Reflexión: Por Dan ben Abraham, Fundador y Presidente de Centro de Estudios Hebraicos y AniAMI Internacional
Agustín aborda el tema de la cultura desde una perspectiva histórica con sus matices económicos, políticos y sociales buscando encontrar entre las muchas definiciones del concepto, la raíz que nutre la variedad de ideas que a lo largo de los siglos ha devenido en su elección de cultura como un complejo laberinto social que ha sido iluminado, generación tras generación, por las mentes más brillantes en el campo social, filosófico y antropológico.
Este paseo filosófico-político da al autor la posibilidad de redescubrir su meta del “nosotros”, dentro de un proceso no solo de resistencia del “horror" que ve venir procurando al menos detenerlo, sino mejor aún, revertirlo para que una nueva generación de patriotas sean capaces de formar lo que Laje llama: “Nueva Derecha”, como fuerza de choque cultural (la batalla) dentro del tradicional hambito democrático “político-electoral”, donde el doble contenido insuflado en la cultura y la política, que define el campo de la batalla cultural que plantea, finalmente pueda revertir aquella otra fuerza deconstructiva del Judeo-Cristianismo occidental.
El objetivo no podría ser más noble y al mismo tiempo, ingenuo, porque, además de olvidar que “cultura” fue primero que todo, un asunto religioso, de cómo saber complacer a los dioses, y por tanto, cultura es conocimiento de la trascendencia de la conciencia mediante el fenómeno de la reflexión para la renovación, propia de las sociedades imperiales de antaño, Laje ingenuamente y enmarcado en la ternura bondadosa de su propuesta, todavía es capaz de creer que en esa batalla cultural el “nosotros" podría frenar y revertir la embestida del Leviatán apocalíptico, dentro del método convencional de elecciones libres enmarcado en lo “político-cultural”, pasando por alto que la IA asociada al sistema electoral mismo, está dominado por los algoritmos de la “bestia”, que controla el sistema digestivo de las elecciones que ya no serán más realmente democráticas. Y es aquí donde veo la mayor necesidad de que Laje proponga algo más que un movimiento estilo “guerra de guerrillas” dentro de la cultura, sino que presente las coordenadas precisas y la metodología aceptable frente a un enemigo tan voraz e inhumano que permita en la “flexibilidad de sus prácticas”, tener directrices bien claras y precisas que sean capaces de aglutinar al “nosotros político“ a cuya conciencia generacional llama formar como el más poderoso movimiento de una Nueva Derecha de muro y contra muro político iberoamericano.
Si vamos a ganar esa batalla, la América Grande, de la que hablaba el apóstol de la isla mayor del Caribe, será la primera línea de defensa en aras de evitar que “el horror” se apodere finalmente de nuestras tierras americanas, su gente y su cultura judeo-cristiana. Una excelente obra, que requiere a partir de ella, la suma del concurso de todos los hombres y mujeres verdaderamente libres del mundo, pero sobre todo, del hombre americano que todavía posee la poderosa conciencia del “nosotros” auténtico y soberano.
Felicitaciones a Laje por tan magnifica obra. ¡Que vengan más!
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