bajo el palio nupcial. Se advierte que ni la novia ni los animales, ni otra persona alguna puede traspasar los límites establecidos so pena de ser muertos. Solamente cuando se toque el shofar, podrán acercarse, pero dentro de la zona de seguridad establecida.


Al amanecer, truenos, temblores y luces sacuden el campamento. HaShem, por medio de su mal’ak mayor, se hace presente en el monte y ante la presencia de todo Israel, Moshé es llamado para recibir el “contrato matrimonial” compuesto por las diez declaraciones que fueron hechas en presencia de todos. Las diez declaraciones fueron:

  • “Yo soy el Eterno”. – Monoteísmo Absoluto.

  • “Santificación del Shabat”. – La santidad del tiempo.

  • “Honrar al padre y a la madre”. – La santidad de la familia

  • “No derrames sangre inocente” - La santidad de la vida humana. “No robar”. – El derecho y respeto a la propiedad privada.

  • “No adulterar”. – La santidad del sexo.

La parasháh de esta semana pudiera ser la base para “el día del suegro”, tratándose nada menos que del suegro de Moshé Rabenu quien al escuchar de todas las cosas que el Eterno había hecho, viene con su hija y sus nietos a encontrarse con su yerno, a la para entonces entregado completamente al pueblo de Israel.


Según Rashí, Yitró tenía siete nombres diferentes: Reuel, Yéter. Yitró, Jobab, Jéber, Kení y Puliel.


Moshé Rabenu sale a recibirlo y le cuenta en detalle cada uno de los actos redentores realizados por el brazo del Omnipotente. Yitró se convence aquí que solamente el Eloha de Israel es el Uno y Único Eloha verdadero. Se realiza una gran fiesta por la conversión del suegro de Moshé y hay una gran fiesta en pleno desierto, al pie del Monte Santo. Cuando Yitró percibe la obra que realiza su yerno, le propone una estrategia administrativa que daría excelentes resultados: delegación de autoridad. Y así queda establecido finalmente, atendiendo Moshé solamente los casos mayores y difíciles, los que no tenían derecho de apelación.

  • “No testificar en falso” – La santidad de la justicia.

  • “No codiciar” – La prohibición contra todo deseo ilegítimo.

  • “No tendrás otros dioses delante de Mí” v- Prohibición contra toda forma de idolatría.

  • “No tomarás el nombre del Eterno en vano”. – Respeto y Temor por el Nombre.

Al escuchar las diez declaraciones del Eterno, el pueblo cae de espaldas ante la fuerza y poder de la Presencia Divina derramada sobre el monte. Piden a Moshé que sea el intermediario entre el Eterno y los hijos de Israel, so pena, pensaban, de ser muertos.


Moshé pide al pueblo calma, que no permitan al miedo faraónico apoderarse de sus corazones. La gloria del Eterno revelada tenía como intención evidente, que supieran, aunque fuese balbuceando, de un pequeño anticipo de lo que será el mundo por venir. Se profundiza el concepto de Monoteísmo, para que el pueblo sepa que oyó hablar al Eterno, pero no vio ninguna imagen o cosa semejante.


La parashá concluye con instrucciones precisas de cómo edificar un altar de tierra sin gradas para proteger los principios sagrados de la moral y la ética.


La parasháh de esta semana pudiera ser la base para “el día del suegro”, tratándose nada menos que del suegro de Moshé Rabenu quien al escuchar de todas las cosas que el Eterno había hecho, viene con su hija y sus nietos a encontrarse con su yerno, a la para entonces entregado completamente al pueblo de Israel.


Según Rashí, Yitró tenía siete nombres diferentes: Reuel, Yéter. Yitró, Jobab, Jéber, Kení y Puliel.


Moshé Rabenu sale a recibirlo y le cuenta en detalle cada uno de los actos redentores realizados por el brazo del Omnipotente. Yitró se convence aquí que solamente el Eloha de Israel es el Uno y Único Eloha verdadero. Se realiza una gran fiesta por la conversión del suegro de Moshé y hay una gran fiesta en pleno desierto, al pie del Monte Santo. Cuando Yitró percibe la obra que realiza su yerno, le propone una estrategia administrativa que daría excelentes resultados: delegación de autoridad. Y así queda establecido finalmente, atendiendo Moshé solamente los casos mayores y difíciles, los que no tenían derecho de apelación.



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