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Parasha 54 Haazinu

Torah: Devarim 32:1-52

Haftarah: Oseas 14:2-10; Miqueas 7:18-20

HaTsofen HaMaljutí: Mar’ot Elohim 19:1-20:10


Resumen:

La parashá para esta semana, “Ha’azinu” (Escuchad), es como un canto salido del alma de nuestro maestro Moshé y constituye su último regalo a los hijos de Israel. De hecho, este canto fue entonado el mismo día cuando Moshé Rabenu fue reunido a sus padres. En el canto, Moshé invoca a los cielos y a la tierra como testigos y hace un llamado a su pueblo para que cada generación pregunte a la previa acerca de los grandes actos salvíficos del Eterno. De esta manera, se mantendrá siempre fresca la acción de la mano del Eterno en cada generación. Es interesante que el canto esté formado por 70 líneas lo cual es una alusión a la inclusión no solamente de Israel, pero también las naciones, es decir, la que experimentarían los justos de las naciones mediante los méritos del Santo Maestro que vendría luego, esto es, el Mélej HaMashiaj.


Continuando la secuencia de premios y castigos, Moshé finalmente vuelve a recordarnos los desastres que vendrán a nuestra nación si opta por dar las espaldas al Eterno por medio de la violación de Sus mandamientos. La parashá es sumamente importante porque contiene el versículo 5775 que se corresponde también al año actual, según el cómputo hebreo. Como sabemos, cada pasuk (versículo) de la Torá, representa un año específico.

El actual se corresponde con el texto de nuestra parashá (32:22) que dice:


“Porque fuego se ha encendido en mi ira, que quema hasta las profundidades del Seol consume la tierra con su fruto, e incendia los fundamentos de los montes”.


Esto puede significar que este año será un año de juicios divinos sobre los que han profanado el pacto y los que obstruyen la justicia y también para los que buscan devorar a Israel Este es uno de los más grandes mensajes proféticos que contiene nuestra parasháh. La sección de hoy concluye con la instrucción divina dada a Moshé de subir hacia las cumbres del monte Nebo desde donde podrá contemplar proféticamente la tierra prometida, toda su historia futura y la manifestación de su verdadero sucesor, el Mélej HaMashiaj, el Josué de la redención final. Recordemos con temor y reverencia que Moshé no pudo entrar en la tierra prometida. Sabemos que espiritualmente tuvo que esperar por la manifestación del Maestro de Justicia. Entonces juntamente con Eliyahu, estuvieron con él en el monte santo.


Haftarah:

Por su parte, la lectura de los profetas (Oseas y Miqueas) comienza con el grito del primero llamando a Israel al arrepentimiento: “Retorna Oh Israel”. En sentido pashat, la profecía es una referencia específica a la Casa de Israel, es decir, a las diez tribus del Norte a quien fue enviado Oseas de forma especial (1:4) pero el mensaje , éticamente es válido para ambas casas. Este llamado constituye la preparación final para los diez días de tribulación que vendrán a la tierra y que serán tiempos de profunda búsqueda del Eterno por parte de Su pueblo, como es simbolizado en los diez días intermedios entre Yom Teruá / Rosh HaShaná y Yom HaKipurim, donde ahora estamos. El profeta, como todos los buenos profetas, exhorta a Israel a volverse de sus malos caminos y buscar el Rostro del Eterno. Israel no debe confiar en Asiria, ni en Estados Unidos ni mucho menos en la Unión Europea, sino solamente en el Eterno. No importa lo imponente de los caballos asirios ni lo sofisticado de sus armas (tanto antiguas como modernas) la salvación de Israel solamente vendrá de nuestro Padre en los Cielos.


Al profeta se le permite una visión de ese gran retorno de las tribus perdidas de Israel de su gran exilio y la final destrucción de toda forma de idolatría en medio de los hijos de la promesa. El camino estará listo para la redención final y la aceptación de HaShem como Rey Soberano sobre toda la tierra.


HaTsofen HaMaljutí:

Por su parte, el Código Real nos presenta la final destrucción de la fuente de las idolatrías que han manchado la tierra por medio de falsas doctrinas: la gran ramera. Se muestra el momento cuando el Reino es Reconocido y el Eterno entronizado en las Alturas y en la tierra listo para entrar en la consumación de las bodas iniciadas en Sinaí. Se presenta también una visión del Mashiaj ben David, librando las batallas de Israel contra Gog y Magog y contra todas las naciones que han querido destruir a Yerushaláyim, dividirla, partirla y arrebatarla a sus legítimos dueños.


La imagen del Mashiaj como “Rey de reyes” sigue lo anticipado por los profetas (Dan.7:14ss) que dan al Mashiaj un reino que no tiene fin. El Mashiaj vence por medio de las palabras que salen de su boca, que es una evocación de la muerte del egipcio por la boca de Moshé que al mismo tiempo simboliza la ejecución de Caín y tanto la ramera como el falso profeta son eliminados para siempre de la faz de la tierra. El escenario está listo para la purificación final de este mundo y la revelación completa y total del Eterno en medio de los redimidos.


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