Bereshit: 47:28- 50:26
1ªde Reyes 2:1-12.
Código Real: Meir (Marcos) 15:6-16:8
Tres eventos importantes suceden en esta parashat Vayeji.
La muerte de nuestro amado patriarca Yaacob (Jacob) que vivió ciento cuarenta y siete años.
La muerte de nuestro buen rey David.
La muerte por asesinato de nuestro Rabí Yeshúa a los treinta y tres años.
Yaacob rodeado de todos sus hijos a su cabecera, les dio su bendición en forma de profecía.
Les profetizó que a través de su hijo Yehudah (Judá) vendría Siloh (Mashíaj).
Los encomendó al cuidado de su Di-s que lo había acompañado durante toda su vida y se dispuso a colaborar con su Creador en su partida de este mundo, encogiendo sus piernas para reunirse con sus padres y entrar al mundo por venir.
La muerte o partida de nuestro buen rey David, el dulce cantor; el que unificó las doce tribus y estableció la nación de Israel y a Yerushaláim (Jerusalen) como su capital.
David encomendó a su hijo Shlomo (Salomón) que guardara los mandamientos escritos en la ley de Moshéh (Moisés), para que siguiendo la profecía que le dio Yaacob a su hijo Yehudah que a través de él, pasando por el mismo David, no sería quitado el cetro, o reinado y siga la línea mesiánica por su hijo Salomón, hasta que venga el Mashíaj.
Le dio algunas instrucciones necesarias para que su reinado fuera sólido y partió de este mundo el mismo día que nació, en la fiesta de Shavuot o la entrega de la Torah, a los setenta años justos.
Y por último, el más grande personaje; nuestro Ribi Yeshúa, de la tribu real de Yehudah y David. Nacido en la fiesta de los Tabernáculos (Sucot).
Como dice el profeta Isaías 53; irreconocible para muchos de sus hermanos, pero cumpliendo toda la profecía en su vida y disponiéndose también en su muerte como dijo en el madero: Mi Elohím, mi Elohím, (Mi juez, mi juez), para esta hora he sido apartado.
Yeshúa murió en Pesaj; la fiesta de la redención de los hijos de Israel en Egipto.
Con su muerte no solo redimió a los suyos, sino que redimió el pecado de todo el mundo de todos los tiempos, como dice la carta a los Hebreos 10; Por un solo sacrificio; por la muerte de Yeshúa; el Padre quitó todos los pecados que no tenían perdón en el sistema levítico sacerdotal y lo elevó a Su diestra en las alturas y le dio un nombre que es sobre todo nombre.
Tanto se agradó el Padre, que no permitió que su cuerpo viera corrupción, resucitándole de entre los muertos y le hizo primicias de los que duermen.
Quiero terminar con Meír (Marcos) 16; donde aparecen: Miriám de Magdala, Miriam la madre de Yaacob y Salomit; tres mujeres que siguieron al maestro en su vida y también después de su muerte observando donde lo sepultaban.
Después de reposar y santificar el sagrado Sabbat, compraron especias aromáticas.
El primer día de la semana, muy de mañana sin demorarse fueron a ungir a su rabí, sabiendo que ellas no podían remover la piedra de la entrada al sepulcro.
Ellas sabían que tenían un obstáculo, pero siguieron adelante; querían ungir al maestro y para su sorpresa, la piedra estaba removida y un mal’aj (ángel) en forma de un varón, sentado a la derecha y se asustaron.
Meír (Marcos) 16:6,7; Pero él les dijo: No tengáis temor. ¿Buscáis a Yeshúa Ha Notzrí, el que fue clavado en el madero? No está aquí, ha resucitado, mirad el lugar donde lo pusieron. Pero id de prisa y decid a sus talmidím (discípulos) y a Kefa (Pedro) que irá delante de vosotros a la Galil (Galilea); allí se encontrarán como os digo.
A estas mujeres que le siguieron aún después de su muerte, porque tenían en su corazón ungirlo, recibieron la más grande revelación del cielo que a ser alguno se le puede dar: Yeshúa en forma de El Mashíaj, ha resucitado; primicias de los que duermen.
La redención ya está operando en el mundo para todo aquel que crea que el Padre lo resucitó de entre los muertos.
También estas mujeres inspiradas a ir al sepulcro, recibieron la comisión, porque fueron las primeras, por el mismo mal’aj: Anunciad rápido a los discípulos lo que habéis visto.
Desde el cielo la gran revelación fue para las personas que estaban en el lugar indicado; pero en aquellos tiempos a las mujeres no se les creería, por eso les ordena se lo comunique a los que siguieron a Yeshúa en su tiempo de vida por esta tierra. Ellos serían los que anunciarían la gran nueva a las autoridades y al pueblo de Israel que Yeshúa era el Mashíaj de Ha Shem.
En los grandes acontecimientos que el Eterno operó en su pueblo elegido, honró a grandes mujeres piadosas; en este caso a estas grandes mujeres; también honró a Miriám la hermana de Moshé, porque ella contra esperanza en la esclavitud, supo ver que venía la redención de los hijos de Israel de parte de Ha Shem y fue usada para que naciera el libertador Moshé (Moisés).
Sin descuidar nuestras obligaciones de nuestro hogar como mujeres, santificando el Shabat, con nuestro compromiso y ellas en este caso nos enseñan para nuestro conocimiento; si de verdad amamos al Eterno, El nos proveerá el tiempo necesario que necesitemos para servir en su obra en el lugar que nuestras autoridades lo requieran.
Shabat shalom
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