Parasha 40 Balak (Balak)
Números 22:2-25:9
Haftará: Mijá (Miqueas) 5:6-6:8
Código Real (N T) Yojanán (Juan) 13:1-14:31;
En la parashat pasada, al pueblo de Ysrael, su hermano Edom no los dejó que pasaran por su territorio hacia la tierra de Canaán teniendo que bordearlo; después se opusieron los dos reyes que protegían la frontera de Canaán, Sijón y Og, gigantes en estatura y en poder. Peleó Ysrael con estos dos reyes y conquistó su tierra. La tradición nos dice que este Og, rey de Basan, era Eliecer, el esclavo de Avraham al que benefició dándole la libertad por su leal servicio con Yitzjak. Y comienza nuestra parashat diciéndonos que el rey de Moad, Balak, junto con Midíam tuvieron miedo ya que los hijos de Ysrael estaban acampados enfrente de su territorio.
Números 12:1;
Balak, hijo de Tzipor vio. No nos dice oyó, como en el caso de Yitro (Jetro) que escuchó. ¿Qué vio Balak? Balak era el más grande mago de su época y vio los movimientos de Tzipor, es decir, el Ave, que era su maestro.
Números 22:5;
Envió (Balak) emisarios a Bilám, hijo de Beor; vers 6; Te ruego maldíceme a este pueblo, porque es más poderoso que yo, quizás pueda abatirlo y expulsarlo de la tierra. Porque yo sé que aquel que tú bendijeres será bendito y aquel a quién tú maldijeres, será maldito.
Bilam era un profeta gentil y nieto de Labam según el Zohar, al que enseñó las ciencias ocultas de la brujería. Se le denomina a ambos como padres de la brujería aramea.
Bilám lo encontramos en Egipto convertido en consejero del Faraón, junto con Yitró (Jetro) e Yyod (Job) incitando al Faraón a matar al pequeño Moshéh. Envió el rey Balak a los ancianos de Moad y los ancianos de Midián a Bilám para llamarlo diciendo:
Números 22:6;
Y ahora, por favor ve, maldice por mí a este pueblo, pues es más poderoso que yo; quizás pueda expulsarlo de la tierra. Pues he sabido que ha quién tú bendigas, bendito es, y a quién tú maldigas, maldito es.
A lo que Bilám los invitó a pernotar esa noche en su casa para consultar y darles una respuesta.
En versículo 9 nos dice: Di-os vino a Bilam y dijo: ¿Quién son estos hombres que están contigo? Después de responderle, en el versículo 12; Di-os le dijo a Bilám:”No irás con ellos y no maldecirás al pueblo, pues bendito es.”
Esta es la orden y la voluntad directiva para Bilam. El Eterno habla poco, pero muy claro.
Notar que en toda la conversación con Bilám, no aparece el nombre del Eterno; utiliza Su atributo de justicia, Elohím (Di-os), que quiere decir el que juzgo.
Bilám envió a los emisarios con la orden del Eterno que se negó a dejarlo ir. Nuevamente envía el rey Balak ministros más numerosos y distinguidos a Bilám y convencerle de venir a él para que maldijera al pueblo de Ysrael. Los recibió y hospedó como la primera vez esa noche para consultar nuevamente al Eterno.
Nos dice el texto: "Vino Di-os de noche y le dijo". Tanto a los primeros enviados como a los segundos, Balám los invitó a pasar la noche, ya que la inspiración profética solo residía en él de noche, acostado, lo mismo que todos los profetas de las naciones del mundo: Génesis 31:24; Pero Di-os se le había aparecido al arameo en un sueño de noche. Y a Avimelej en Génesis 20:3; nos dice:”Y vino Di-os a Avimelej en el sueño de la noche”.
A los profetas de las naciones, el Eterno se les revela de modo encubierto y oscuro y con Su atributo de justicia, semejante a una cita clandestina. Para que se pueda entender con mejor, el Midrash, compara la manifestación profética con la de un hombre y una mujer.
A los profetas de Ysrael, el Eterno se les revela por su Nombre y de forma abierta y franca, de igual modo que un hombre va con su esposa legítima sin ocultarse. Bereshit (Génesis) 18:1; nos dice que el Eterno se le reveló a Avraham al calor del día.
Y en Shemot (Éxodo) 6.28, la Toráh nos dice: “Y sucedió en el día que el Eterno habló a Moshéh.
Números 22:20;
Vino Elohím de noche y le dijo: Si para llamarte han venido estos hombres, levántate, ve con ellos, pero la palabra que te dijere, esa hablarás.
El mensaje le fue cambiado; Le permitió ir, pero Bilám fue pensando en hacer mal al pueblo de Ysrael.
Esto nos enseña que el hombre es conducido por la vía que él quiere seguir. El Eterno usando su atributo de justicia, le había dicho la primera vez “no iras”; si después Bilám parte, es porque había expresado el deseo de hacerlo. La puerta se le abrió porque quiso ir tras su deseo impuro.
La cólera de Ha Shem se inflamará contra él por haber ido, lo mismo que del cielo viene ayuda a la persona que quiere ser pura.
La asna vio el ángel enviado del Eterno para impedir que siguiera su camino y Bilám no lo vio, porque iba tras sus deseos.
Siguiendo el relato Bilám no puede hacer otra cosa que lo que se le había dicho; Números 23:8; ¿Cómo maldeciré a quién no ha maldecido Di-os (aún ni cuando hicieron el becerro de oro), Vers 9; He aquí que este pueblo habitará solo y entre las demás naciones no será contado, ¿Quién puede contar el polvo?...muera yo de la muerte de los justos.
Bilám rogó solo porque su muerte fuera como la de un israelita; pero no su vida. Si él hubiera deseado que su vida fuera la de un justo, él podrá ser perdonado.
Se comenta que murió a los 33, 34 años; su petición del cielo no le fue concedida; Números 31:8; Los israelitas mataron a los cinco reyes de Madiám y a todos sus varones y al final del versículo nos dice: Y a Bilam, hijo de Beor mataron a espada.
No murió como los justos, por no aceptar y hacer la voluntad directiva de su Creador que se la reveló en el primer sueño. Al ir a consultar por segunda vez, se le permite ir y el final no fue bueno; perseguía su fama y el dinero y se quedó sin ninguna de las dos.
Aprendamos de esta historia para nuestro bien.
Con el permiso del cielo y bajo la autoridad de Yeshúa Ha Mashíaj y de mi rabino Dan ben Abraham y su esposa y el de mi esposo el shaliaj Kefa, sobre ellos sea la bendición.
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