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Foto del escritorRabanit Yehudit Hayyim

El Trono de Di-s y la reverencia en el mes de Elul

Estamos en el mes de Elul, un tiempo especial en el que sentimos la cercanía de Hashem más que en cualquier otro momento del año. ¿Que secretos nos trae este mes?

Estamos en el mes de Elul, un tiempo especial en el que sentimos la cercanía de Hashem más que en cualquier otro momento del año. El Rey está en el campo, y las puertas del cielo están abiertas para que podamos acercarnos a Él con nuestras cargas, nuestro arrepentimiento, y nuestras plegarias. Es un mes de teshuvá (arrepentimiento) y de preparación para los Yamim Noraim, los días de juicio y misericordia en Rosh Hashaná y Yom Kipur.


Este mes no solo nos ofrece la oportunidad de cambiar, sino que nos recuerda la grandeza y majestad de Hashem, y lo cerca que podemos estar de Él si lo buscamos sinceramente. Quisiera conectar esta idea con la visión de Enoc que nos muestra el trono de Di-s y lo que esa imagen nos enseña sobre cómo podemos reorganizar nuestras vidas y servir a Hashem con toda nuestra alma.


1. El Trono de Dios en la Visión de Enoc: Un Llamado a la Teshuvá

En el Libro de Enoc, capítulo 14, encontramos una visión poderosa del trono de Di-s. Enoc describe cómo fue llevado a los cielos y vio un lugar rodeado de fuego, un muro de cristal, y un trono majestuoso hecho de zafiro. El trono estaba lleno de luz, y sobre él estaba Di-s, cuyo esplendor era tan grande que Enoc no podía mirarlo directamente. La pureza de ese lugar es abrumadora, y en su presencia, Enoc experimenta una sensación de reverencia absoluta.


"Y vi un gran muro que rodeaba el lugar, construido con cristal, y entre los fuegos que rodeaban el muro fluía algo como fuego viviente. Y lo rodeaban querubines y serafines..." (Enoc 14:9-10).


Este pasaje nos enseña sobre la santidad y majestad de Hashem. No podemos acercarnos a Él de manera superficial; debemos reconocer Su grandeza y la necesidad de una transformación espiritual. En Elul, se nos ofrece la oportunidad de purificarnos y acercarnos a Di-s, tal como Enoc fue llevado a un espacio de santidad. No es un proceso fácil, pero es necesario.


2. Elul: Un Tiempo para Reorganizar Nuestras Prioridades

Enoc nos muestra que el trono de Di-s está en el centro de toda la realidad celestial. Todo en los cielos gira alrededor de Su trono, y así debe ser en nuestras vidas. Durante este mes, tenemos la oportunidad de hacer Jeshvon hanefesh, un balance espiritual, y reordenar nuestras prioridades.


A menudo, nuestras vidas se desordenan, y cosas que no tienen un valor eterno se convierten en el centro de nuestra atención. Nos distraemos con lo mundano: la búsqueda del éxito material, las influencias de los medios y la fama, las preocupaciones diarias. Pero Elul nos invita a volver a poner a Hashem en el centro. Como dice Enoc:


"El trono estaba hecho de llamas de fuego, sus ruedas eran fuego ardiente, y un río de fuego fluía desde el trono..." (Enoc 14:18).


Este fuego no es un fuego destructivo, sino un fuego purificador. Nos enseña que acercarnos a Di-s implica ser transformados, dejar atrás lo que nos aleja de Él, y abrazar lo que tiene verdadero valor. Elul es ese momento en el que podemos dejar que el fuego de Di-s nos purifique y reorientar nuestras vidas hacia el servicio a Hashem.


3. El Tesoro del Arrepentimiento: La Puerta Está Abierta

En este mes, debemos recordar que el arrepentimiento es un regalo. Teshuvá no es un castigo ni algo que debemos temer; es una oportunidad para comenzar de nuevo. Enoc nos muestra la grandeza de Di-s y lo inaccesible que parece Su trono, pero en Elul, el Rey está en el campo, listo para recibirnos.


Cuando aceptamos la invitación de Hashem al arrepentimiento, Él nos acoge con los brazos abiertos. El fuego de su trono nos purifica sin destruirnos, y Su misericordia nos envuelve. No nos avergonzamos por nuestros pecados pasados, sino que somos renovados por Su gracia. Yeshúa HaMashíaj nos mostró el camino hacia ese arrepentimiento, enseñándonos que la verdadera transformación viene cuando nos acercamos a Di-s con sinceridad y humildad.


"No temas, Enoc, hombre justo y escriba de justicia: acércate y escucha mi voz. Vete, dile a los Vigilantes del cielo que los has enviado para interceder por ellos: 'No es para vosotros el interceder por el hombre, sino que el hombre interceda por vosotros...'" (Enoc 15:1).


4. Kiddush Hashem: Santificar el Nombre de Dios en Todo lo que Hacemos

Parte de nuestra teshuvá es el Kidush Hashem, la santificación del Nombre de Di-s. Cada acción que tomamos, cada decisión que hacemos, debe reflejar la gloria y santidad de Hashem. En nuestras vidas diarias, esto significa hacer todo con la intención de glorificar a Di-s, ya sea en nuestras interacciones con los demás, en nuestro trabajo o en nuestra adoración.


Tal como los ángeles alrededor del trono en la visión de Enoc, debemos vivir vidas que adoren y santifiquen a Hashem en todo momento. Este es el camino que nos mostró Yeshúa HaMashíaj: vivir con compasión, humildad, y amor por los demás. Él nos enseñó que el servicio a Di-s no es solo cumplir con rituales, sino vivir una vida de santidad y justicia, poniendo a Hashem en el centro de todo lo que hacemos.


5. Renovación y Transformación a Través del Ruaj HaKodesh

Cuando vaciamos nuestras vidas de las distracciones y los ídolos de este mundo, permitimos que el Ruaj HaKodesh (Espíritu de santidad) nos llene y nos guíe. En Elul, se nos invita a hacer espacio en nuestras vidas para que el Espíritu de Di-s nos transforme.


El proceso de teshuvá puede ser doloroso, pero es a través de ese fuego purificador que somos renovados. Yeshúa HaMashíaj nos mostró el camino de la renovación, viviendo una vida de humildad y servicio completo a Hashem. Él nos enseñó que el perdón de Di-s es completo y que Su misericordia es lo que nos eleva, no lo que nos avergüenza.


Conclusión: Aprovecha la Puerta Abierta de Elul

Elul es una oportunidad única. Hashem ha salido al campo, las puertas están abiertas y Su misericordia nos espera. No dejemos pasar esta oportunidad de teshuvá, de reorganizar nuestras vidas, y de poner a Hashem en el centro. El servicio a Di-s es el mayor tesoro que podemos recibir; tomémoslo con gratitud y dedicación.


Así como Enoc fue llevado a ese lugar celestial, nosotros también podemos entrar en ese espacio espiritual donde el fuego purificador de Di-s transforma nuestras vidas sin dolor. En este mes de Elul, que podamos acercarnos a Hashem con corazones sinceros, buscando Su perdón, y que nuestras vidas sean un reflejo constante de Su gloria y santidad. Amén ve'Amén.

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