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Parashá 11 VaYigash

Resumen de la Parasháh:


La parasháh de la semana pasada concluyó con la decisión de Yosef, el gobernador de Egipto, de retener solamente a Benyamim. Si recordamos bien, esto fue lo que dijo: “El varón en cuya mano fue hallada la copa será mi esclavo, pero vosotros podéis iros en paz a vuestro padre”.


Tal decisión abrió el escenario para la acción de Yehudá quien adelantándose al resto de sus hermanos, intercede a favor de Benyamim ofreciéndose a sí mismo como esclavo en lugar de su hermano. Alguien dirá dos mil años después: “Nadie tiene mayor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Al ver que su arrepentimiento era completo y que la lealtad de los unos por los otros evidente, Yosef se da a conocer a sus hermanos:”Yo soy Yosef” les dijo e inmediatamente se interesa por la paz de su padre. Una vez que la identidad de Yosef es reconocida y aceptada por sus hermanos, un profundo sentido de vergüenza y regocijo, de dolor y alegría, llena los corazones de todos.


Ante la evidente exposición de sus hermanos, Yosef, en vez de condenarlos, los consuela diciendo: “No temáis, Elohim me ha enviado delante de vosotros para salvaros de la hambruna”.

Los hermanos regresan a casa en busca de su padre y el resto de la familia, pues Yosef desea que todos se asienten en Egipto hasta que pase la tormenta. Una vez en Kenaán, Yaakov finalmente acepta el informe y bajo revelación desciende a Egipto con toda su progenie para ver de nuevo a su hijo luego de 22 largos años de sufrimiento pensando que estaba muerto.


El encuentro de Yaakov y su hijo tiene lugar, quien lo presenta al faraón y por éste es dada la orden de entregarle la tierra de Goshén para morada de la familia real. Bajo la protección de Yosef, la familia se multiplica y se va enriqueciendo rápidamente.


Haftaráh:


La reunificación de la Casa de Yosef y de Yehudá, de Efraín y de toda la casa de Israel es profetizada. Bajo la figura de dos maderos que se juntan en uno, anunciando la gran noticia de que algún día el Reino de la tribu de Yosef por la vía de Efraín y el reino de la tribu de Yehudá, no serán nunca más dos pueblos o casas separadas, sino un solo reino unificado. Se promete que todos los descendientes de Israel dispersos en las naciones serán recogidos y traídos de vuelta a Eretz Yisrael prometiéndose que nunca más estarán divididos e dos casas o en dos reinos. Cuando esto tenga lugar, toda forma de violación de la Toráh será finalmente desarraigada de Israel, ni habrá más contaminación ni corrupción, pero el Eterno mismo salvará a Su pueblo.


Se promete que David será rey sobre Israel y que la descendencia de Yaakov habitará la tierra prometida para siempre.


Tzofen HaMaljutí:

El Santo Maestro se postra en tierra en oración ante su Padre en los cielos pues su alma ha sido llenada de una fuerte y pesada angustia, gimiendo y rogando que sea hecha Su voluntad. Los discípulos se duermen y él los despierta y los invita a juntarse con él en oración. En eso se presenta el traidor quien se echa a su cuello besándolo como señal para apresarlo, pues los guardias que habían ido por él no le conocían personalmente.


Los discípulos abandonan a su Maestro presa de un miedo atroz. El Kohen Gadol reúne a su concilio, formado por saduceos principalmente y se levanta un juicio ilegal contra el Maestro. Cuando finalmente el Kohen Gadol le pregunta: ¿Eres el Mashiaj el hijo del Bendito?”, el Maestro asiente y mencionando el Nombre que es

sobre todo nombre, afirma: “Veréis al Ben Adám sentado a la diestra de Y‐H‐W‐H y viniendo en las nubes del cielo”.


Al escuchar la pronunciación del Nombre, el Kohen Gadol acusa al Maestro de blasfemia y lo declaran reo de muerte. Acto seguido la turba de soldados alquilados para la ocasión arremeten contra el Rebe y lo golpean y lo burlan salvajemente.


Mientras tanto, Kefa, que estaba sentado afuera calentándose alrededor de una hoguera, al ser confrontado en su identidad, niega todo tipo de relación con el Maestro por tres ocasiones distintas y luego cantó el gallo.


Al amanecer, el Maestro es llevado ante el gobernador romano para exigirle su muerte y cuando Pilato comienza a interrogarlo, a partir de un punto del interrogatorio, Yeshua no responde y el gobernador, cuya presencia aterrorizaba al más valiente soldado,  se sorprende de su entereza y valentía.


Comentarios:

44:18 “Y Judá se le acercó (vayigash) a él y le dijo: Ruego, mi señor, que pueda hablar tu siervo una palabra en presencia de mi señor y no se encienda tu ira contra tu siervo, porque tu eres igual al Paró (Faraón)


La frase, “pueda hablar tu siervo una palabra en presencia de mi señor”, literalmente significa, “Una palabra en los oídos de mi señor”, esto es, “que mis palabras puedan penetrar en tu corazón y las puedas entender”.


Las palabras que entran solamente al oído, “salen por el otro oído”, pero las palabras que penetran por el oído al corazón, quedan dentro de la persona y allí hace su obra. Yehudá conocía que las palabras tienen un efecto poderoso en la voluntad del hombre e intenta sembrarlas allí.


El hombre ha sido creado de tal manera que las palabras que penetran en sus oídos (corazones) son como la semilla de un árbol, que da fruto, esto es, causa que la persona que la recibe cambie sus actitudes y decisiones en la vida.


Tratándose del virrey de Egipto, Yehudá desea que sus palabras se transformen en semilla que de fruto a fin de que el decreto del gobernador pueda ser cambiado.

La manera de su acercamiento a Yosef revela una de las estrategias de diálogo más importantes e interesantes en toda la Escritura. Yehudá muestra respeto y reverencia por la autoridad que tiene delante y se presenta a sí mismo como “siervo” a fin de que la humildad pueda causar su fruto apacible de justicia.


Pero al mismo tiempo, recurre a uno de los resortes de mayor influencia en la vida de una persona, la relación íntima entre padre‐hijo, protegiendo el honor de su padre. Una vez fallaron, pero no están dispuestos a volver a repetirlo.


44:18 “Y se acercó” (vayigash) tiene varios significados1.


Rav Judáh dijo: “El verbo “se acercó” se relaciona con una batalla, como en 2 Samuel 10:13: “Y se acercó (vayigash) Yoav… para pelear contra los sirios”.


Rav Nehemias dijo: El verbo “se acercó” indica la intención de reconciliación, como en Josué 14:6 “Y los hijos de Judá se acercaron a Josué en Gilgal”.


Los sabios dijeron: El verbo “se acercó” indica la intención de orar, como en 1 Reyes 18:36 “Y al llegar la hora del sacrificio, “se acercó” el profeta Elías.


Pregunta: ¿Cuál es el significado entonces?


Respuesta: Rav Elezar combinó todos los puntos de vista diciendo: “Judá se acercó a Yosef dispuesto a realizar cualquiera de las tres posibilidades: Si hay que pelear, pelearé. Si es por reconciliación, reconciliación. Si es para orar, oraré”.


44:24 “Donde está tu siervo, mi padre, les contamos las palabras de mi señor”


Según algunos poskim2, Yosef estaba destinado a vivir 120 años, pero cuando escuchó hablar de Yaakov su padre como “su siervo” y no protestó, sus días fueron acortados por diez años, porque un hijo nunca debe permitir que su padre le sea presentado como su “esclavo”.


45:1­18 Yosef revela su identidad a sus hermanos


1 Midrash Rabbá Breshit

2 Pirkei d'Rav Eliezer

A la hora de revelarse a sus hermanos, Yosef no quiere que ningún extraño (egipcio) esté presente; así que ordena a todos sus siervos, sub oficiales y policías salir de su palacio a la hora de revelar su identidad.


En el primer encuentro con ellos, Yosef mantuvo en secreto su identidad. Le acusó severamente de espías y fue rudo con sus hermanos. Pero toda esa dureza no tenía la intención de causarles mal, sino provocarles al arrepentimiento sincero. Una vez que ahora demuestran su seria intención de no abandonar a su hermano menor, Yosef conoce que su teshuvá es perfecta y está listo para revelarse.


Como una alusión a Mashiaj, Yosef demuestra que cuando el arrepentimiento de los hijos de Yaakov sea completo, el que ocultó su identidad en el primer encuentro, la revelará sin duda en el segundo.


Pregunta: ¿Cómo revela Yosef su verdadera identidad a sus hermanos?


Respuesta: Primero, les habló en la lengua hebrea. Segundo, les mostró la marca del brit milá.


Pregunta: ¿Por qué Yosef echa a todos de su palacio a fin de darse a conocer a sus hermanos?


Respuestas: Para no avergonzarlos en público.


La revelación de Yosef como su hermano y el encuentro posterior con su padre, es uno de los momentos más extraordinarios en la vida de Yaakov y de toda la Toráh, repleto de contenido humano difícilmente superable.


El que Yosef se haya revelado en su segundo encuentro y escondido su identidad en el primero, tiene sin duda una repercusión redentora importante porque nos habla de dos grandes momentos de la redención: el primero que es velado; el segundo que es evidente a toda la Casa de Israel.


45:9 “Daos prisa y subid a casa de mi padre… y le diréis: desciende a mí…”


“Subir y descender” tiene aquí un aspecto teológico, no físico. Eretz Yisrael es el punto más alto, tanto moral como espiritualmente. Por tanto, a cualquier dirección que se vaya, siempre salir de Eretz Yisrael será un “descenso” y regresar, un “ascenso”.


45:25 “Y su corazón quedó reducido … porque no les creía”.


Este es el pago de la mentira; luego cuando se dice la verdad, nadie le cree.


45: 27 “Y cuando vio los carros… dijo: “Yosef, mi hijo, vive aun…


Pregunta: ¿Por qué al ver los “carretas” Yaakov concluyó que su hijo Yosef vivía?


Respuesta: Según el Midrash, el día cuando Yaakov envió a Yosef a ver cómo estaban sus hermanos, estuvo estudiando con él lo referente a la “becerra desnucada” (eglá arufá) que es sacrificada por los jueces de una ciudad cuando aparece alguien muerto en los alrededores de esa comunidad y se desconoce la identidad del asesino. En ese caso los ancianos de la ciudad más cercana al cadáver toman una becerra y la desnucan y declaran: “Nuestras manos no derramaron esta sangre y nuestros ojos no vieron este crimen”. En hebreo, “becerras” y “carretas” tienen una gran similitud porque provienen de una misma raíz, toda vez que las carretas son tiradas por becerros. Al decir entonces que las “carretas –becerras” las había enviado “Yosef”, Yaakov se dio cuenta que era una señal de la lección que había estado enseñando a su hijo y supo entonces que estaba vivo. A partir de aquí, su corazón se alegró y la Rúaj HaKodesh retornó a él con el don de profecía, porque una persona en luto, no puede recibir Rúaj HaKodesh, pues su espíritu se encuentra demasiado triste y acongojado. Por tanto, cuando alguno está triste, debe cantar alabanzas para atraer la Presencia Divina sobre su alma.


46:1­49:33 Yaakov desciende a Egipto


46:4 “Yo (HaShem) descenderé contigo a Egipto y Yo también te haré volver”.


El temor de Yaakov era justificado. Egipto se consideraba la tierra más depravada de toda el área. Pero el Eterno tenía Sus planes. Así que le asegura a Yaakov que Su Presencia le acompañaría en su exilio. Y esta es una gran consolación para todos: que aun descendiendo al destierro, la Presencia Divina, como el esposo cubierto de rocío de Shir Hashirim, indica que nunca Israel ha sido abandonado ni reemplazado por otro pueblo. Tanto en Egipto, como en Babilonia, como ahora entre todas las naciones, Su Presencia nos acompaña, aun cuando no tengamos muchas veces, plena conciencia de ella.


46:8­27 La Lista


Sobre la lista de las almas que descendieron con Yaakov a Egipto, es bueno contarlas una por una. En algunos manuscritos de Breshit encontrados entre los “rollos del Mar Muerto” hay uno que afirma que fueron 75 almas, no 70. En esta lista aparecen los nombres de dos difuntos, Er y Onán. Yojeved no había nacido aun, pero se cuenta. Sin las mujeres de los hijos de Yaakov, sesenta y seis almas. Los hijos de Yosef en Egipto son contados (Manasés y Efraín). Físicamente, con sus pies, solamente entraron 69. Algunos cuentan la Presencia Divina como el número 70, toda vez que el Eterno le dijo: “Yo descenderé contigo”.


46:21 “Y los hijos de Benyamim: Bela, Bejer, Ashel, Gera, Na’aman, Aji, Rosh, Mupim, Jupim y Ard”.


Afirma el Midrash: “Cuando Benyamim fue traído ante Yosef, éste le preguntó:

¿Tienes hermano? Y respondió: “Tuve un hermano, pero no sé dónde haya ido”.

¿Tienes esposa? Y respondió: “Tengo una esposa y diez hijos”. ¿Cómo se llaman? Y dijo: “Los he llamado por el nombre de mi hermano perdido: Bela, porque “me fue quitado”. Bejer, porque es el primogénito de mi madre. Ashel, porque fue tomado cautivo. Gera, porque fue extraño en otra tierra. Na’aman, porque sus obras fueron hermosas. Ají porque fue mi hermano. Rosh, porque es el principal. Mupim, porque excedía en belleza. Jupim, porque no tuve oportunidad de verlo en su jupáh y Ard porque es semejante al capullo de una flor”.


La lealtad de Benyamim a su hermano sirve como ejemplo para todas las generaciones.


46:28 “Y envió Yaakov a Judá delante de sí a Yosef”. Pregunta: ¿Para qué lo envió?

Respuesta: Responde el Midrash3: La palabra lehorot (para preparar el camino) también puede significar “enseñar”. Por tanto, la intención verdadera de Yaakov fue que Judá se adelantase a fin de preparar el bet midrash (casa de estudio) para él donde pudiera enseñar Toráh a sus hijos, hacer las oraciones y servir como casa de administración de justicia.


3 Midrash Raba

De esto aprendemos que cuando los hijos de Israel nos movemos a un lugar, lo primero que debemos procurar es tener una Casa de Estudio de la Torah. Sin esto, no podemos llamarnos en verdad, una comunidad. Lo mismo es válido para Benei Noaj.


46:34 “Abominación es a los egipcios todo pastor de rebaños”.


La palabra “abominación” puede ser interpretada como “divinidad”   toda vez que las ovejas mismas eran vistas como deidades y los pastores que las cuidaban, divinidades también. Al decir que eran “pastores” se les estaba dando un trato extraordinariamente importante.


Cada vez que vemos en las Escrituras la expresión “abominación” casi siempre es una alusión al término “avodah zará”, esto es, la adoración a algún tipo de “divinidad” creada por los hombres.


De esto se deduce que, cuando el Maestro habla de la “abominación desoladora” está haciendo referencia al culto de la persona humana como si fuera una divinidad, lo cual es visto en las Escrituras como “abominación”.


En efecto, el rey de los greco‐sirios (Epífanes= epifanía, manifestación de una deidad) que llevó luego a la guerra civil dirigida por Yehudá el Macabeo, se consideraba una encarnación de la divinidad; lo mismo hará el príncipe romano quien se hacía adorar como “hijo de los dioses” y estableció el culto al emperador. Todo esto es considerado “abominación”. El Maestro advierte que una situación similar tendrá lugar en los días previos a la revelación del Mélej HaMashiaj.


Basada en la misma idea, el texto puede ser interpretado en el sentido de que los egipcios consideraban a los pastores de ovejas como “santos” por alimentar y cuidar a sus “dioses”.


47:9 “Los días de los años de mis peregrinaciones”


Considerarse peregrino en esta edad presente no afecta para nada la responsabilidad y lealtad al país que nos acoge en nuestro exilio, como es el caso de Yosef y como ha sido el caso de nuestro pueblo; pero expresa un profundo sentido de pertenencia al mundo porvenir. “Esperar una patria celestial”, es la confianza en la redención final. Por tanto, mientras vivimos en esta tierra y echamos raíces en ella y trabajamos por ella y amamos y defendemos nuestra patria y la hacemos progresar y mejorar para bien de todos, a última instancia sabemos que aquí estamos de pasada y que este tiempo en realidad nos es dado solamente como preparación para el mundo por venir. Consecuentemente, un tzadik siempre verá su vida aquí y ahora como una “peregrinación”, no como algo permanente.


47:11 “…En la tierra de Ra­am­sés”.


Este nombre aparece cinco veces en la Toráh. Primero: Shemot 1:11. Segundo: Shemot 12:37. Tercero: Bemidbar 33:3. Cuarto: Bemidbar 33:5. Quinto: nuestro texto.


En las cuatro primeras ocasiones, la palabra tiene solamente dos sílabas: Ra‐Meses, pero aquí tiene tres sílabas: Ra‐am‐ses, lo cual significa que no se refiere a la ciudad misma, sino a una parte dentro de Goshén. A la hora de pronunciar este texto, hay que separar las tres sílabas para no establecer una contradicción en la Toráh, jas beshalom, en el sentido de que se esté relacionando Goshén geográficamente con Ra‐Meses.


47:17 “Y les dio pan por los caballos”


La palabra traducida “les dio” significa poco a poco, es decir, no les entregó toda la cantidad que demandaba el trueque, porque Yosef temía que de darle todo de una vez, por el hambre, no lo administrarían bien y los arruinaría más aun. La ciencia demuestra que una persona en hambruna, no debe comer demasiado al principio, porque su salud puede ser quebrantada. Por ejemplo, luego de un largo ayuno, no es apropiado comer excesivamente.


47:21 “Y al pueblo hizo cambiar de ciudades”.


Esta fue una movida política importante de Yosef para proteger el futuro de sus hermanos en Egipto. Ellos veían a los hebreos como “extranjeros” y al tener pan, podría causar una revuelta contra ellos movidos por celos. Además, los egipcios habían entregado sus propiedades a cambio de pan y estaban viviendo en ellas en forma de “usufructo gratuito”; pero ahora Yosef, teniendo en su mano todas las propiedades muebles e inmuebles de Egipto, determina moverlos de ciudad y asentarlos en otras regiones para que la gente se vea a sí misma como “extranjera” y esto disminuyese la posibilidad de un “progrom” contra los hebreos.


Como es evidente, tener a un judío al frente de las grandes esferas de poder en el exilio, ha sido siempre un recurso del cielo para proteger los intereses de Israel en medio de su destierro. Una señal de que el Eterno no ha abandonado a Su pueblo. Cuando el caso es lo contrario, es tiempo de partir a otro lugar o regresar a la tierra de la promesa.


47:22 “Solamente las tierras de los sacerdotes no compró…”


Aun los impíos tratan con respeto y consideración a los que se dedican a un servicio considerado para bien espiritual del pueblo. Pero el hecho de que fueron estas tierras las únicas que no pasaron a propiedad del faraón ni sufrieron hambre, significa que posiblemente entonces fueron los sacerdotes egipcios los que sembraron en el pueblo el odio contra los hebreos.


47:24 “Daréis la quinta parte (20%) al faraón”.


Algunos poskin sugieren que el compromiso de Yosef fue el siguiente: Todo lo que produzca la tierra la dividirán en cinco partes (un quinto). Un quinto para el faraón. Un quinto para usarlo como semilla para la próxima cosecha. Un quinto para los campesinos y sus familias. Un quinto para los obreros empleados y sus hijos. Un quinto para su uso personal. De esta manera les administraba lo mejor posible sus cosechas.


47:26 “Como estatuto hasta este día”, es decir, hasta el día en que Moshé quien vivió muchos años después, escribió el relato.


Notas del Midrash

La discusión entre Iehuda y Iosef


Iosef (José) tomó a su hermano Biniamin y dijo ‐ Déjalo aquí como esclavo mío y tú puedes regresar a la casa de tu padre en paz.


Sin embargo, Iehuda respondió ‐ ¿Crees tú que habrá paz en la casa de nuestro padre si regresamos sin Biniamin? Se acercó a Iosef, preparado para recuperar a Biniamin por tres métodos diferentes. Rezaría a HaShem para pedir ayuda, apaciguaría a Iosef si este método resultara más efectivo y hasta recurriría a una guerra abierta. A esta altura Iehuda estaba dispuesto a renunciar a su propia vida por Biniamin y pensó: "Quizás mi abnegación nos redimirá por haber engañado a mi padre cuando vendimos a Iosef".


Iehuda profirió un grito de enojo aterrorizante que repercutió y fue escuchado a una distancia de cuatrocientas parsa (1.600 Km. aprox.) Jushim, el hijo de Dan, sintió en Eretz Canaan que su tío estaba angustiado. Corrió a Egipto para ayudar a Iehuda. La tierra se contrajo milagrosamente y llegó a Egipto de inmediato. Ahora, Iehuda y Jushim aullaron juntos como un león y una hiena.


Cuando los hermanos vieron la furia que tenía Iehuda, también estallaron y patearon el piso con sus pies, levantando montículos de tierra. En cuanto Iosef vio que había despertado la furia de Iehuda, se asustó. ‐ ¡Ay!‐ pensó ‐ me matará.


¿Cuáles eran los signos de la furia de Iehuda? Algunos dicen que de sus ojos caían gotas de sangre. Otros dicen que el pelo sobre su corazón se endureció y perforó cinco capas de vestimentas. Se ponía barras de hierro en su boca y las trituraba hasta convertirlas en polvo con sus dientes.


Iehuda tomó una piedra que pesaba cuatrocientos shekel. Con toda su fuerza, la arrojó al cielo con su mano derecha y la atrapó con la izquierda. Luego la desintegró con sus pies.


Iosef, temeroso de ser asesinado, procedió a demostrar a Iehuda su fortaleza. Pateó la columna de mármol que formaba la base de su trono, convirtiéndola en escombros desechos.


Iehuda quiso desenvainar la espada pero no podía sacarla de su vaina. ‐ Este hombre debe ser un tzadik ‐ observó. ‐ Por eso HaShem está de su parte.


Cambió sus tácticas y comenzó a pronunciar palabras conciliadoras, implorándole a Iosef para que libere a Biniamin. ‐ Por favor, amo mío‐ comenzó a decir ‐ quiero formularte una pregunta. Te ofrecí que todos nosotros seamos tus esclavos. ¿Por qué renunciaste a ello y únicamente pediste por Biniamin? Si necesitas un esclavo mayor, es preferible Reuben porque es mayor que Biniamin. Si necesitas un hombre fuerte, yo soy más fuerte que Biniamin. ¿Por qué estás más interesado en Biniamin que en los demás hermanos? Sospecho que tus motivaciones son deshonrosas.


Quiero que sepas que Biniamin es inocente. Nos acusaste en falso. La primera vez volviste a colocar nuestro dinero en nuestras bolsas y ahora escondiste tu copa de plata en la bolsa de Biniamin. No creas que tu maldad quedará sin castigo. Deja que las palabras de tu sirviente entren en tus oídos y escucha atentamente. ¿Sabes que la abuela de Biniamin fue detenida una noche por el Faraón y como consecuencia, el rey y su corte fueron asolados por una plaga? Cuídate si no quieres que te ocurra lo mismo a ti. ¿Sabes que la madre de Biniamin murió porque su padre pronunció una maldición? Una sola maldición de su padre y tú también morirás. ¿Sabes que dos de nosotros destruimos la gran ciudad de Sh‐jem? Lo hicimos por una joven. Sin lugar a dudas haríamos lo mismo por Biniamin, quien es llamado "el amado de D‐ s".


‐ ¿Acaso no alegaste que eras temeroso de D‐ s?

No eres temeroso de D‐ s, eres como el Faraón. Así como el Faraón promulga leyes perversas, así tú inventas reglamentaciones injustas. Si Biniamin robó tu copa de plata, ¿con qué derecho puedes retenerlo como esclavo? Si te ajustas a nuestra ley que es la ley de la Torá, entonces deberá pagarte el doble, pues la Torá nos enseña que un ladrón debe reembolsar el doble del valor de la mercadería robada. Por la ley egipcia, puedes quitarle al ladrón cualquier cosa que posea. Sin embargo, tu reclamo que Biniamin sea tu esclavo no se ajusta a ninguna de estas leyes.


Mientras Iehuda presentaba a Iosef sus argumentos lógicos y bien fundamentados, los hermanos permanecieron parados en silencio. No interfirieron para nada. Se enfrentaron dos pares, Iosef, el rey egipcio y Iehuda, el rey entre los hermanos. Los hermanos decidieron ‐ Dejemos que los dos reyes combatan. No nos metamos en sus asuntos. Por lo tanto, ninguno de los hermanos, ni siquiera el mayor, Reuben, interrumpió las palabras de Iehuda.


Iehuda es comparado con un león y Iosef con un buey. Solo el león es capaz de atacar el buey. Dirigiéndose a sus hermanos, Iehuda amenazó ‐ Si yo desenvaino mi espada, comenzaré con el virrey y terminaré con el Faraón. Pensó que Iosef no comprendió estas palabras porque el intérprete no estaba cerca.


A Iosef le dijo ‐ Mi amo preguntó a sus sirvientes: "¿Tienen padre o hermano?" ¿Qué asuntos te llevan a preguntar acerca de nuestro hermano? Miles de personas han venido para comprar cereales y tú no interrogaste a ninguno. ¿Acaso vinimos aquí a casarnos con tu hija, que preguntas sobre nuestra familia? ¿O quieres casarte con nuestra hermana? Sin embargo, nosotros fuimos corteses y no ocultamos nada de ti. Te respondimos que tenemos un padre anciano y un hermano joven, el último de los varones, cuyo hermano murió y él quedo solo, privado de su madre y que su padre lo ama.


¿Por qué dijo Iehuda que Iosef había muerto? Iehuda temía que si mencionaba la existencia de otro hermano perdido, el mandatario diría ‐ Tráiganlo también.


Iehuda continuó diciendo ‐ Y tú dijiste a tus sirvientes: "Tráiganlo para que lo vea". Nosotros pensamos que eras un rey que cumple con su palabra, pero ahora dices: "Será mi esclavo". ¿Así es cómo lo quieres ver? Luego le dijimos a mi amo ‐ El joven no puede abandonar a su padre, no está acostumbrado a viajar, quizás muera en el camino así como su madre murió durante un viaje. Pero tú dijiste a tus sirvientes ‐ Si vuestro hermano menor no viene con ustedes, no vuelvan a aparecer ante mí. Regresamos a tu sirviente, nuestro padre y le transmitimos tus palabras.


Iosef escuchó en silencio que Iaakov era considerado su sirviente y no protestó por el honor de su padre. Como castigo, murió antes que sus hermanos.


‐ Tu sirviente, nuestro padre, no quiso enviar al menor y dijo: "Ustedes saben que mi esposa dio a luz a dos varones. Uno partió y seguramente fue muerto y no lo he vuelto a ver. Si me quitan a éste también, una desgracia sobrevendrá y a mi edad la tristeza me llevará a la tumba. Mientras que Biniamin está cerca mío, me consuelo por la muerte de su madre y hermano, pero si él muere, me parecerá como si los tres murieran el mismo día.


Si regreso con tu sirviente, mi padre, sin el joven, seguramente morirá y tus sirvientes llevarán la vejez de tu sirviente, nuestro padre, a la tumba por las penas. Mientras Iosef escuchaba a Iehuda hablar de la pena de su padre, apenas se pudo contener y tuvo que sentarse. ‐ No dejas de hablar‐ le dijo a Iehuda. ‐ ¿Por que actúas como el vocero único de tus hermanos mientras ninguno de ellos pronuncia una palabra. ‐ Tu sirviente se ha comprometido por el joven ‐ contestó Iehuda. Le dije a mi padre ‐ Si no regreso con él, perderé mi parte en ambos mundos. ¿Cómo puedo regresar con mi padre sin mi hermano? Iosef respondió ‐ Tu otro hermano no era un ladrón, ni te hizo daño, sin embargo, le dijiste a tu padre: "Fue despedazado por un animal". En este caso, con certeza puedes informar a tu padre acerca de tu hermano que es un ladrón y actuó mal. "Fue devorado". Dile: "La soga va con el balde. ¿Por qué no consideraste la pena de tu padre cuando vendiste tu otro hermano por veinte piezas de plata? Cuando Iehuda escuchó esto comenzó a gritar y llorar, exclamando ‐

¿Cómo puedo regresar con mi padre cuando el chico no me acompaña? Inventaste una acusación tras otra contra nosotros, primero nos acusaste de espías, luego dijiste que vinimos a descubrir los puntos débiles del país, mas tarde que robamos tu copa de plata. Cada vez que alegamos ser inocentes, hacemos una promesa por la vida de mi padre, el hombre justo, y cada vez que tú retribuyes la promesa y nos acusas de culpables, lo haces por la vida del malvado Faraón. ¿Cual de las promesas es superior? Yo solo tengo que desenvainar mi espada para llenar Egipto con cuerpos muertos.

Iosef respondió ‐ Si desenvainas tu espada, te la ataré a tu propio cuello.

‐ Abriré mi boca tanto que te tragaré.

‐ Taparé tu boca con una piedra.

‐ ¿Pero, qué diremos a nuestro padre?

‐ Díganle, "La soga sigue al balde."

‐ Pero tu acusación es falsa.

‐ ¿Y la vuestra cuando vendieron a su hermano no lo era?

‐ El fuego de Sh‐jem arde en mi corazón. Por Biniamin haremos lo mismo que hicimos por Dina.

‐ Extinguiré el fuego en tu corazón recordándote la historia de Tamar.

‐ Teñiré de sangre los mercados de Egipto.

‐ Ustedes son tintoreros de profesión. ¿Acaso no tiñeron una prenda con sangre y se la presentaron a su padre?


La furia de Iehuda llegó a su clímax y estaba dispuesto a matar o ser muerto. Le dijo a Naftalí, quien era tan rápido como un cervatillo ‐ Corre y cuenta el número de distritos que tiene Egipto. Naftalí regresó e informó ‐ Conté doce secciones.


‐ Bien‐ dijo Iehuda. ‐ Aniquilaré tres de ellas y cada uno de ustedes se hará responsable por una. Así nos aseguraremos que ninguna persona quedará con vida en todo Egipto. Iosef de inmediato despachó un mensaje al Faraón solicitando que envíe a trescientos soldados para prevenir que los hermanos destruyeran el país. Cuando los soldados llegaron, Iehuda gritó tan fuertemente que los príncipes en el palacio del Faraón se desplomaron, los animales en los alrededores abortaron, Iosef se cayó de su trono y el Faraón también. Los trescientos soldados perdieron su dentadura y escaparon atolondrados para nunca regresar. Iosef sabía que no podría esperar más para revelarse ante sus hermanos o destruirían todo Egipto.


Séraj revela a Iaakov que Iosef está vivo


Los hermanos se preocuparon acerca de cómo darle a su padre la noticia que Iosef estaba vivo y era el gobernante de Egipto. Temían que el shock sería muy fuerte para que lo soporte. Cuando se acercaron a la casa de Iaakov, vieron a la hija de Asher, Séraj, quien salía a saludarlos. Era una muchacha extraordinaria, espiritualmente mejor que los demás chicos de las tribus y tocaba el arpa bellamente.


‐ Preséntate ante Iaakov con tu arpa‐ le indicaron ‐ y canta una melodía afirmando que Iosef está vivo aún. Seraj se deslizó suavemente en la tienda de Iaakov y se paró detrás de Iaakov quien estaba de duelo. Suavemente comenzó a tocar una melodía con las palabras ‐ Mi tío Iosef está vivo aún, es el gobernante de Egipto. Iaakov se deleitó con las palabras y disfrutó de la música agradable. ‐ Bendita seas, Seraj‐ le dijo. Has revivido mi espíritu. Que vivas para siempre. La bendición de Iaakov se cumplió. Seraj aún vivía en tiempos del rey David y fue una de las justas llevadas al Gan Eden con vida. La recompensa de Seraj fue mida­ kenegued­ mida. Como ella había revivido el espíritu de Iaakov y provocado que el ruaj hakodesh regresara a él, se le otorgó vida eterna.


Mientras Iaakov aún conversaba con ella, sus hijos y sus esclavos llegaron para saludarlo y dijeron ‐ Iosef aún vive y gobierna en Egipto.


Iaakov no creyó sus palabras. El castigo del mentiroso es que no se le cree ni aun cuando cuenta la verdad. Por ser que los hijos de Iaakov le mintieron cuando le mostraron las vestimentas de Iosef bañadas en sangre, no les creyó ahora tampoco, aun si decían la verdad. Pero cuando escuchó el mensaje que Iosef había enviado recordándole acerca de la halaja relativa a egla arufa, su corazón se llenó de alegría. Sintió que el ruaj hakodesh, que había estado ausente de él durante los veintidós años de duelo, nuevamente lo invadía. Iaakov dijo ‐ Iosef aún vive. Sus palabras implicaron ‐ Iosef es aún un tzadik. Conservó su fe a pesar de todos los sufrimientos que soportó. Cuando las vestimentas ensangrentadas me fueron traídas, yo cuestioné los métodos de HaShem mientras que él fue firme en su bitajon (confianza) en HaShem y por lo tanto la Shejiná estaba con él.


Iaakov estaba exaltado de descubrir que Iosef seguía siendo un tzadik, más aun del hecho que Iosef se había convertido en un virey.


Un padre de Israel debe preocuparse por sobre todo que sus hijos lleven una vida respetuosa de la Torá. Su bienestar espiritual debe preponderar sobre su bienestar material y el primero será siempre el fundamento del último.


Shabat Shalom

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