Un desafío muy grande es la celebración de esta día tan temible sin el Templo de Jerusalén, ¿Cómo se puede realizar el servicio con la ausencia del Templo?
Yom Kipur sin el Templo sagrado
¿Cómo podemos obtener los beneficios de Yom HaKipurim sin Templo?
La promesa del sacerdocio eterno dado al Mesías por la vía de Malqui-Tzedek, no de Aharón, demanda que el Templo donde el Mesías ejerciera su función sacerdotal no podría ser el terrenal, pues allí́, solamente los descendientes de Aharón podrían ministrar. ¿Dónde podría entonces el Mesías ejercer su función sacerdotal? ¿En qué Mishkán podría entrar y ofrecer la sangre que expiará para siempre nuestros pecados?
La respuesta nos la proporciona la Escritura misma que nos enseña la existencia de dos Mishkán. Uno terrenal, ensamblado por Moisés, y otro celestial, el que le fue mostrado a Moisés como referencia o modelo para construir el terrenal (Shemot/Exodo. 25:40; 26:30). Moisés hizo todo siguiendo al pie de la letra el modelo del Mishkán celestial que le fue mostrado en visión en el monte santo (Bamidbar/Números: 8:4). Fue allí (en el Mishkán celestial) donde entró nuestro Santo Maestro para ofrecer la ofrenda de expiación por nuestros pecados de muerte una sola vez y para siempre.
El RaShTá (Rabino Shaul de Tarso) nos dice en la Carta a los judíos/Hebreos capítulos 9 y capítulo 10:
“Porque no entró el Mesías en un santuario hecho de manos, sino en el del mismo cielo, para presentarse ahora a nuestro favor en la presencia de D-os. Y no para ofrecerse muchas veces, tal como el Cohen Gadol tenía que hacer en el Lugar Santísimo con sangre ajena (una referencia a la sangre del macho cabrío que se ofrecía todos los años), porque la Ley levítica (relacionada con los sacrificios por los pecados, incluyendo Yom Kipur) no es la sustancia misma de las cosas celestiales, sino el recipiente que contiene la sombra de los bienes venideros que han sido prometidos para venir, por lo que nunca pueden perfeccionar a los que se acercan por esos mismo sacrificios que se ofrecen año tras año (una referencia al Día de Yom HaKipurim). Si así no fuese, los que se acercan a Hashem por medio de ella, una vez purificados, ya no tendrán más conciencia de los pecados y en tal caso, ¿no habrían cesado de ser ofrecidos? Pero en ellos se hace memoria de los pecados, cada año (una referencia a las confesiones del pecado que tienen lugar en Yom Kipur). Ahora bien, donde hay remisión permanente de esas cosas, no hay necesidad de más ofrenda por pecado voluntario”.
La expresión “no hay necesidad de más ofrenda por pecado” debe repercutir poderosamente en el corazón de cada uno de nosotros todo el tiempo, mas sobre todo, en los días cuando se acerca Yom HaKipurim.
Vemos con preocupación cómo tantos creyentes, procurando encontrar sus raíces hebreas de su fe, se vuelcan a los Sidurim tradicionales para reproducir, mediante rezos y declaraciones especiales, todo el ritual que tenía lugar el día de Yom HaKipurim con la mira de echar mano, de alguna manera, a esa fuente de expiación, ignorando que como Netzarítas o discípulos del Yeshua, tenemos una fuente de expiación superior y permanente.
¿Cómo reconciliar esto entonces con los oficios que se ofrecen en Yom Kipur sin la presencia del Templo?
Hoy en día sin la presencia física del Templo, y sin la ceremonia ofrecida en la Torah para este día tan solemne ¿Cómo entonces vamos a santificar este mandamiento de expiación si ya la hemos recibido? Aunque también se nos presenta otra interrogante: ¿Cómo vamos a afligir nuestras almas cuando por una sola ofrenda ha hecho perfectos para siempre a los que por medio de él se acercan al Padre? ¿No sería tal aflicción una negación de los méritos del Justo por los injustos, del que siendo rico se hizo pobre para que por su pobreza fuéramos enriquecidos? Y como también ¿Cómo podemos reconciliar la declaración que dice: "Consumado es" con la declaración que dice: "Soy culpable y el pecado está siempre delante de mí"?
Existen varias razones para ayunar y afligir nuestras almas en Yom HaKipurim sin la presencia física aun del Templo:
Primero: a favor de nuestro pueblo Israel. Sabemos que hay un endurecimiento “parcial” con respecto a la identidad de Yeshua como Mashiaj, por amor a las naciones, a fin de darles un tiempo para abandonar sus ídolos y convertirse a Hashem, el Uno y Único Elohim verdadero, el Elohim de Israel. La gran sensibilidad espiritual que existe en todo judío para este tiempo con respecto a la búsqueda de una fuente de expiación y perdón es muy grande. Pueda el Eterno que es bueno, tomar esa ocasión para levantar el veredicto que oculta a nuestro Santo Maestro y que este año sea un año de redención completa para nuestros parientes según la carne. Por eso debemos ayunar.
Segundo: Yom HaKipurim no fue diseñado para perdonar las ofensas entre los miembros de la Casa de Israel, por lo que es preciso que, siguiendo las instrucciones del Maestro, vayamos a nuestro hermano que nos haya ofendido, o que creamos o sintamos que nos haya ofendido y procuremos la reconciliación. Muchas veces esto no se logra por diferentes circunstancias. Yom HaKipurim nos permite afligir nuestras almas por ello y encontrar por medio de Mashiaj, la reconciliación necesaria. No podemos ser instrumentos de redención llevando en nuestros corazones raíces de amargura, resentimientos y hostilidad hacia aquellos que sentimos (si en verdad o no, no importa) que nos han hecho algún daño, sea en nuestro honor, posesiones o cualquier otro aspecto de la vida diaria.
Buscar el perdón y la reconciliación entre los miembros de la Casa de Israel es elemental para que Yom HaKipurim sea realmente una experiencia de elevación espiritual. Y cuando esto no es posible a tiempo, y la persona habiendo hecho todo lo que humanamente es necesario para lograrlo, entonces Yom HaKipurim es una ocasión maravillosa para encontrar la paz interior, porque debemos buscarla, en cuanto dependa de nosotros.
Tercero: Yom HaKipurim es un tiempo propicio para ayunar por la salvación del mundo. Cada día las puertas de la redención se van cerrando para las naciones y abriendo más para Israel. No sabemos cuándo concluirá́ “el tiempo de los gentiles”, por lo que ayunar y afligir nuestras almas por la salvación del mundo es una ocasión propicia como en ningún momento del año. Aprovechar este momento es de sabios.
Cuarto: Yom HaKipurim es una oportunidad para echar mano a los méritos de Mashiaj para nuestro perfeccionamiento espiritual, pues aún estamos en el cuerpo y la presencia del Yétzer hará/Mala inclinación no ha sido quitada de nuestras vidas. Todavía cometemos errores y transgresiones y es preciso un constante retorno a nuestro Padre en los cielos por medio de Mashiaj. Yom HaKipurim es una excelente ocasión para tomar nuevas decisiones de santidad y corrección espiritual pues aunque justificados y perdonados todavía no hemos sido perfeccionados completamente. La sensibilidad espiritual de estos días crea el entorno apropiado para buscar ese perfeccionamiento.
Quinto: Yom HaKipurim es un “ensayo” o “practica” de lo que será́ el momento cuando la sentencia final será́ establecida por la eternidad. Ahora, temporalmente, es una sentencia anual, pero luego será́ definitiva y eterna. Debemos aprovechar la ocasión para entrar en este “ensayo” de la forma más solemne y reverente tratándose de un momento profético único y extraordinario.
Sexto: Aunque no seamos responsables de todos los pecados cometidos por nuestro pueblo, debemos identificarnos con ellos como si fueran nuestros. Mientras una sola alma de Israel esté en peligro, todos debemos sentirnos que morimos con ella. Daniel, el profeta del exilio, aunque no pecó en lo relacionado con las causas del exilio babilónico, no dudó en identificarse plenamente con aquellas causas y oraba diciendo:
"Señor, Dios grande y terrible, que cumples tu pacto de fidelidad con los que te aman y obedecen tus mandamientos: Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes… pecamos contra ti”.
Ciertamente que Daniel no formó parte del grupo que se rebeló contra los profetas y contra los mandamientos ordenados por medio de Moisés, sin embargo, como miembro del pueblo de Israel se identifica con aquellas transgresiones y procura el perdón a favor de todo su pueblo. Ese mismo espíritu debe prevalecer en nosotros sobre todo ahora que tenemos el beneficio de los méritos de nuestro Santo Maestro a nuestro favor.
Cuanto ponemos todas estas cosas en su justa perspectiva, y sin negociar en un ápice los méritos vigentes y activos de nuestro Santo Maestro, todo lo contrario, echando mano a ellos, nos damos cuenta que Yom HaKipurim es toda una oportunidad maravillosa para alcanzar tan sagrados y elevados propósitos espirituales.
Debemos recordar lo siguiente:
Yom Kipur, no es una ordenanza para un individuo, aunque lo incluye, sino, sobre todo, para la nación completa de Israel y mientras haya un alma judía que no haya recibido expiación, todos nosotros, como nación, estamos incompletos y enfermos pues cuando un miembro del cuerpo se duele, todos los demás miembros se duelen con él. Nuestro justo Mashiaj dijo:
"El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies".
Por lo tanto, esta es una oportunidad excelente para lavarnos los pies, es decir, para confesar cualquier ofensa cometida aun después de haber sido lavados, pues escrito está:
"Estas cosas han sido escritas para que no violéis la Torah, pero si alguno la hubiere violado, abogado tenemos para con el Padre a Yeshua HaMashiaj, HaTzadik, quien es la propiciación de nuestros pecados".
Por tanto, hacemos de este día una excelente ocasión para humillarnos y aceptar sobre nosotros nuestra responsabilidad como pueblo y clamamos para que HaShem tenga misericordia de todos nosotros como una sola familia que somos al compartir todos una chispa del alma del Mashiaj.
Si hacemos Teshuvah y todos nos volvemos de nuestros malos caminos al Eterno, HaShem es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad, y los méritos de aquél que derramó su alma hasta la muerte, nos limpia de todo pecado.
De la misma manera que los méritos del HaTzadik operan solamente en los que hacen Teshuvah, así también en Yom HaKipurim, si hubiera Templo en pie, Cohen Gadol y ofrenda expiatoria, todos los hijos de Israel que hagan Teshuvah, reciben la gracia del perdón de los pecados involuntarios y la esperanza de la vida eterna, por decreto del Eterno. Pero ahora teniendo el recurso de los méritos del Mashiaj, aquél cuyo sacerdocio es eterno, llevó una sola vez y para siempre la vergüenza de nuestro pecado para que ahora podamos confiadamente, acercarnos al trono de la gracia e interceder por nuestro pueblo identificándonos con los pecados de toda la Casa de Israel para que seamos objeto del perdón divino y de recibir la gracia de la vida eterna.
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